Palestina, el historiador israelí Pappé y el ‘agente naranja’ Trump

Ilustración sobre la resistencia de Gaza: Pixabay.
En este Domingo de Resurrección, no podemos dejar de acordarnos de Palestina, sometida al genocidio sionista. Un libro imprescindible para entender lo que sucede es ‘Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina’, de Ilan Pappé. Mientras, Donald Trump –el ‘agente naranja’ 2.0– sueña con construir en Gaza un ‘resort’ de lujo administrado por ‘su’ América (será grande, pero también inmoral).
Vivimos una época discapacitada moralmente. Netanyahu, condenado por la Corte Penal Internacional, se reúne con Donald Trump en la Casa Blanca, y ambos sonríen. Mientras, de donde procede uno de los dos tiranos, con el beneplácito del otro, el ejército israelí sigue masacrando, bombardeando a la población civil, a los niños, matando a los periodistas para que no haya testigos del genocidio. Trump dice que Gaza es un lugar fantástico, con enormes posibilidades para sus bolsillos, pero que nadie quiere vivir allí, que por eso Estados Unidos debe tomar el control. El sueño del hombre naranja, uno de tantos, es construir allí un resort.
La verdad es que los palestinos son terribles, los bombardean y asesinan, no tienen hospitales, ni refugios, no llega la ayuda humanitaria, y, aun así, insisten en quedarse en Gaza. Hay que joderse, la verdad, qué desfachatez. ¿Por qué no se van a otra parte?
Netanyahu está dispuesto a dejarlos marchar, adonde sea, incluso a no dispararles por la espalda.
No sé si será verdad, me cuesta creerlo incluso con todo lo que está pasando, pero parece ser que en Israel hay empresas que llevan a turistas a las zonas fronterizas para que vean en directo la masacre. Ya todo es posible. ¿Sabrá Netanyahu quién es Cynthia Ozick, habrá leído El chal? Hay pocos relatos de ficción tan turbadores como este, de la escritora norteamericana, sobre la vida en los campos de concentración durante el Holocausto. El genocidio palestino está en marcha, asistimos a su desarrollo con pasividad, cuando no indiferencia. Para detenerlo, debería bastarnos contar con un resto de humanidad.
Pero también es necesario conocer el contexto. Ilan Pappé lo desentraña en Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina, publicado por Capitán Swing. El historiador israelí, nacido en Haifa, Israel, en 1954, profesor en la Universidad de Exeter (Reino Unido), ahonda en los antecedentes de esta guerra, que no empezó en 2023, ni siquiera en 1967, cuando Israel ocupó Cisjordania, ni en 1948, cuando se declaró el Estado de Israel. Empezó, asegura Pappé, en 1882, cuando los primeros colonos sionistas llegaron a lo que entonces era la Palestina otomana. Como solución, porque la hay, defiende la creación de un único Estado compartido por israelíes y palestinos.
Quizás, detrás de nuestra discapacidad moral está la desmesura, la hybris, que decían los griegos. Antonio Hernández, escritor y médico, que trabaja sus textos en uno de los cursos que coordino en el Taller de Clara Obligado, ha escrito un precioso relato titulado, precisamente, Hybris / Selinunte, que se incluirá en la antología que publicaremos a finales de mayo. “Todo comenzó con el fuego. Contemplad el poder que nos otorga esta hoguera. He escuchado mil historias, pero mi favorita es la de aquel titán llamado Prometeo que lo robó a los dioses y nos lo entregó a los hombres y fue castigado a un suplicio eterno”, explica un anciano, sabio, a los más jóvenes, sobre la desaparición de una ciudad, Selinunte.
La gran Mary Shelley, hija de Mary Wollstonecraft (una de las madres del feminismo) y de William Godwin (filósofo político, uno de los pensadores más importantes del anarquismo), nos legó Frankenstein o el moderno Prometeo, escrito cuando aún era casi una adolescente. Una historia visionaria que muestra la magia de las narraciones, capaces de adentrarse en zonas donde es incapaz de hacerlo un ensayo. ¿Cómo se le ocurrió? Se ha escrito mucho al respecto, pero recuerdo con gran entusiasmo la preciosa película de Gonzalo Suárez Remando al viento, donde se recrea el momento. Ahí se dio a conocer también, al menos para mí, el actor Hugh Grant. Dio vida a Byron, en uno de los mejores papeles del actor británico. Supo captar muy bien la desmesura, ya que hablamos de ella, del autor de Don Juan.
Por cierto, no dejen de leer la biografía que la irlandesa Edna O’Brien escribió sobre el gran poeta del Romanticismo, Byron in Love (Cabaret Voltaire). “En él todo era paradójico: era introvertido y extrovertido, guapo y deforme, serio y gracioso, derrochador y mezquino, y poseía una inteligencia deslumbrante enjaulada en la magia y la malicia de un niño”, escribe O’Brien, autora de otra biografía (de la que hablaremos en su momento en esta Área de Descanso) sobre otro autor “desmesurado” (el entrecomillado es mío), James Joyce, publicado también en Cabaret Voltaire.
Se me ocurre que, tal vez, la respuesta al creciente militarismo no sea más ejército ni más armas, que no nos van a salvar de las supuestas amenazas, sino otra manera de hacer política. Que tal vez no necesitamos Mercosur, ni exportar aceite a Estados Unidos, porque los principales beneficiarios de este modelo loco de comercio son las grandes empresas de la agroindustria y los perjudicados son los pequeños agricultores, los consumidores y la vida en el planeta. ¿De verdad tenemos que comprar legumbres de México? En La Bañeza han creado una alianza para reivindicar no solo el consumo de estos alimentos imprescindibles para nuestra dieta, sino que se adquieran de pequeños agricultores que garanticen la procedencia local. Tan cerca, tan lejos, que diría Cédric Klapisch.
No hay comentarios