Paloma Bravo: «El sexo está cada vez en más conversaciones y en menos camas»
TEXT-10 / PALOMA BRAVO
Texto: RAFA RUIZ / Foto: MANUEL CUÉLLAR
La autora de La novia de papá, un gran éxito de ventas que ahora se está cocinando en formatos de teatro, película y teleserie, mira con unos ojos enormes que se le comen la cara, y emite una extraña mezcla de fragilidad y decisión, de tener las cosas muy claras y saber a lo que va. A lo que viene la escritora, periodista y experta en marketing Paloma Bravo es a hablar de su nueva novela, La piel de Mica, publicada recientemente por Plaza & Janés, un libro ambientado en empresas periodísticas que da un repaso -en muchos sentidos- hacia lo mal que trabajan y lo mal que follan muchos jefes en este país. En la solapa de la novela, una frase que nos gusta: «Paloma Bravo cree que la poesía, el humor y el compromiso son formas esenciales de resistencia». Con ella echamos a andar un nuevo formato de El Asombrario, en búsqueda permanente de que la gente lea, nos lea. Es el Text-10: diez preguntas, pero no impertinentes ni resabidillas, ni graciosillas ni para demostrar lo ingenioso que es el periodista, sino diez preguntas para descubrir libros en los que nos detenemos. Diez preguntas a partir de pedazos de esos libros. Leemos a los autores diez trozos que nos han llamado la atención y les pedimos que nos los comenten.
Nos citamos con Paloma Bravo en pleno Malasaña, el barrio de Madrid que vuelve a estar de moda. Para empezar, nos resume cómo ve ella su nueva novela: «Sin grandes aspavientos, es una llamada a responsabilizarnos de nuestras vidas: no nos quejemos, hagamos…».
1. «Esto no va de feminismo y de denuncia, va de que últimamente sobreviven los corchos, los que no sienten ni padecen, los que flotan, satisfechos, vagos, orondos; va de que así estamos y de que aquí, así, no podemos quedarnos». ¿Es eso lo que pasa en nuestro país, que hay mucho corcho y mucho orondo? SIn duda, yo creo que el problema principal que tenemos es la falta de reacción de los que nos gobiernan. Los que nos gobiernan en las empresas y en las instituciones están relajados, fumándose un puro, metafóricamente y literalmente, sin tomar decisiones ni pedir ayuda. Seguramente no saben cómo salir de esta, pero tampoco preguntan a quienes pueden saber. Los corchos son los que flotan porque no hacen nada, ni se mueven. El que se mueve es el que se equivoca. El que no hace nada, jamás se equivocará. Pero tampoco acierta jamás.
2. «Poco se podía hacer en aquellos servicios informativos que presagiaban ya la era del ‘infotainment’: Da igual que sea importante, lo que tiene que ser es entretenido». ¿Crees que estamos cayendo de bruces en esa frivolización? Infotainment es un género televisivo que mezcla información y entretenimiento, y yo creo que sí, que estamos en una época en que se frivoliza bastante todo lo que es información. Se ha democratizado tanto, se ha abierto a todo el mundo, todo el mundo opina en las redes sociales… Eso tiene una parte que me parece bien; pero, por otra parte, debemos ser conscientes de que eso genera ruido, pero no porque antes solo hablaran los periodistas y ahora también los ciudadanos, sino porque hay mucho inmediatez, poco análisis, mucha respuesta rápida y sin pensar. Es el mundo de los tertulianos, que lo mismo te hablan de Siria que de Bárcenas, y siempre tienen una opinión formada y cerrada, muy contundente, muy tajante, para crear grandes titulares. O columnistas especializados en generar escándalo, como Sostres. Y vamos abandonando la información sólida, contrastada y relevante. Pero yo creo que hay un punto de saturación, y la gente comienza a reaccionar y filtrar mejor. Cuando hay tantísimo ruido, necesitas encontrar tus referentes. Todos estamos conectados, los buenos, los malos y los regulares, y hay que tener un criterio para saber a qué gente seguir. El filtro, el criterio, es fundamental.
3. «Desde que estás en Twitter, Mica, tus frases son breves, crípticas e incluso absurdas. Hablas como una poeta revolucionaria, como una pancarta». ¿Están cambiando las tecnologías la manera de pensar y de escribir? Esto de tener un estímulo cada dos segundos nos está cambiando, sin duda. No está haciendo más impacientes. Nos está cambiando la capacidad de atención, nos la está atomizando. Mi libro tiene capítulos cortos y frases cortas, porque yo sé que mis lectores, cada cinco minutos o diez, van a sentir la necesidad de mirar el móvil o el ordenador para ver si les ha llegado un mail, un mensaje, un whatsapp; son periodos de concentración mucho mas cortos, con sus ventajas y sus inconvenientes. Pero yo creo que es necesario dedicarle dos horas seguidas a una persona a la que quieres o a un libro que te guste.
4. «Queremos que nos traigan aire fresco. Nos encanta que vengas de mundos más pequeños, más interneteros, más alternativos». ¿Cómo ves la influencia de las nuevas tecnologías en las grandes empresas? Sobre todo, les ha pillado desprevenidas. Como en el Gobierno y en los grandes partidos políticos, llevan muchos años mandando los mismos, están acostumbrados a decir eso de que «esto siempre lo hemos hecho así», y cualquier disrupción les descoloca, y la tecnología es una gran disrupción, porque además está cambiando continuamente.
5. «Políticos, banqueros y grandes empresarios. No lo vieron venir, no lo supieron frenar, no lo saben solucionar. Y no les tensa los límites, simplemente los enloquece: como en un manual de psicología, primero lo niegan todo; luego, cuando ya no hay manera de esconderlo, culpan a otros: la impresentable herencia recibida, el equipo de ineptos con el que cuento, los irresponsables que han vivido por encima de sus posibilidades…». ¿Podemos entrever alguna salida, Paloma, a este bloqueo lleno de corchos flotando? Hay dos vías. Una, que no parece factible, y no entiendo por qué: que los que mandan pidan ayuda; el artículo de Paul Krugman diciendo que la austeridad no es la salida ya lo hemos leído 800 veces; ahora me gustaría saber a quién está llamando Rajoy para saber cómo generar empleo y construir. Pero parece que los corchos incluyen en su no hacer el no pedir ayuda. Para mí la primera señal de inteligencia es reconocer que no puedes saberlo todo. La otra vía, en la que tengo más esperanza, y que la demostró el 15-M, más allá de la acampada: que podemos protestar, que juntos tenemos la capacidad de hacernos oír y de decir: por aquí no paso, por ejemplo con Wert. Hay un movimiento de ciudadanos que realmente se están dando cuenta de que son el cuarto poder. Y yo confío en que eso vaya teniendo resultados. Pero eso exige que los ciudadanos nos responsabilicemos, porque estábamos acostumbrados a ser muy pasivos, a darlo todo por hecho.
6. «Cuando en una empresa de contenidos e información, creativa y vital por definición, lo que notas es cada vez menos talento, valor, estrategia, ganas; cada vez más miedo, sometimiento, resignación, corbatas y poltronas… No sé. No puedo acabar la frase, pero el final no es feliz: es doloroso». ¿Esto es ficción que afecta a Mica o es realidad que ve Paloma? El periodista no ha tenido nunca más herramientas a mano para ejercer su trabajo, pero lo que pasa es que eso las empresas no lo están sabiendo gestionar, porque en la cúpula están los que no salen a la calle, y hay que salir a la calle, saber lo que pasa, lo que es Twitter, lo que es el 15-M; has de tener la curiosidad abierta.
7. «Porque los malos y los pesados tienen ahora a su alcance millones de herramientas de tortura. El móvil, Twitter, Facebook y, sobre todo, el whatsapp». Esta es la otra versión de las redes sociales, ¿no?, la cara B, más amarga. Sí, hay muchísimo ruido, y mucho ruido muy inútil. Si tú quieres quedar, no me envíes veinte mensajes por whatsapp, llámame y lo vemos. Si me quieres, dímelo y quedamos. Además, el mundo de las redes y de whatsapp ha dado una herramienta a los egocéntricos para usar el yo continuamente. Yo, mí, me, conmigo… No saben conjugar más allá. Y a veces no nos apetece escuchar tanto yo invasivo. Hay que conseguir silenciar a la gente que no te aporta y que lo único que hace es robarte tiempo. Tras la sobredosis, yo creo que estamos aprendiendo a gestionarlo.
8. «Para ser mujer no hace falta ser madre y, desde luego, para ser madre no hace falta dejar de ser mujer. Además, a mí me saca de quicio la maternidad redentora, la verdad». Lo dice Mica, ¿y lo dice Paloma? A diferencia de Mica, yo tengo una hija, a la que adoro, pero a mí siempre me ha parecido muy peligroso ese discurso que nos venden de que las mujeres, a partir de los 30, nos tenemos que plantear la maternidad; o frases como la de Carme Chacón, que al salir del hospital dijo: ser madre es lo mejor que me ha pasado y lo más maravilloso del mundo. Esas frases corresponden a gente como la Pantoja, a gente que vende la imagen de «mujer-mujer», como decía Aznar. Pero yo creo que ser madre no es ni la redención, que no ves de repente ninguna luz, ni es imprescindible para ser mujer. Como madre y como persona, creo que es básico seguir siendo libre; además de tener una hija, me parece esencial estar llena de otros muchos estímulos.
9. «Yo lo que creía es lo mismo de ahora: follar es como trabajar, que si lo haces bien y con ganas, te devuelve mucha autoestima. ¿Qué quieres que te diga a eso? Bueno, esto lo dice Mica, quiero saber si también lo piensa Paloma. Totalmente. Trabajar, cuando lo haces bien y tienes resultados, es algo muy constructivo, te devuelve autoestima. Y follar lo mismo. Sentir que te das y te dan, que disfrutas y eres libre con tu cuerpo, te devuelve mucha autoestima.
10. «Andrés sólo se había acostado con su mujer y casi no sabía hacer el amor: tocar, insinuar, acariciar, empezar, jugar, reír, masturbar, escuchar, lamer, hacer, dejarse hacer, atar, probar, pasarse, llegar, experimentar, esperar, oler, disfrutar, volver, anticipar, recordar… Andrés sabía desear, meterla y eyacular. Y ya. Teníamos mucho que practicar». ¿Esta impaciencia, esta rapidez en la que vivimos, nos está cambiando también la manera de relacionarnos íntimamente, convirtiendo la sexualidad en pura genitalidad? Nos estamos volviendo muy gilipollas y muy esclavos de los mensajes, y lo que hay que hacer es sentarse frente a frente y ver si te apetece o no te apetece follar, y algo más. El sexo está cada vez en más conversaciones y en menos camas. Y en esto se aprende, como en todo, practicando. El sexo y el amor se hacen. Sobre todo. No se hablan. Se hacen.
Comentarios
Por r, el 04 julio 2013
“El sexo está cada vez en más conversaciones y en menos camas”… así lo quieren las mujeres, ahora es cuando más liberadas están.
Por Virginia, el 09 julio 2013
R ¿Te importaría explicar con argumentos tu comentario? porque no entiendo a qué refieres.