Picasso y Matisse ceden su espacio del MoMA para protestar contra Trump
Donald Trump creía que podía gobernar EE UU como si fuera una de sus empresas, por ordeno y mando, y punto. Se equivoca. A los vetos de jueves y tribunales y a las masivas protestas ciudadanas en la calle, se ha unido la reacción cultural. Muy simbólicamente, el prestigioso MoMA ha decidido dar una bofetada a la política anti-inmigrantes del presidente cambiando cuadros de una de sus galerías. Obras de Matisse o Picasso se han retirado para dejar paso a obras de artistas de Irán, Irak, Sudán…, de los países que Trump ha puesto en la lista negra aduciendo razones de seguridad y vulnerando todas las garantías y libertades que han hecho de EE UU un gran país.
La cultura es uno de los elementos que humaniza al ser humano. Sin ella, no lo conoceríamos tal y como es hoy en día, ya que encierra en sí la capacidad de crear con significado y transmitir así las experiencias adquiridas a través del tiempo y de las generaciones. Dentro de la cultura, quizá la faceta más primigenia sea el arte. Una prueba fundamental de ello es que los hombres prehistóricos ya hacían uso de él como forma de expresión. Y es que, como sentenció el escritor Julio Cortázar, “la cultura es el ejercicio profundo de la identidad”. Quizá sea por ello que cuando se dan abusos por parte del poder, sean los propios colectivos culturales los primeros en alzar la voz.
El pasado 27 de enero, el presidente de EE UU Donald J. Trump decretó el cierre de las fronteras durante tres meses para los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana: Siria, Sudán, Libia, Irak, Yemen, Somalia e Irán. Sólo por pertenecer a países de mayoría musulmana. Como si sólo esa pertenencia ya acarreara señas de terrorismo. Curioso el hecho de que los países que se encuentran en la lista son aquéllos donde el magnate no tiene intereses, dejando fuera a Egipto o Arabia Saudí, como apuntó el Institute for Policy Studies de Washington.
La respuesta no se hizo esperar. No pasó ni una semana cuando una de las galerías del MoMA, considerado el museo de arte contemporáneo más importante del mundo, amaneció modificada; ahora los protagonistas de sus paredes son artistas de países vetados a entrar en EE UU. Así, el histórico museo, representante de un importante espectro dentro de la cultura estadounidense, se posiciona en contra de una de las medidas más polémicas de la polémica política migratoria de Trump. Las obras de Picasso, Matisse, Picabia o Boccioni que colgaban en las paredes de la quinta planta dejaron paso a las de los artistas iraníes Tala Madani, Parviz Tanavoli, Shirana Shahbazi o Marcos Griogorian; del sudanés Ibrahim el-Salahi; o la arquitecta iraquí Zaha Hadid, las cuales permanecerán varios meses, según anuncio del propio museo. Con la nueva ley, todos estos artistas no podrán visitar su propia exposición, ni compartir sus obras ni sus ideas. Esta decisión también supone la ruptura narrativa tradicional del museo sobre el modernismo occidental de 1945, tal como apuntó el New York Times.
En la galería de Matisse, donde se encontraban obras maestras como La danza o La lección de piano, ahora se halla la obra del artista iraní Charles Hossein Zenderoudi, ya que ambos fueron influenciados por la arquitectura y caligrafía islámica a la hora de llevar a cabo sus obras. En el caso de Picasso, El jugador de cartas ha dejado paso a La mezquita, un pequeño óleo del artista sudanés Ibrahim el-Salahi, puesto que el arte africano dejó poso en el pintor español durante su período precubista. Estos cambios no han sido aleatorios, dado que “si no hubiera oportunidad de viajar o comunicación entre culturas y razas, no tendríamos estas cosas”, ha apuntado Jodi Hauptman, uno de los comisarios de arte del museo, en The art newspaper.
Además, junto a cada obra, aparece un texto que reza así: “Este trabajo está realizado por un artista de una nación a cuyos ciudadanos se les está negando la entrada en los Estados Unidos, de acuerdo con la orden ejecutiva presidencial, emitida el 27 de enero de 2017. Ésta es una de las obras de arte de la colección del museo, instaladas en las galerías del quinto piso para afirmar los ideales de bienvenida y libertad tan importantes para este museo como para los EE UU”.
El MoMA, que fue fundado en 1929 con el fin de “ayudar a la gente a entender, utilizar y disfrutar de las artes visuales de nuestro tiempo”, alza la voz 88 años después para protestar contra los absurdos de nuestro tiempo.
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