Picasso y Chanel, más cómplices que nunca en su cita en el Thyssen
Pablo Picasso y Gabrielle Chanel han acudido a una cita para dos que seguramente tendrá muchos testigos. No es un encuentro secreto ni mucho menos ‘a ciegas’. Los dos grandes genios creadores del siglo XX se conocieron en 1917, siendo ya dos celebridades que iban a trabajar juntos en sendos proyectos dirigidos por Jean Cocteau, ‘Antígona’ (1922), y el ballet de Serguéi Diághilev ‘El Tren Azul’ (1924). Ahora vuelven a unirse en la muestra ‘Picasso / Chanel’, que estrena hoy el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y estará abierta hasta el 15 de enero.
Los genios congeniaron, la presencia de uno animaba llamativamente al otro y comenzaron a frecuentarse. Las coincidencias fueron más allá de lo profesional. Picasso acudía a las cenas chez Chanel, donde juntos y en compañía de otros disfrutaban de aquellas noches locas de cabaré. Olga Khokhlova, la primera mujer del gran cubista, se casó con él en julio de 1918 vistiendo un traje diseñado por Coco Chanel, a la que idolotraba por su originalidad, sus exploraciones de la línea recta y esas composiciones mediante planos tan propias de Pablo Picasso. Los expertos no dudan del intercambio de influencias. El cubismo está en la geometría de los diseños de Chanel, en la discreción de los colores de su ropa, en los collages de las texturas… “El genio de Chanel radica”, según el escritor Maurice Sasch, “en que inventa lo barato-costoso, la miseria rica, la pobreza encantadora”.
¿Acaso Picasso no fue un bohemio de alta gama?
Cuando se unieron para armar Antígona en la versión de Cocteau, y luego en el citado ballet, El Tren Azul, nueva producción de Diághilev, nadie dudó de que aquella pareja podía ser de todo menos extraña. ¿Algún romance? Puede que sí o puede que no. Esta no es una revista que malgaste su tiempo en cotilleos, aunque ya nos hubiera gustado contar con un corresponsal en los ajetreados veranos de Deauville para certificar hasta dónde se admiraron, hasta dónde se amaron, un genio dominado por su indomable afan de conquistar –¿misoginia? ¿masculinidad tóxica?– y una soltera vocacional bastante compromisofóbica. Lo que pasó en el París de los años 20 se queda en el París de los años 20.
Estamos de cumpleaños. El Thyssen-Bornemisza llega a la treintena, “una edad para presumir de que se tienen muchos años”, citaba ayer la consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera de la Cruz. Carlos Alberdi recordó después que pronto llega 2023, año en que se celebrará por todo lo alto el 50 aniversario de la muerte de Pablo Picasso (1881-1973). “Para Pablo Picasso no había arte antiguo ni contemporáneo, solo material en bruto sobre el que trabajar. Aunque llegue el Apocalipsis, seguiremos estando en el principio y nos tocará seguir construyendo tal y como hicieron Picasso y Chanel”, explicaba Alberdi, director del Comisionado para la Conmemoración del 50º aniversario de la muerte de Pablo Picasso, designado tras la desaparición de José Guirao, ex ministro y gestor cultural, recientemente fallecido y muy evocado ayer por todos los que participaron en la presentación de la muestra Picasso / Chanel.
Héléne Fulgence, de Patrimoine de Chanel, luciendo una de las clásicas chaquetas de Chanel confeccionada en tweed, recordó “el afán liberador de Chanel hacia las mujeres, a las que cortó el cabello, acortó las faldas y rescató de la presión de los corsés”.
“Esta exposición es uno de los casi medio centenar de acontecimientos que celebrarán el aniversario de la muerte de Picasso”, añadió la directora del Museo Picasso de París, Cécile Debray.
Intervino también Bernard Ruiz Picasso, nieto del artista y, finalmente, Paula Luengo, tenaz comisaria de la exposición, que durante cuatro años, siempre junto a Guillermo Solana, director artístico del museo, ha rastreado, solicitado y conseguido las obras que deseaba reunir para esta exposición, que merece una visita generosa para disfrutar de las 67 obras de Picasso y los 52 diseños originales de Chanel, expuestos con la necesaria media luz que proteja tan primorosos tejidos.
Vestidos, óleos, dibujos, fotografías y otras piezas que han viajado desde París, Londres, Estados Unidos… Según Luengo, “ha costado más gestionar los préstamos de Chanel que de Picasso, aunque, entre todas las obras, sin duda la más difícil de traer hasta Madrid ha sido la Vasija Griega, única representación de Antígona procedente del Museo Británico; una locura hecha realidad por el empeño de la comisaria, que tardó dos semanas en redactar la carta correspondiente donde quedaban muy claros los motivos para el viaje de la citada vasija.
¿Tenía Chanel alguna obra de Picasso?, preguntan en la sala. “No hay constancia”, responde Paula Luengo. “Sí sabemos que el pintor regalaba libros de arte a la diseñadora”.
Una exposición en cuatro apartados. El cubismo y el estilo Chanel demuestra la influencia de este movimiento en las creaciones de Chanel ya desde sus primeros y originales diseños. Olga Picasso, capítulo segundo, con los bellísimos retratos que Picasso realizó a la bailarina rusa Olga Khokhlova, que charlan con deliciosos vestidos del periodo inicial de la diseñadora. Piezas bellas e importantes por la escasez de ejemplos que hoy se conservan. Antígona, moderna adaptación de la obra de Sófocles con máscaras y decorados de Picasso y vestuario de Chanel, unidos por la Grecia Clásica como musa. Y, por último, Le Train Bleu, el ballet producido por Diághilev en 1924, con libreto de Cocteau, honrando el deporte y la moda de baño. Modelos deportivos lucidos por la propia Gabrielle Coco y su clientele, con los que cualquiera de nostros/as bajaríamos a la playa el próximo verano.
Entre los asistentes a esta presentación se ven algunos logotipos dorados que entrelazan la C con la CH de la prestigiosa firma, igual que se siente alguna ráfaga del celebre “bouquet floral aldehído que representa un perfume de mujer con olor a mujer», como se describe el eterno Número 5 de la célebre Maison. El primer perfume abstracto de la historia llamado simplemente con la numeración que le asignó el laboratorio. Sencillez y complejidad. Cubismo.
Tres meses intensos de convocatorias
La exposición Picasso/Chanel estará abierta hasta el 14 de enero. Está comisariada por Paula Luengo, conservadora y responsable del Área de Exposiciones del museo, y cuenta con el apoyo de la Comunidad de Madrid y de Chanel, así como de Telefónica/ACE, patrocinadores de la Celebración Picasso 1973/2023. Destaca también la colaboración de Almine y Bernard Ruiz-Picasso, Patrimoine de Chanel y el Musée National Picasso de París.
En paralelo a la muestra, el Thyssen organiza un ciclo de conferencias, los días 16, 23 y 30 de noviembre, dedicado a la figura de Gabrielle Chanel y su relación con Pablo Picasso, en las que participarán la comisaria de la exposición, además de Hélène Fulgence y Marika Genty, directora y delegada, respectivamente, de Patrimoine de Chanel, París.
Además, del 6 de noviembre al 11 de diciembre, se celebrará un ciclo de cine con una selección de películas que profundizará en las figuras de ambos artistas; entre ellas, Esta noche o nunca (Mervyn LeRoy, 1931) y La regla del juego (Jean Renoir, 1939), con vestuario de Chanel. El ciclo comprende, además, dos cortometrajes realizados por Karl Lagerfeld sobre Coco Chanel, así como una proyección especial de Picasso and Dance: Le Train Bleu/Le Tricorne, que incluye la representación del ballet al que está dedicado el último capítulo de la exposición.
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