‘Piel con piel’, teatro frente la prostitución y la violencia de género

Un momento del festival Piel con piel.

Un momento del festival Piel con piel.

Un momento del festival Piel con piel.

Un momento del proyecto ‘Piel con piel’.

Piel con Piel’ utiliza el teatro para acercar a la sociedad el tema de la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Un trabajo que la compañía Calatea desarrolla junto a diez institutos de la Comunidad de Madrid, y que queda encuadrado dentro del festival ‘Ellas Crean’  , que se está convirtiendo en un gran altavoz para denunciar las desigualdades de género.

La semana pasada pasaron por las tablas del Conde Duque unos cien artistas: chicas y chicos de entre 14 y 16 años. Participantes de unos talleres de teatro en los que la acción artística es el resultado y el generador de un espacio para pensar juntos. Tarea que se ha notado en los coloquios posteriores a las obras. En este espacio se han planteado cuestiones como quién pone los límites a la prostitución; hubo varias respuestas y una arrancó los aplausos. La decía uno de los actores: “La prostitución no tienen límites”, aludiendo a la falta de escrúpulos de los proxenetas.

“Sin clientes no hay trata” o “se debería detener al proxeneta, no a ellas” fueron algunas de las afirmaciones que se escucharon y que levantaron los aplausos de los presentes.

A debate también entraron cuestiones como si se debería legalizar, o no, la prostitución. Aquí diversidad de respuestas: “Legalizarla es una forma de controlarla”. Otros contestaban: “Legalizarla no serviría de nada”. “Abolir la prostitución para que las mujeres no sean cosificadas”. Y finalmente sonó una frase que arrancó una gran ovación: “Nadie debería ser tan pobre como para tener que vender su cuerpo ni tan rico como para comprar un cuerpo”.

Además del drama de la trata, en las obras se han expuesto males de la sociedad patriarcal, como el acoso verbal machista o las distintas formas de referirse al porno y a la masturbación según el sexo al que se pertenece. En el coloquio, una de las participantes reconocía: “Hay cosas que están en la vida cotidiana y no me había dado cuenta hasta ahora de que son micromachismos”.

Presente en el escenario también la violencia de género, casos reales en forma de noticia recordaron a víctimas mortales de agresiones machistas.

En las obras aparecen juegos de adolescentes como El semáforo o el Yo nunca, nunca. Buscan remover conciencias y que nos preguntemos qué papel desempeñamos cada uno de nosotros a la hora de atajar la prostitución. A través del juego del Yo nunca, nunca se denuncia “la doble moral de quien afirma haber consumido prostitución y no toleran estar sentados a la misma mesa que una prostituta”.

Aquí la crueldad de la trata con fines de explotación sexual se trata a través del teatro, creando personajes sacados de la vida real, llevando a escena situaciones reales para plantear preguntas que deben ser solventadas por toda la sociedad. Otra frase que se escuchó por parte de uno de los alumnos participantes fue: “Es necesario hablar más, que se den charlas sobre la prostitución”.

Tras este proyecto está Calatea, una asociación cultural que trabaja con las artes escénicas para crear pensamiento colectivo. En este caso utilizan las tablas para dar voz a los jóvenes y plasmar la realidad de las lógicas machistas y las consecuencias. Los centros educativos participantes han sido: IES Madrid Sur, IES Lope de Vega, IES Isaac Newton, Colegio Ágora, IES Miguel Catalán, IES Luis Braille, IES María Moliner, IES Rafael Alberti, Colegio Lourdes e IES Ramiro de Maeztu.

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