Pilar Ordóñez, ‘Miss Tupper Sex’ o el sexo con humor
Piensa que el humor es el mejor lubricante, así que hay muchas risas en el monólogo que la actriz Pilar Ordóñez ha estrenado en el Teatro Alfil de Madrid, ‘Miss Tupper Sex’. Es también el título de su libro, un manual de sexo para mujeres abiertas en el que detalla todo tipo de información sobre juguetes eróticos, aparatos y secretos que facilitan un sano conocimiento del cuerpo.
Su visión de género libera muchos tabúes que han limitado la sexualidad femenina, pero también descubre las lagunas que tienen los hombres en el arte del placer. Una ayudita para desbloquear, liberar, relajar, alegrar y favorecer el bienestar físico y mental.
Ojos muy abiertos en las caras del público que acude al Alfil, sobre todo mujeres. ¿Significa que hay ganas de saber más sobre el sexo?
Claro, claro. Las mujeres siempre se han hecho un montón de preguntas, pero nunca se han atrevido a trasladárselas a las personas adecuadas y se han quedado con las dudas. Y de pronto, cuando ven un espectáculo de este tipo, en el que viene alguien y te lo cuenta, se les abren los ojos, los oídos y todo… Muchas me han dicho que han aprendido más en una hora y media que en toda su vida.
¿Qué más te dicen cuando acaba el monólogo y se te acercan?
Pues mira, el día del estreno hubo algo muy especial. Yo en realidad empecé a investigar sobre este tema porque siempre le eché la culpa a mi madre porque nunca me explicó nada, tuve carencias porque no entendía muchas cosas, como le pasa a muchas adolescentes. Siempre pensé que ella tenía que habérmelo contado. El día del estreno estaba mi madre, subió al camerino y me dijo: “Hija mía, lo que he aprendido”. Y, claro, en ese momento me di cuenta: ella nunca me lo había contado porque no lo sabía. La generación de nuestras madres lo ha tenido mucho peor. Son mujeres con necesidad de aprender y saber; si a nosotras nos da vergüenza preguntar, imagínate a ellas en una época en la que la sexualidad estaba destinada únicamente a procrear y dar placer al marido.
¿Cómo reciben los hombres este monólogo?
Tenía mis dudas. Por mi experiencia en los tupper sex en casas con mujeres, ya sé dónde está el chiste, el humor, qué quieren saber, qué les interesa a ellas… Pero con los hombres no lo había vivido y, como el monólogo tiene una mirada feminista, no sabía cómo iban a reaccionar. Al final veo que también disfrutan y me han comentado que han aprendido mucho sobre el mundo de los juguetes y la sexualidad.
La conclusión de todo esto es que sabemos mucho menos de sexo de lo que pensamos…
Sí, es alucinante. En este viaje que he hecho investigando veo que no sabemos nada porque nadie nos lo enseña y aún hoy sigue siendo tabú. Ni en las parrillas de televisión entra un programa sobre sexualidad de forma natural, sólo en horarios de madrugada como un secreto misterioso o prohibido. A mí me flipaba ver que mujeres con tres carreras y varios idiomas estaban igual de pez que yo cuando decidí empezar a saber. Yo no entendía que no tuviéramos control de nuestra sexualidad cuando el mundo se mueve en muchas cosas a través del sexo. Cada día sigo aprendiendo cosas nuevas. Hay que normalizar el sexo, porque las cosas de las que no se habla no existen de forma natural. Y esto vale para todos y todas. Hasta para las mujeres muy católicas: resulta que el clítoris es el único órgano que existe en los seres humanos que sirve única y exclusivamente para dar placer. Entonces, si Dios te lo puso ahí, ¡por algo será! Que el día del juicio final te va a pedir cuentas: “Yo te di las manos para trabajar, ¿las usaste? Yo te di las piernas para caminar, ¿las usaste? Yo te di el clítoris para tener orgasmos, ¿lo usaste?”.
Dentro de esos espacios de ignorancia, ¿qué es lo que más te choca?
En las mujeres, el tema del punto G. Recuerdo el monólogo de Shirley Valentaine, cuando decía que las mujeres de esa época no tenían clítoris y todas andaban preguntándose en secreto dónde estaba. Y ahora esto nos da risa. Pues hoy nos pasa lo mismo con el punto G, todas preguntándose si lo tienen o no. Espero que en la siguiente generación eso esté ya más que asimilado. Y respecto a los hombres: la próstata no existe para ellos. Sólo se enteran cuando hay que revisarse por la edad. En el sector heterosexual no saben para qué sirve (esto los gays lo tienen perfectamente resuelto) porque todo lo que sea introducir algo por su ano es impensable. Cuando descubren que ahí pueden obtener el máximo de placer les da un vuelco. Otro tabú es también la homosexualidad; es que hay que normalizar todo. Por eso empiezo el espectáculo diciendo que aquí se habla de “parejas sexuales”, sean como sean: en soledad con tu juguete, en pareja heterosexual, homosexual, en trío, heteroflexible… Cada persona tiene derecho a relacionarse con quien quiera y como quiera, siempre que la otra parte esté de acuerdo.
¿Y el tabú más sorprendente?
Para mí el principal tabú hoy es el tema de la menstruación. Tú te cortas un dedo y sangras y lo dices a gritos para pedir una tirita. ¡Pero para pedir una compresa o un tampón lo hacemos murmurando como si estuviéramos pasando droga! Hay que normalizarlo. Ésa es mi misión: normalizar toda nuestra naturaleza de mujer.
Haces un repaso por muchos tipos de aparatitos y juguetes. ¿Qué aportan a la relación sexual?
Siempre digo que si acabas de empezar con tu pareja todo es nuevo y hasta los whatsapp sirven de prolegómenos. Pero cuando con el tiempo se pierde la pasión hay que trabajarlo: el sexo requiere tiempo, dedicación, hay que darle magia, cariño para mantenerlo. Hay que buscar espacios, lugares, momentos. Los juguetes eróticos, ungüentos de masaje, brebajes afrodisiacos son ideales.
¿Qué recomiendas, así de entrada?
De entrada, siempre tiene que haber en la mesilla algo que suba el apetito sexual. Sobre todo cuando llevas mucho tiempo con tu pareja, el apetito sexual disminuye. Siempre recomiendo algún té con ginseng o pastillas que para las mujeres son como la viagra masculina. Hay ampollas que se echan con la bebida… Es bueno que las mujeres sepan que existe todo eso. El sexo existe para disfrutarlo y si no hay ganas, se pueden provocar. Y luego la cenita, el vinito, las velitas acompañan. Es importante también tener siempre lubricante: se trata de relajarse y disfrutar. Y algún aparatito vibrador siempre mola, desde estimuladores clitorianos para usar sola o en pareja a otros modelos. También hay un juguete que se puede usar en pareja incluso durante la penetración estimulando a los dos. No se trata de sustituir a tu pareja con el juguete sino de compartir.
Hay aparatos que tienen hasta función terapéutica.
Sí, todo lo que vibra relaja (Risas). Porque todo lo que esté agarrotado, con la vibración se relaja. Hablo, por ejemplo, del tema de la episiotomía, el corte vaginal que se hace cuando una mujer da a luz y puede provocar que las penetraciones vaginales sean muy dolorosas. Se recomienda la estimulación interna con cualquier vibrador para que la vagina recupere la elasticidad. Hablo también en el monólogo de las bolas chinas, importantes para fortalecer el suelo pélvico.
Antes del monólogo, escribiste un libro. ¿Qué te impulsó a volcar todo ese conocimiento ahí?
Hace seis años hice la obra Pilates, 4 mujeres, 4 causas, con otras tres actrices. Cada una abordaba un tema: violencia de género, conciliación, inmigración femenina y yo la sexualidad. Me di cuenta de que la gente demandaba mucho la temática sexual. Ese extracto de la obra, hecho con humor, permitía que la gente se relajara y aprendiera. A partir de ahí empecé a hacer los tupper sex, aprendí mucho de la convivencia con otras mujeres y decidí volcar todo eso en un libro al comprobar que había esa demanda. El libro tiene testimonios reales de hombres y mujeres.
¿Hay un despertar en la sexualidad femenina?
Sí, lo percibo. Yo misma desperté cuando me empecé a dar cuenta de todo lo que no sabía y decidí aprender. Estamos en un momento importante de empoderamiento de las mujeres, y parte de ese power tiene que ver con su propia sexualidad. Si conoces mejor tu cuerpo, eres capaz de ser tú misma porque decides sobre tu sexualidad. Por eso ahora la reforma de la ley del aborto nos supone un atraso. Intentan que las mujeres volvamos a ser menores de edad. Nosotras tenemos que decidir sobre nuestro cuerpo porque es nuestro, pero para eso tenemos que tener información. Ahí es donde yo veo una segunda revolución femenina.
¿Y cómo reciben esto los hombres?
Yo creo que hay también una revolución masculina porque hay hombres que no se sienten identificados con el modelo tradicional masculino machista que les han vendido hasta ahora. Hay muchos que han decidido revisarse como hombres, que detectan sus micromachismos, que quieren ser de otra forma y convivir de manera igualitaria con las mujeres.
Además de los juguetes, ¿son también buenas herramientas el humor y la imaginación en esto del sexo?
Son imprescindibles. No sólo en el sexo, sino en la vida en general. Si tú afrontas la vida con sentido del humor, todo te va a venir mejor. Si tienes un gatillazo y te ríes, pues no pasa nada. Pero si les das importancia, se tensa todo y volverá a pasar. La imaginación es imprescindible, nos permite ser creativos.
Quizá si en las consultas médicas se recetara más sexo, se curarían muchas dolencias…
(Risas) Los efectos secundarios serían muy buenos. Cuando el sexo no se vive de forma sana, todo se hace de forma sucia, perversa, fea. Si los políticos follaran más, el país iría mucho mejor, sin duda.
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