Tú puedes darle toda una lección de arte al Thyssen
Cuestionar, reformular y transformar son los objetivos que marca ‘Lección de arte’. Se trata de un nuevo proyecto-exposición ideado y desarrollado por el área de Educación del Museo Thyssen-Bornemisza para reflexionar sobre la pedagogía artística. Desde ya hasta finales de enero.
En la presentación, el director artístico del museo, Guillermo Solana, explicaba que la exposición busca cuestionar el conocimiento y plantear una pregunta con doble sentido: “¿Quién da la lección y a quién?”.
Aquí nos reencontramos con elementos de la vida de los estudiantes antes de la era digital: flexos, tiza y encerado. También con sensaciones horrorosas que sentíamos cuando nos tocaba copiar, aquel ejercicio marcado desde la institución en la que nos obligaban a plagiar.
La exposición comienza con la sección subtitulada Cuestionar. El arranque es la obra de Antoni Muntadas: Tres flexos iluminan tres verbos, que describen el proceso de contemplación de una obra de arte: “Mirar, ver y percibir”.
A partir de ahí entramos de lleno en los recuerdos de la escuela y nos damos de bruces con Sobre este mismo mundo, la obra de Cinthia Marcelle que recrea una pizarra sobre la que se han escrito (y borrado) lecciones que los alumnos han copiado y memorizado; en el suelo, kilos de tizas hechas polvo. Imposible no acordarse de alguna actividad colegial a la que un ser ya maduro sigue sin encontrar el sentido. En esta sala se puede contemplar también la obra de Alicia Martín protagonizada por el libro, elemento que la artista entiende como símbolo de la cultura universal; en la instalación los libros se caen y se mezclan, parece una metáfora del exceso de información.
Lección de arte se percibe con los sentidos. Imposible no sentir y recordar el desagrado de los pesados ejercicios basados en copiar al escuchar la obra de Rineke Dijkstra. En Ruth dibujando a Picasso, podemos ver a una adolescente con gesto aburrido realizando el ejercicio escolar de copiar. Una crítica al método de enseñanza basado en tener que reproducir una obra creada por otro. El sonido juega aquí un papel fundamental, recrea mejor que ningún otro elemento la sensación de desagrado.
El recuerdo de los métodos educativos tradicionales presentes en el aprendizaje sigue en Máquina de re-educación, de Eva Kotátková. Aquí se parte de una imprenta checa para recrear artefactos de aprendizaje que simulan elementos de una sala de tortura.
La exposición continúa sumergiendo al espectador en un aula con pupitres de madera: Escuela Rural años 50, una obra de José Luis de Cos.
A partir de ahí pasamos a Reformular, la parte de la muestra en la que se busca cambiar el rol pasivo del espectador a activo e incluso productor de arte. Comienza con Aligned, obra en la que el espectador tiene que interactuar con el espacio. Se trata de atravesar la instalación que combina audiovisual con textil y puffs donde el espectador se puede sentar para disfrutar de otra forma la obra.
El visitante pasa a formar parte de las obras. Erwin Wurm invita al público a integrarse en tres performances: como simulación de un cuadro en Teoría de la pintura, poniendo la cabeza para formar parte de la instalación Asándote al sol de Epicuro o como escultura en Pieza doble.
Deseo tu deseo, formada por cintas de colores que recogen los anhelos de otras personas, invita también a participar. El espectador puede coger un deseo de los que cuelgan, que otra persona lo ha dejado por escrito; a cambio, ha de depositar un nuevo deseo sirviéndose de los lápices y papeles de la sala.
Y llegamos a la tercera de las secciones: Transformar, que combina obras de los fondos del Thyssen con piezas contemporáneas en forma de intervenciones, como elementos agitadores. Esta parte sugiere nuevos puntos de vista y genera cuestiones sobre obras de arte conocidas.
Veinticinco obras acabadas, dos en proceso de creación y once acciones educativas forman este proyecto que concibe el museo como un ente orgánico y que pretende lograr un Thyssen más activo que nunca. Con continuas llamadas a la participación busca suscitar preguntas en el espectador y crear la idea de un museo “a medida”.
Con Lección de Arte, el Museo Thyssen-Bornemisza cierra el programa de exposiciones y actividades de su 25 aniversario. Un punto y aparte distinto que incorpora en su planteamiento la idea de museo como elemento pedagógico en el que arte, educación y público se cruzan; un lugar para la diversidad, donde junto al arte consagrado hay espacio para habitar con las experiencias e inquietudes del público, que son los que cuestionan, reformulan y transforman.
‘Lección de Arte’. Hasta el 28 de enero de 2018 en el Museo Thyssen-Bornemisza (Paseo del Prado, 8, Madrid). www.museothyssen.org
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