¿Qué pasó con el Ébola? Alfons Rodríguez retrata el estigma y la paranoia
En la última epidemia del Ébola en África murieron más de 11.000 personas. Pero pasó la alerta y los medios de comunicación nos olvidamos de la tragedia. El fotógrafo Alfons Rodríguez ha regresado a Sierra Leona, el país más afectado junto a Liberia, para retratar ‘El Ébola más allá del Ébola’, el enorme impacto de la epidemia en una sociedad con muy pocos recursos, que se queda arrasada y en ‘shock’, porque hasta las costumbres a la hora de enterrar a sus muertos se han visto alteradas. Ahora podemos contemplar 30 de esas impactantes imágenes, con toda su estremecedora intensidad, en la escuela de fotografía EFTI de Madrid.
Ante los grandes dramas del planeta, los periodistas solemos prestar atención al estallido y a los primeros momentos de la crisis. Pero, rápidamente, envueltos por la tiranía de la urgencia y la novedad, vamos solapando unas noticias con otras y a menudo nos olvidamos de lo importante, con el solo argumento de que eso ya lo hemos contado, que ya no es noticia. Es lo que ha sucedido con la epidemia del virus del Ébola 2014-2016 en África. ¿Qué medio de comunicación se acuerda ya de ella y le dedica espacios o tiempos privilegiados?
Por eso Alfons Rodríguez, un fotógrafo documental de auténtico compromiso con las tragedias que asuelan los países más pobres -es un nombre habitual en las colaboraciones con ONGs como Médicos Sin Fronteras, Oxfam y Acción contra el Hambre, además de diversas agencias de Naciones Unidas-, decidió acercarse a Sierra Leona, el país, junto con Liberia, más azotado por la última epidemia del Ébola. Viajó para captar no el punto álgido de la crisis -que ya nos lo contaron todas las cámaras habidas y por haber- sino el «post-Ébola», las consecuencias de la brutal epidemia, que acabó con la vida de más de 11.000 personas, más de 4.000 en Sierra Leona, con el agravante de que esta tierra africana se sitúa entre los 10 países más pobres del mundo, según el Índice de Desarrollo Humano que elabora Naciones Unidas.
«Por mi experiencia con la malaria, el cólera, la lepra, sabía que, aparte de las víctimas, epidemias de este tipo dejan unas secuelas terribles, deja a las sociedades hechas un desastre. Son consecuencias de calado incluso más profundo que las muertes, porque alteran toda la vida, y encima, al no tener ya el foco de atención de los medios, caen en el olvido y tienen un impacto brutal».
Alfons Rodríguez viajó a Sierra Leona justo antes del pasado verano, cuando ya los momentos más terribles del ataque del virus habían pasado, y permaneció tres semanas recorriendo el país con el apoyo de Misiones Salesianas, «que han hecho una gran labor sobre el terreno para aminorar los efectos de la epidemia». «En todo ese tiempo no vi ni un solo periodista. Ni uno. Ni uno». Parece que los medios de comunicación occidentales ya daban por amortizado el drama. El resultado: un trabajo de mucha calidad, que tras publicarse en varios medios de comunicación, ha llegado ahora a la sala de exposiciones de la Escuela de Fotografía y Centro de Imagen EFTI en Madrid, 30 estremecedoras imágenes bajo el esclarecedor título de Ébola más allá del Ébola.
¿Y qué fue lo que más te impactó al recorrer el país, Alfons? «En general, entre las consecuencias de una epidemia así, lo que más te impacta es el estigma que deja en la sociedad. He visto familias enteras, incluidos niños, rechazadas por la comunidad, porque alguien en sus casas sufrió ébola. Los colegios cerraron todo un curso escolar, nueve meses. Pero es que ha habido muchos niños y niñas a los que después tampoco les han vuelto a dejar entrar en las aulas, por miedo a la enfermedad».
«El estigma y la paranoia», continúa contándonos Alfons. «Cuando un enemigo es tan invisible, imprevisible y letal como un virus, se extiende la paranoia entre todos. La gente no se quiere tocar. Es que ni querían coger el dinero por miedo a contagiarse. Imagínate las repercusiones económicas en un país ya de por sí tan pobre. En sociedades como las africanas, el virus introduce un cambio brutal en los usos y las costumbres. Por ejemplo, en los rituales funerarios. En Sierra Leona, como para muchos africanos, lavar a sus muertos, abrazarlos y enterrarlos de manera ceremoniosa es su manera de despedir a sus seres queridos. Y el Gobierno tuvo que prohibirlo, porque durante un tiempo el ébola está mucho más virulento en un cadáver que en una persona viva. Imagínate el shock que supone para una sociedad que se les prohíba despedir a sus muertos como todos sus antepasados lo han hecho siempre, y que el Gobierno les envíe a los enterradores del Ébola, que van vestidos como si fueran astronautas o trabajadores en un ambiente nuclear. Son imágenes apocalípticas, que a todos nos conmueven. Imagínate a esas gentes… Al principio muchos no lo aceptaron, no podían aceptar que se llevaran de esa manera a sus muertos unos especialistas que parecían llegados de otro planeta. Y se produjeron enfrentamientos, episodios de gran violencia».
Todo eso es el ébola después del ébola.
Son traumas, heridas profundas que tardarán tiempo en cicatrizar. Consecuencias, efectos colaterales que nos cuenta la mirada de Alfons. Como el aumento de menores embarazadas que vagabundean por las calles, perdidas en la vida tras morir sus padres y dejarlas sin escuela, o el aumento en la incidencia de otros males instalados con persistencia en esas tierras, como la malaria, el sida y el cólera, al tener que desviar tantos fondos de un sistema sanitario que funcionaba ya en condiciones muy precarias, a pesar de la ayuda internacional… que llegó para el ébola, pero no tanto para el post-ébola.
Y sin embargo, y a pesar, a pesar de todo, hay algo, otra cara mucho más positiva, que Alfons quiere destacar y que siempre acaba dando esperanza: La resiliencia, la enorme capacidad de resistir y sobreponerse, de sacar fuerza y amabilidad, de la gente africana, que uno no sabe de dónde la sacan. «A veces no puedo llegar a atender de dónde sacan fuerzas para seguir sonriendo». Algo que salta a los ojos en la mayoría de esas 30 fotos que hasta el 15 de mayo podemos ver en las salas de EFTI; ese entorno oscuro, dramático, sombrío, de grises y negros, pero también esas notas de colores vivos y optimistas en un pañuelo, una camiseta, una tela tendida al sol, una sonrisa.
«Como siempre que he trabajado en África» -y Alfons repasa que ha realizado medio centenar de viajes a África y ha estado en 23 países de ese continente-, incluyo ese destello de color para levantarse, a pesar de ser un continente tan pisado por los demás. Yo veo a África como a una madre ultrajada, que nos ha dado y nos da tanto; desde los primeros homínidos que de allí salieron hasta las materias primas que siguen abasteciendo a buena parte del planeta. Hay atisbos de luz en algunas ciudades donde ya ha ido tomando forma una clase media, como Nairobi; o países donde gracias al turismo están avanzando, como Kenia y Tanzania… Pero la mayoría sólo sigue acudiendo allí para pisotearla».
«Hay una imagen», se detiene Alfons en su explicación con un pequeño temblor de emoción en la voz, «que quiero comentar por las cantidad de cosas que cuenta. Es ésa en la que se ve a un niño y a un enterrador de esos super-especializados y equipados amortajándole. Era una habitación muy oscura, sin apenas luz para tomar la foto… ¿Pues sabes quién nos estaba iluminando con un farolillo la escena?… La propia madre. Estaba llorando y a la vez ayudándonos». Ayudando a esos fotógrafos que llegaron de no se sabe dónde para captar la imagen de su hijo sin seguramente saber muy bien para qué… Pero allí estaba la madre con el farolillo. Es la imagen que encabeza este artículo.
¿Y después del ébola, qué? ¿En qué andas ahora Alfons?
«Acabo de regresar de Bielorrusia, a la que yo veo como la dictadura perfecta, donde no hay partidos políticos de la oposición, donde existe pena de muerte, donde se condena la homosexualidad, donde el 80% de la economía está en manos del Gobierno, que vive bajo el paraguas de Rusia, pero con la suficiente inteligencia como para a veces soltar el cordel y dar ciertos alivios al pueblo para que no se subleve».
Una vez más, Alfons escudriñando en lo que a simple vista no vemos. Así que, como el ébola después del ébola, pronto comenzaremos a ver reportajes con las imágenes que nos muestren esa dictadura de la que apenas se habla, aunque está situada en plena Europa, junto a Polonia.
‘Ébola más allá del Ébola’, de Alfons Rodríguez. EFTI, Centro Internacional de Fotografía y Cine. Hasta el 15 de mayo.
Comentarios
Por Alex Mene, el 08 mayo 2016
Interesante y necesario proyecto. Muy buenas esas fotografías. Gracias.