¿Quién nos ha robado el mes de abril?
Me encuentro en una caja esta foto de Joaquín Sabina, retrato de alas negras y semblante maduro, y recuerdo lo que ha cantado con insistencia y se nos ha quedado incrustado en la memoria del paso del tiempo, aquello de que nos roban el mes de Abril y con el hurto, la inocencia. “En la posada del fracaso, donde no hay consuelo ni ascensor”…
Nos sucede a todos. Te vuelve a caer encima una primavera mientras aún te quedan jirones de frío, y te roban ese mes de abril sin aviso, apenas sin darte cuenta. Pero sale de este robo nuestro capital. Sale de esta pérdida el poso. Sale de la vida, que ya nos ha agitado lo suficiente y que nos aparta, como en un laboratorio, del líquido suave, a modo de tubo de ensayo en una máquina que centrifuga.
Es la lucha mientras te resistes agarrado al eje de rotación, a la juventud que huele a primavera; pero de la fuerza centrífuga necesaria se precipitará el sedimento que te ayude a comprender, con una mueca de complacencia, todos los otros meses que queden de tu vida. Así lo entiendo yo…, más o menos, en el caso de mirar mis manos y ver que todavía queda en la piel el recuerdo de haber apretado fuerte unas cuerdas.
Las cuerdas de la guitarra se quedaban clavadas en mis dedos de siete años intentado atrapar un arpegio que perdía sonido hacia algún espacio indefinido, recuerdo. Un tiempo que tal vez sopló hacia mi presente con aires de intuición intentando agarrarlo entre esos dedos a veces doloridos, comprendo.
Eran canciones que llamé de otra manera, sospecho:
Escritura, óleo mojado por aceite, pigmentos de colores, poesía, sales de plata, papel manchado, colores, caras atrapadas en una caja oscura, alas negras, cuerpos al revés, sonrisas, besos, lágrimas, páginas de un libro; pero sobre todo fotos… Todo lo que me dio por guardar en una caja donde también guardé el corazón.
Esa caja que recuerdo debajo de mi cama quería, sin querer, que fuera el mojo, el amuleto, que trabajara en mí, y también en ti, ¡qué narices!
(I´ve got my mojo working, but it just won´t work on you, algo así decía Muddy Waters); pero no siempre funcionaba, o casi nunca, porque la mayoría de las veces me sucedía como a Camarón, que pegaba el tiro al aire y se caía después en la arena, irremediablemente.
Así que al ver esta foto de alas negras y semblante maduro recuerdo lo que explicaba Sabina, aquello de que nos roban el mes de Abril y con el hurto, la inocencia.
La clave es dejarse llevar por una guitarra para que después de dejar un sol al aire muevas el dedo por el mástil buscando el Fa, que es justo la nota que da música a las palabras, en este caso, “no hay” y “ vida”. Si no, no sirve, no salen las canciones.
SOL
En la posada del fracaso
FA
Donde no hay consuelo ni ascensor
DO
El desamparo y la humedad
SOL
comparten colchón
MI
Y cuando por la calle pasa
FA DO
la vida como un huracán*
(Fragmento de ‘Quién me ha robado el mes de Abril’, compuesta por Joaquín Sabina, 1988).
*Un huracán de una descomunal fuerza centrífuga. Siguiendo el camino de la centrípeta te agarras al eje.
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