R3SACÓN
LA PROYECCIONISTA
Título original: “The Hangover part III”
Año: 2013
Duración: 100 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Todd Phillips
Guion: Todd Phillips, Craig Mazin
Reparto: Bradley Cooper, Zach Galifianakis, Ed Helms, Ken Jeong, John Goodman.
Producción: Legendary Pictures, Green Hat, Warner Bros.
Sinopsis: Marshall, un mafioso de Las Vegas, encarga a los tres amigos la búsqueda de cincuenta kilos de oro bajo la amenaza de liquidar a su colega Doug.
Por ESTHER GARCÍA LLOVET
Lo bueno que tienen las resacas es que las olvidas enseguida y al viernes siguiente vuelves a pillarla otra vez, y otra vez, y otra más. Con esta ya van tres. R3sacón hace ya la tercera entrega de aquél blockbuster que fue Resacón en Las Vegas, una de las pelis más delirantemente divertidas y guión mejor cortado y cosido del año, todos mangas, sin cabeza. La segunda parte ocurría en Tailandia y era algo más floja y está tercera empieza en Los Ángeles, hace una corta parada en Tijuana que no viene a cuento pero-yo-lo-valgo y acaba en Las Vegas, otra vez Las Vegas, con los mismos personajes y el mismo director, Todd Phillips. El guion esta vez es más clásico, menos lisérgico y mucho menos desconcertante: a Marshall, (John Goodman con unos quince kilos de menos que le hacen parecer la señora de la limpieza) le han robado diez bolsas de lingotes de oro y manda a La Manada (Cooper, Galifianakis y Helms) a buscar a Mr. Chow (Ken Jeong), el ladrón. Y ya está. Eso es todo. Carretera y manta. Si no fuera porque ocurre ahora podría ser un western de los de toda la vida: oro y desierto. Por supuesto tiene un giro de guion muy bien puesto y poco previsible que salva la historia.
Pero lo que ya no funciona igual es The Wolf Pack: La Manada. La Manada tira bien para adelante pero la química que había entre ellos en Resacón en Las Vegas ha desaparecido fulminantemente como el efecto de los ritalines, las pastis amnésicas que les colaban en la peli. Bradley Cooper es tan guapo que a los quince segundos ya te has aburrido de verlo, Helms no sabes qué hace ahí y Zach Galifianakis ha acabado por autoparodiarse de una forma tan siniestra que ya solo hace gracia cuando no sabes si quiere tirarse a la chica, a Bradley Cooper o al vecinito de enfrente. Así que la peli sabe un poco como aquellos chicles que pegábamos debajo de la mesilla de noche, a masticado, pero al menos como Buddy Movie o Película de Colegones que es, sigue funcionando (Hay otra Buddy Movie muy reciente, pero de chicas, Pitch perfect -Dando la nota– una petardada impagable que se proyectó en España sin pena ni gloria).
R3sacón funciona también por otras dos poderosas razones. Razón 1: van en coche todo el tiempo, con la radio puesta, por el desierto del Valle de la Muerte (¡El desierto del Valle de la Muerte!). Razón 2: Mr Chow: que no se mueva nadie. Mr. Chow es El Mal. Mr. Chow es El Amo. Mr. Chow es un hijo de puta o peor todavía, el hijo único de Suharto, un psicópata que cruza el cielo de la noche de Las Vegas hasta arriba de farlopa luciendo un vestuario a la altura de Gang Nam y Uma Thurman en Pulp Fiction. Un chino cabrón, este Mr. Chow. Si yo fuera Todd Phillips haría un spinoff sólo con Mr. Chow de protagonista absoluto. Mr. Chow recuerda a Kato, el chino de la serie de La Pantera Rosa, una máquina impredecible con una bolsa de psicotrópicos en una mano y una katana en la otra y cara de niño de coro católico coreano. Tiene algo de Chuky también, de muñeco diabólico dispuesto a arrancarte el ojo de un mordisco. Mr. Chow como especie transgénica. Mr. Chow como subproducto salvaje de máquina tragaperras. Quizás lo mejor que tiene la película es que acaba con él, con Chow, entrando en pelotas en la habitación y haciendo su propia salida triunfal con su pequeña pilila de avellana. Disfrutadlo. Partiros la caja. Y luego tomad un ritalín para olvidar todo lo olvidable. O si no un Limován (Sin receta. Muy barato. De farmacia).
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