Rabasa y los ‘ceros’, los excluidos del sistema
«Vivimos en una sociedad tan loca, tan loca, tan loca, que es muy difícil hacer ciencia ficción y que no parezca realidad». Con esta introducción presentó César Rendueles la primera novela de Eduardo Rabasa, ‘La suma de los ceros’, que está dando mucho que hablar y escribir. Fue en Madrid, ni 24 horas después de conocer los resultados de las elecciones municipales. Así que hablar de la coyuntura política madrileña y las encerronas del neoliberalismo radical no sólo es inevitable, sino que engarza con esta obra escrita en claves de lenguaje indudablemente mexicanas y que acaba de publicar en España la editorial Pepitas de Calabaza.
Por CARMEN LOZANO BRIGHT @carmenlozano
Quedo para charlar con Rabasa en la librería La Central de Callao. Un café, asombro por el mundo distópico al que nos ha tocado asistir y nos metemos a hablar del libro.
La suma de los ceros se desarrolla en una unidad habitacional (digamos, lo equivalente a una urbanización o conjunto residencial) de la ciudad de Villa Miserias. Sobre la novela, Juan Villoro ha dicho: «Su inventiva no depende de nuevas tecnologías, sino de nuevas formas de relación, (…) sobre el más complicado de los deportes extremos: la convivencia». Así que pregunto a Rabasa por la motivación para escribirla.
«Escribir un libro no era algo que yo tuviera calculado. En todo caso, pensaba que si algún día lo hacía, sería algo más cercano al ensayo», cuenta el autor, cuya ocupación principal es ser editor de Sexto Piso. Más bien, el proceso se debe a una coyuntura personal doble, explica: «Me identifico con que la escritura sea una extensión del pensamiento… como una especie de inquietud con la época, con cierto choque del discurso, la ideología y la realidad». «Por otro lado, empecé a darle vueltas a la idea de un libro sobre un sujeto escindido: una mente hiper revolucionada cuyo cuerpo siente que no es suyo. Si al personaje de una novela le pasara eso, ¿cuál sería su punto de vista?», reflexiona. El proceso le llevó a construir su propio espacio íntimo de reflexión y creación separado de la posibilidad de publicación durante siete años.
«Muchas veces asociamos más la explicación de la vida como una distopía con el ensayo». Hacerlo a través de la novela es algo que el autor asegura admirar de otros escritores a los que lee. «Yo no sé si se logró o no, pero sí es una de las intenciones del libro. Uno de los aspectos en los que estuve más atorado fue decidir entre una distorsión de la realidad donde quedara claro a qué estoy haciendo referencia… o construir un microcosmos imaginario donde poner todas las reglas», explica. Dar con este espacio cerrado fue la clave para enmarcar un escenario donde las reglas las pone el autor.
Esas reglas están condicionadas por la ideología de Villa Miserias: el quietismo en movimiento. Todo cambia para que nada cambie mientras el neoliberalismo se cuela hasta las cocinas y relaciones más íntimas. «Para mí es la brecha entre el discurso de la democracia neoliberal, la igualdad de oportunidades, el imperio de la ley, un mundo en el que supuestamente todos cabemos si nos esforzamos y con el que, en principio, todos estamos de acuerdo… Lo que pasa es que cuando lo contrastas con la realidad que produce ese sistema, la ideología termina siendo uno de los elementos más opresores para millones de individuos. Parece como si no hubiera otras inercias, otras fuerzas históricas que determinaran nuestras posibilidades en el mundo». La parodia de nuestros tiempos, llevada a extremos cínicos, irónicos, crueles y distorsionados es el contexto que acompaña la historia de los ceros.
Y los ceros, ¿quiénes son? Precisamente, «los individuos excluidos de facto, que paradójicamente sí cuentan –votan, legitiman un sistema en el que no caben, trabajan…–, pero que, si no aceptan lo que el sistema les ofrece, siempre van a estar peor. Es lo que pasa con sectores nada menores de nuestra sociedad». Los ceros son los expulsados de las posibilidades de un mundo en el que prosperar de acuerdo a unas reglas establecidas, «y están ahí para recordarte lo que te puede pasar si no te alineas, si no te cortas el pelo, vas pagando tu hipoteca…», explica Rabasa.
Pero algo va a pasar en el microcosmos de la novela que altere la rutina de los ceros. Es la idea de que, de lo marginal, puede emerger algo que desborda lo previsto. La idea de que no era descabellado hablar de los resultados electorales españoles a través de una ficción ambientada en la inventada Villa Miserias.
‘La suma de los ceros’ lleva un año editado en México por la editorial independiente Sur+. En Pepitas de Calabaza forma parte de la Colección Americalee desde mayo de 2015 y en un futuro no muy lejano será editada en Argentina por Godot.
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