Rafa Ruiz: “Concibo la vida en extensivo, también el amor y la amistad”
El coordinador de ‘El Asombrario’ y periodista de medio ambiente (que es todo), Rafa Ruiz, presenta este domingo, 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, su nuevo libro: ‘Sol Nulo’ (MadLibro), una serie de relatos escritos sin urgencias durante 25 años, firmando ejemplares en la Feria del Libro de Madrid. “Los relatos de Sol Nulo tienen un hilo –no son solo una secuencia de cuentos–, el hilo que aportan todos esos personajes solitarios que van buscando algo, una luz, algo que, al menos, al menos, si no el alma, les caliente las manos”.
El autor de la saga de ‘Toletis’ o el poemario ‘Hierba’ nació en un pueblo del norte de Burgos de muy pocos habitantes; su familia se dedicó siempre a la agricultura y la ganadería. “No he tenido que esforzarme mucho en entender que concibo la vida en extensivo, y la literatura y el arte, y también el amor y la amistad”.
‘Sol Nulo’, tu nuevo libro, es una obra escrita a lo largo de 25 años; es decir, una obra creada con esa necesaria lentitud de la que nos hemos ido olvidando en estos tiempos de premura, urgencia… Escribir es, sobre todo, demorarse…
Sol Nulo, como antes el poemario Hierba o la serie de cuentos infantiles Toletis, responden a mi forma de entender la literatura, que no es otra que la forma de entender las distintas vertientes del arte. Es una manera de vivir, de ser, de estar, de –digamos- trascender, más allá de la formateada vida cotidiana, de las inercias, prisas, convencionalismos, rutinas, frases hechas, de la vida industrializada… Son libros escritos a lo largo de muchos años porque me acompañan, son mi vida, sueños, obsesiones, pesadillas, referencias, fantasías… No entiendo la literatura como ese libro que escribes en un mes –a veces, por encargo, pegado a la actualidad a veces más intrascendente–, que te lo distribuyen en 300 librerías, que, en el mejor de los casos, recibe la atención de una campaña más o menos potente de prensa, que aguanta unos pocos meses en las librerías –a duras penas si no eres un nombre conocido–, y luego… a pasar página (y nunca peor dicho). Eso no es literatura, es otra modalidad del capitalismo, la de fabricar libros. Para mí –no digo que tenga que ser así para todos y todas–, mis libros son otra cosa, otra vida…, digamos, menos efímera, menos industrializada.
El título de este libro de relatos, poemas, de estas páginas que buscan la luz, viene de unos versos de Pessoa: “¡Sol nulo de días vanos, / llenos de trajín y calma, / calienta al menos las manos / a quien no entras en el alma!”. ¿Qué cosas podrían hoy calentarnos el alma, ensanchar nuestro espíritu, en este mundo de rendimientos, producción, ceguera, competencia y consumo?
Claramente tres: El arte / la cultura. La naturaleza; nos hemos desconectado peligrosamente de ella; te cito dos versos de Hugo Mújica, que recogía en mi poemario Hierba: “y me nazco ni raíz ni flor / , me nazco tierra”). Y el amor / la lealtad / la solidaridad / el compañerismo, es decir, la comunión con seres humanos que nos entienden, nos comprenden y nos acompañan, la com-pasión entre humanos.
¿Dónde podemos encontrar hoy la belleza?
Los relatos de Sol Nulo tienen un hilo –no son solo una secuencia de cuentos–, el hilo que aportan todos esos personajes solitarios que van buscando algo, una luz, algo que al menos, al menos les caliente las manos. Esa luz podemos llamarla belleza, o paz o calma, que es una palabra tan bella y tan parecida a alma. O ángeles. Y al final, en Sol Nulo, aparecen los ángeles…
En el relato ‘Ya no dejo de mirar las cunetas’ escribes: “Al tranquilizarse el discurrir de los pequeños sucesos, fastidios, naderías e interrupciones del día a día (…); a desacelerar el funcionamiento interior del organismo y entender mejor algunos episodios del pasado y mirar con más atención y claridad el futuro…”. ¿Cómo crees que será el futuro de este planeta a medio plazo, atendiendo a todas esas voces que alertan del calentamiento global y que dibujan un panorama inhóspito para lo humano?
Mi trabajo –mi dedicación principal y medio de vida– se centra en el periodismo ambiental, ahora como coordinador de esta revista, El Asombrario; y como periodista dedicado a esto desde mediados de los años 90 y con largas conversaciones sobre este asunto con mis compañeros y compañeras de profesión, me muevo entre la desesperanza –poco o nada avanzamos en frenar a este capitalismo a ultranza que nos empuja hacia el abismo– y la ilusión por que algo está cambiando en las conciencias de la gente. ¿Por qué tanto empeño en hacernos un planeta cada vez más inhóspito?… No lo entiendo. Ha habido mucho interés en apuntar a los ecologistas señalando que su intención era que volviéramos a las cavernas, cuando en realidad es todo lo contrario, quieren sacarnos de ellas, de lo que se habla es de un entorno más bello, agradable, saludable, sostenible –aunque esta palabra, de tanto usarla, se ha degradado; como ahora otros están empeñados en quitarle todo el sentido a la sagrada palabra Libertad– para la Humanidad. Amabilidad es lo que nos falta. No con el medio, sino con el todo; no con el ambiente, sino incluso con nosotros mismos. ¿Tan difícil es entenderlo?
“Al cabo, son poquísimas las cosas / que de verdad importan en la vida: / poder querer a alguien, que nos quieran / y no morir después que nuestros hijos”, dicen los versos finales de un poema de Amalia Bautista. ¿Es amor lo que buscan los personajes de ‘Sol nulo’?
Buscan amor y encuentran sexo como sucedáneo; buscan compañía y encuentran redes sociales; buscan una realidad tranquila y encuentran entornos absurdos y surrealistas; buscan comprensión y encuentran críticas. Creo que todos buscamos referentes y refugios. Eso es precisamente Sol Nulo.
Estamos asistiendo a un empuje cada vez mayor de los nacionalismos, los autoritarismos y de los populismos. ¿Las democracias occidentales están en peligro?
Esto enlaza con una de tus preguntas anteriores, la referida a cómo veo el futuro. No sé –o sí sé–…, creo que el capitalismo se alimenta de algo intrínseco al ser humano, su codicia y egoísmo, su tánatos, y por eso a veces no veo esa luz de la que trata Sol Nulo, y que acaba convirtiéndose en algunos pasajes en Solo culo. De otra manera, no se entiende el avance de una barbaridad como es la ultraderecha, liderada por millonarios. Son los corazones helados de Machado o de Almudena Grandes. Estamos preparando un cóctel muy peligroso. No, disculpa, no quiero usar el “estamos preparando”. Mejor: nos están preparando un cóctel muy peligroso.
Hay un desencanto hacia los políticos. La política parece que ha perdido su esencia. ¿En quién podemos confiar?
No creo que todos los políticos sean iguales. Es otra de las argucias, de las trampas de los movimientos de ultraderecha: desacreditar a los políticos en general –cuando muchos de ellos, como sucede en España, sólo han vivido de la mala política y de las subvenciones/chiringuitos– para seguir medrando. Diría que estoy tan desencantado de los políticos como de la sociedad en general. Cuando una presidenta de Madrid gestiona la pandemia con un protocolo en las residencias que se lleva por delante a 7.000 ancianos sin haber intentado siquiera atenderles y la votan masivamente meses después en unas elecciones, ¿quién produce más desencanto, esa demagoga política o esa sociedad-ganado? Yo respeto a muchos políticos, desde Labordeta a Llamazares, desde Yolanda Díaz a Íñigo Errejón y Mónica García. No todos son iguales; en absoluto. Es otra falacia. También creo que a menudo se peca de tibieza, macabra equidistancia o incluso flaccidez. (Risas). No tengo ninguna duda en decir que no proyectan lo mismo las manos de Pedro Sánchez que la mirada opaca de Ayuso o la sonrisa de película de terror de Monasterio, ese tipo de personas pandilleras que solo quieren cultivar la ignorancia para medrar en los privilegios de los suyos y que consideran que hay que censurar la educación en lo ecosocial.
“Emboscarse es comprender a lo que nos comprende y conforma. Me embosco para encontrarme, para estar conmigo, para saber algo sobre mí mismo”, escribe Joaquín Araújo en ‘Los árboles te enseñarán a ver el bosque’. ¿Sabemos quiénes somos?
Gran poeta, naturalista y amigo Joaquín Araújo. Disculpa que me repita y vuelva a lo mismo: la sociedad tecno-industrializada, los lobbies de los millonarios y la ultraderecha están muy empeñados en difuminar las identidades personales, en introducir polución y ruido en saber quiénes somos, para manejarnos mejor como ganado estabulado. Aunque se les llene la boca con soflamas como la defensa de la identidad nacional. Es el mismo truco que quien habla de amor a la patria pero tiene sus cuentas corrientes bien abultadas en paraísos fiscales para pagar menos impuestos. ¿Qué quieres que te diga? Es todo una gigantesca red de arrastre para capturarnos como pececillos. Y hemos de alimentar día a día nuestra capacidad de resistencia (que no de resiliencia, palabra que se ha puesto de moda, y no siempre se emplea bien), de mirarnos adentro.
Tu patria pequeña es un pueblo de Burgos de pocos habitantes. Lo rural está vaciándose y las ciudades, especialmente las de la costa, se están masificando. En 2050 la mayor parte del planeta vivirá en metrópolis. ¿Crees que es posible revertir esta situación?
Aprovecho esta referencia a mi pequeño pueblo de Las Merindades de Burgos, a que mi familia siempre se dedicó a la agricultura y la ganadería, a que yo todavía soy de esos niños que nacían en casa, en la cama de los abuelos, para decirte que desde pequeño vi a las vacas en extensivo, pastando en la sierra, prados y pastizales, y no estabuladas en macrogranjas. No he tenido que esforzarme mucho en entender que concibo la vida en extensivo, y la literatura y el arte, y también el amor y la amistad. Dicho esto, ya es hora de dejar de hablar de la España Vacía o Vaciada; vale, ya hemos dibujado el escenario, pasemos a aportar propuestas concretas, inversión e imaginación que la revitalicen. Y sí, estamos a tiempo. Nos hacen creer que es algo a lo que estamos abocados, que es irremediable, que lo pide la sociedad, cuando no es cierto. Repito: es más fácil la cría de personas en intensivo, estabuladas en ciudades, que en extensivo en el campo. España está entre los países europeos con menos población en lo rural. ¿Por qué? No es una maldición divina, ni del progreso, mal entendido progreso. No lo es.
¿Cuáles son esos lugares, esos ‘Walden’, esos paraísos alejados del ruido y de la ansiedad de la ciudad donde sueles perderte?
Mira, tengo muy grabada una frase de una de tus recientes (y maravillosas) entrevistas emocionales en El Asombrario, del escritor Jordi Soler: “Hay que inventar un lugar donde refugiarnos cada día”. He de decir que tengo la suerte de que me abstraigo con facilidad, que me resulta sencillo quedarme en babia, detener la mente y no pensar en nada, incluso paseando por Madrid (y mira que es difícil con la invasión de patinetes, bicis, motos, basura de las aceras…). Pero para profundizar en esos Walden de Thoreau, para reconectar con lo más profundo del interior y del exterior, sólo tengo que volver solo a mis raíces, a mi pueblo. Allí cada piedra me dice algo, cada arroyo, cada brote de árbol tienen un significado para mí, y me duele mucho cuando los atropellan. Allí me pierdo para encontrarme, allí escribo Toletis, Hierba y Sol Nulo, allí dejo que me dé el sol en la cara para que me caliente el alma, y el viento para que me despeine. Y allí volveré a ser tiempo y tierra. Déjame que termine con Walt Whitman: “Me entrego al limo para crecer / después con la hierba que amo”. Y con una de las últimas frases de Sol Nulo: “Yo he construido mi propio cielo…”.
Rafa Ruiz estará firmando libros de ‘Sol Nulo’ (MadLibro) este domingo, 5 de junio, en la caseta de Librerantes (la número 36) a las 6 de la tarde. Para comprar ‘Sol Nulo’, a través de las librerías que trabajan con la distribuidora Librerantes.
Comentarios
Por Luis Merino, el 03 junio 2022
Me ha encantado la entrevista.
Desde que conozco a Rafa, hace 30 años, siempre me ha parecido una persona-refugio, un sol que lejos de ser nulo, te calienta el alma.
¿Y qué más se puede pedir?
Por Manu M., el 14 junio 2022
Me ha gustado mucho la entrevista, y como Rafa fiel a su esencia muestra su amor enraizando con sus orígenes y nos invita a reflexionar…
una reflexión vaga que pocos llegan a plantearse y comienza en una mirada interior, del Yo y la Naturaleza