Rulo, de Los Ángeles a Reinosa para ayudar a los afectados por la riada
Rulo, Raúl Gutiérrez, acaba de sacar su cuarto disco, ‘Basado en hechos reales’, un trabajo grabado en Los Ángeles que le sigue confirmando como un autor de pop maduro dispuesto a hacerse un nombre grande en la música de este país. Con este nuevo disco, Rulo y su Contrabanda arrancarán pronto la gira de presentación cuyas primeras fechas son 14, 15 y 16 de febrero en La Riviera de Madrid. Pero antes, Rulo hará un concierto especial mañana, día de Reyes, en el Teatro Principal de Reinosa para recaudar fondos para la ciudad cántabra que le vio nacer y que se ha visto afectada por una tremenda riada en vísperas de Navidad.
Este nuevo disco, grabado en unos estudios de Los Ángeles bajo la tutela del productor Thom Russo (que ha trabajado con Maná o con Alejandro Sanz, por ejemplo) y con músicos de allí, nos muestra a un Rulo más grande y rico en registros musicales, unas canciones más redondas y afiladas que se sumergen en el presente, pasado y futuro del compositor cántabro.
Las letras siguen mostrando experiencias en primera persona o muy cercanas, letras inspiradas en momentos cotidianos, en instantes que te cambian la vida: desamor, viajes, miradas a un pasado que cada vez está más lejos y siempre un sabor introspectivo que arroja luz y complicidad.
Te has ido hasta Los Ángeles para grabar tu cuarto disco de estudio, ¿cuál ha sido el motivo de esa elección?
Creo mucho en lo de cerrar círculos. En el último disco que compuse estando en La Fuga (casualmente titulado Asuntos Pendientes) tuvimos la oportunidad de grabarlo con Thom, pero no nos atrevimos. En un grupo es mucho más difícil dar saltos al vacío. Porque cuando tú quieres, otro no. Y al revés. Ahora estoy más enredador que nunca. He pasado de grabar siempre con el mismo productor a ir cambiando. De cada productor aprendes muchísimo. Sabiduría que luego te llevas a tu manera de hacer canciones.
Charli de Dro (Warner) me propuso que lo grabara con él porque me quedé con ganas la otra vez. Y hablé con Thom vía Skype y le dije que me iba para allá una semana para conocerlo y vernos la cara. Y comprobar si había química o no. Porque eso se da o no se da. Y si no se daba, pues nada, descartado. Y si se daba, grababa con él. Y el flechazo fue instantáneo, como todo flechazo, claro. Así que cerré el círculo. Y dejó de ser un asunto pendiente grabar juntos.
Imagino que cuando se trabaja con alguien como Thom Russo uno va con las cosas un poco abiertas para que el tipo pueda meter algo de su sabia mano, ¿ha sido así?
Sí. Ha sido más porque yo soy muy poco productor. Me siento compositor y cantante. Pero compongo todo a guitarra y a veces a piano. Necesito siempre una persona/productor a mi lado a la hora de pasar los temas a formato banda. Y Thom ha sido un descubrimiento increíble para mí. Es muy poco invasivo. Pero cuando opina, lo hace para mejorar mucho la canción. Un talento musical nato.
He leído que él te hablaba en español y tú en inglés, que la comunicación con Thom era muy fluida. Cuéntanos cómo era un día cualquiera en la grabación.
(Risas). Él ha currado con grupos latinos. Y su mujer habla algo de castellano por sus padres. Él decía que qué bien que grabáramos juntos porque así refrescaba su castellano. Y yo le decía que ni de coña, que me había estado currando con una profe que venía a casa dos horas al día mi pésimo inglés para ponerme a saco con la disculpa del disco. Y al final él me hablaba en castellano (a su manera) y yo en inglés (a la mía). Cuando algo no nos salía, volvíamos a nuestra lengua madre. Muy cómico. Pero el lenguaje universal es la música.
Empezábamos tarde a grabar. Sobre las 11.30. Una cosa que no esperaba, porque los yanquis suelen madrugar en los estudios.
Nunca parábamos para comer fuera. Casi siempre, comida en el estudio. Aunque cuando grababa Pati (guitarrista de La Contrabanda), yo me escapaba por la ciudad a comer. Y siempre terminábamos muy tarde. A las 21.00 lo más pronto. Thom es muy currante y mete mil horas al día. Nosotros nos íbamos a la casa y él se quedaba editando hasta las mil. Un maravilloso loco.
Otras veces que hemos hablado me has contado un par de tus debilidades: guitarras y viajes. Para empezar, ¿has comprado alguna joyita de seis cuerdas allí?
Hice cuatro viajes a LA para grabar el disco (uno por mes, de abril a julio). Y en cada viaje hubo una nueva adquisición. Es imposible no comprar en USA. El mercado vintage es inmenso allí y es un 30% más barato que en Europa. Para un coleccionista tarado como yo, aquello es el paraíso. Hicimos amistad con Norman, dueño de Normans Rare Guitars, una de las mejores tiendas de guitarras del mundo y la mejor de la Costa Oeste. Y nos prestó guitarras para la grabación. Y Pati también compró una Strato del 66 en el viaje que se vino. De locos.
Mi joya del viaje es una Telecaster de 1952 (blackguard) 100% original que le compré al guitarrista de Jackson Brown por medio de Norman. El santo grial. No la llevo ni a los conciertos. (Risas).
El disco en sí mismo muestra un viaje en sus canciones: un viaje de nostalgia, un viaje porque uno rompe, un viaje para el reencuentro, un viaje para ir a tocar, fotos de viajes… Casi conceptual este ‘Basado en hechos reales’.
Hay de todo. Hay optimismo en el cierre (La última bala). Hay melancolía (optimista) en el arranque (Verano 95 ). Hay finales a tiempo (The End). Hay finales fatídicos (Polaroid). Hay reivindicación (Todavía). Hay un blues a mi manera (perdón a los puristas). Hay de todo. Aunque de eso me doy cuenta al acabar.
‘En el blues de los sueños rotos’, Thom se despacha a gusto con la seis cuerdas… Un tipo que ha trabajado con Eric Clapton ha de tener un nivel superior, ¿te contó algún chascarrillo del rock que no se pueda contar?
El que toca en el blues junto a Pati es Craig Ross. Guitarrista, compositor, productor y mano derecha de Lenny Kravitz desde hace 30 años. Tenemos un amigo en común que me dijo que iba a estar en Los Ángeles esos días y que le molaba la banda y que grabaría en el disco. Le dije que había gastado todo el presupuesto y me contestó que él no graba como músico de sesión, que a él le apetecía estar. Y yo flipando en colorines. Soy un tío de Reinosa al que no dejan de pasarle cosas flipantes. Pero esto era demasiado. Y así fue. Pasamos un día increíble juntos. Conocimos a un musicazo y una persona del copón. Otro regalo más de la música. Grabó también la canción Bienes y Males. Y todo eso me lo llevaré a la caja de pino cuando se me apague la luz.
La última vez que nos vimos estabas con un pie en Reinosa y otro en Madrid, ¿ha habido empate o sigues así?
Gana Madrid a Cantabria. Le saca ligera ventaja. Pero estoy permanentemente subiendo y bajando. No echo de menos (ni de más) ninguno de los lugares. Somos una familia nómada.
Tus letras no hablan de política, pero aquí nos interesa saber cómo ves este asentamiento de la ultraderecha en toda Europa…, este sinsentido sociopolítico que nos desborda a todos los seres humanos de bien, como tú y como yo.
Asusta. Más bien, asustan. Los extremos me asustan. Soy muy moderado. Así que ahora no tengo nada que hacer. Estamos en tiempos de bajas pasiones. Yo empatizo por naturaleza. Soy así. Siempre pienso en positivo. Pero creo que como sociedad estamos peor ahora que hace 10 años. Aunque me da esperanza la juventud. Súpersensibilizada con temas como la igualdad, la inmigración, el cambio climático… Los veo y me emocionan. Ya lo canté en la canción Divididos, que sí que menciona temas políticos.
Claro que podríamos seguir con China, Chile, Rusia… y de lo poco que nos cuentan los telediarios…
Gracias a Internet hoy no suceden tantas tropelías a la sombra de los ojos de la sociedad. Antes era peor
¿Cómo llevas lo de ir grabar un disco y no llevarte a tu banda?¿Siempre lo haces así?
Voy cambiando. Es algo que elijo yo (como el 99% de las cosas de mi carrera). Esta vez hicimos un mix. Se vinieron Fito Garmendia, mi hermano del alma con el que formé La Fuga, a grabar los coros y a vivir la experiencia. Y Pati, a grabar las guitarras del disco, salvo las que grabó Craig. Y bajo y batería fueron de allí. Increíble como suena la base rítmica del disco.
El 14 de febrero arrancas la gira en Madrid, con dos Rivieras a reventar, ¿cómo recuerdas el final de la anterior gira?, ¿cómo fue ese último día de show?
Quisimos acabar en La Riviera con una sola noche porque estaba ya con la cabeza en el disco nuevo. Recuerdo que tenía sabor a final de ciclo. Imagínate. La emoción de cerrar dos años de gira tras 114 conciertos en ocho países. Me considero un privilegiado. Me encanta tocar en La Riviera. Es nuestro hábitat natural. Esta vez he querido arrancar allí también. Nuestra banda, staff y técnicos la conocen de memoria. Y hemos sacado una tercera fecha (14/15/16) para rematar un arranque de gira mágico para nosotros.
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