Sala Nómada: Arte distinto y en bicicleta
Los artistas Laura Flores y Andrés Montes se han propuesto derribar ese muro invisible que, según muchos, sigue extendiéndose entre el gran público y las galerías de arte. La pasada primavera fundaron la Sala Nómada, un intento de sacar a las calles el arte más actual y alternativo. Nada más y nada menos que en bicicleta. Arte a piñón fijo. Una curiosa iniciativa que ha llamado nuestra atención.
“Andrés ya tenía en mente hacer un circuito alternativo del arte y vimos que en otros países estaban haciendo otras cosas, como exposiciones rodantes”, comenta Laura, que añade que muchos llevaban a cuestas sus obras en carros y otros artefactos con ruedas. Se plantearon hacer un sidecar, pero finalmente elaboraron con sus propias manos un cajón de madera adaptado a la bicicleta. “Si la gente lleva pizzas a todos lados en compartimentos así, nosotros también”. Así nació la Sala Nómada.
Una sala de arte rodante para exponer en cualquier parte
El cajón sirve para guardar las obras, transportarlas y, al llegar al destino, exponerlas. Sus laterales se despliegan y se convierten en una mesa. Esta libertad de ir de un lado a otro y buscar la situación perfecta para exponer tiene una limitación: el tamaño de las obras. “Llevamos obras de pequeño y mediano formato, que sean fácilmente apilables. Grabados, fotografías, dibujos, digital, libro de artista…”, explica Laura, que nos confiesa que llevan una carpeta aparte con ilustraciones algo más grandes del 75 x 40 que mide el cajón para exponer en un caballete. La razón de no hacer mayor el compartimento es no dificultar la circulación cuando montan en la bicicleta, porque nunca olvidan el principal objetivo de la Sala Nómada. Por algo su lema es ‘arte a piñón’.
El llamado ‘Triángulo de oro’ del arte en Madrid -los espacios que se encuentran entre el Museo del Prado, el Centro de Arte Reina Sofía y CaixaForum-Museo Thyssen- fueron los primeros lugares que visitó la Sala Nómada. “Nos gustó acercarnos a este ambiente primero porque pensamos que quien se acerca a un museo se puede ver interesado por nuestra propuesta”, comenta Laura sobre el primer día que la bicicleta cargada de obras vio la luz el pasado 17 de octubre. Después, Segovia, Toledo, Cuenca… Destinos elegidos en parte por el afán de llevar una propuesta de arte asequible y popular a todos, en parte por logística. “Vamos donde podamos llegar con la bicicleta en tren”.
Artistas ‘en rodaje’
Además de la evidente diferencia del espacio expositivo, la Sala Nómada es radicalmente diferente a una galería de arte tal y como la conocemos. Para empezar, el proyecto se ha constituido como asociación sin ánimo de lucro, por lo que cualquier beneficio solo podrá ser reinvertido en el proyecto. Segundo, los artistas que la forman -actualmente una veintena- fijan los precios de sus obras. “Todas», comenta Laura, «van desde los 5 hasta los 100 euros; así, además de ser asequibles, cualquiera que nos encuentre por la calle puede comprarnos una obra”. Pero, ¿cualquier persona por la calle está predispuesta a adquirir arte? La respuesta de la Sala Nómada es no. “A veces a la gente le da reparo acercarse a nosotros porque parece que solo buscamos vender algo, por eso nuestras obras lleva una explicación y un código QR para que si a alguien le gusta algo puede seguirle la pista en Internet”. Y así, si nos decidimos a comprar más tarde, podemos hacerlo escribiendo a la galería, mirando otras obras o la biografía del artista o encargando una pieza a medida para nuestras casas.
Aunque aún están «en rodaje», ya empiezan a valorar el feedback de las personas que han encontrado su bicicleta en el camino. “Además de contactar con mucha gente, hemos conseguido contactar con otros espacios e incluso con una asociación de bicicletas benéficas para hacer proyectos juntos”. «Hacer red», como dice Laura Flores, que además de fundadora es una de las artistas que expone en la Sala Nómada. “Siempre me ha llamado la dinámica del cuerpo, como si fueran paisajes. Extrañamiento de la realidad. La conexión de la naturaleza con nosotros mismos. Nos hace un poco pensar en quiénes somos, adónde vamos”, comenta la artista, que usa como materia prima imágenes de laboratorio que sólo los médicos pueden descifrar. “Muchos ven una imagen mía y ven belleza. Cuando les digo que son células cancerígenas, la cosa cambia”. Y es que la muerte es difícil de encajar en nuestra sociedad.
Palabras, impacto visual
Por su parte, el otro fundador de la sala, Andrés Montes, también expone en la galería. La obra de Andrés solo sigue un criterio: el del propio Andrés. “En Berlín me di cuenta de que en los diarios se esconde algo misterioso”, escribe en su biografía, y lo refleja en sus obras basadas en la palabra, las historias y las letras impresas. Más palabras, como dogma, propaganda o eterno irrumpen en las obras del colectivo Fayuca. Ellos, nos comentan, “fueron la última incorporación». «Es un colectivo muy divertido. Muy fresco, satírico, con mucha denuncia social y además no son muy conocidos”. Y qué decir de la “rabieta escrita -pintura negra sobre papel, trazo firme y preescolar”, de Sepa.
Entre otros, destacables son también el impacto visual de las fotografías de la italiana Giovanna Intra, la vida oculta retratada por La Né, los montajes visuales de Roberto Cárdenas o la propuesta digital de Ainhoa Rubio Cuadrado. Desde el dibujo más personal aparece en la galería Mario Serramián, el «animalismo urbano» de Monoperro y del serbio Uverayo. Un mundo fascinante en los collages de María Enríquez Art, Javier Pérez Aranda, las pinturas del «niño que quería hacer la Comunión en chándal», más conocido como Julio Linares, las ilustraciones casi oníricas de Sandra Gobet y del autodidacta Quini.
Comentarios
Por RUBEN, el 26 diciembre 2016
POR SI NO LO SABEIS Y OS PAREZCA MUY BONITO SI TRATAS DE EXPONER LA POLICIA TE PONE UNA MULTA POR OCUPACION DE VIA PUBLICA Y TE PUEDE QUITAR LAS OBRAS LO DIGO CON CONOCIMIENTO DE CAUSA…ASI ESTA LAS COSAS EN ESPAÑISTAN
Por Alex Mene, el 29 diciembre 2016
Una interesante sala de exposiciones.
Por Ramón Menéndez-Manjón Sancho-Miñano., el 18 diciembre 2017
ME GUSTA LA IDEA. ES BUENO TENER UNA BICICLETA Y LLEVAR EL ARTE DE CADA UNO EN ELLA.
UN SALUDO
RAMÇON