San Sebastián se mofa del señor ministro. ¿O no?
ZINEMALDIA DREAMING
Puedes seguir a Luis Roca en Twitter y su blog. Las fotos de la fotogalería son de LUIS ROCA Y JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ
Ayer fue el quinto día y el día de Bertrand Tavernier. Sí, no solo por su película Quai d’Orsay -una sátira política basada en unas tiras cómicas de Abel Lanzac y el dibujante Christophe Blanin y que en Francia son toda una sensación-, también porque el director galo regaló una de las declaraciones más explosivas que se hayan escuchado en lo que va de Festival. Tuvo que venir el realizador de Capitan Conan a espolear a los ciudadanos y votantes españoles. Aseguró que pese a desconocer la profundidad de la política española, sí sabe que «las declaraciones del ministro de Cultura (Wert) suelen ser aberrantes, bastante mediocres. Suelen ser declaraciones que evidencian que no conoce bien la cultura». Por si a alguien le quedaba alguna duda de que la #MarcaEspaña traspasa fronteras. Recuérdenlo en sucesivas consultas electorales.
Pero sería injusto quedarnos solo con una de las propuestas de ayer. Tan injusto como el ministro que nos ha tocado en suerte. Muy poco enriquecedor para vosotros, así que aquí está, además de esta, lo que vimos:
Quai d´Orsay / Oficial
Lo genial de esta sátira política dirigida por Bertrand Tavernier es que, después de matarte a correr durante toda la película detrás de Alexandre Taillard du Vorms (Thierry Lhermitte), a la sazón nada menos que el todopoderoso ministro de Asuntos Exteriores francés, después de carcajearte de él por su sobreabundante caudal de ideas y estúpidas simplicidades, después de mirarle por encima del hombro en toda su cretina extensión, lo realmente genial, digo, es que al final terminas aplaudiéndole. Es lo que hacemos muchos votantes, menospreciar a los políticos para, de forma inexplicable, volverlos a votar.
Porque el filme termina con un aplauso a un discurso suyo en la ONU. Y fuera de un festival quizás todo termine ahí. Pero en uno como el Zinemaldia al final el público aplaude, porque gustó mucho… Et voilà! Sin darse cuenta los dos aplausos se funden uno con otro. Y pensando que aplaudías al gran Tavernier no te dabas cuenta que también estabas sumándote al reconocimiento que recibía el cretino. ¿Qué te pensabas que el filme era una sátira sobre la alta política? La sátira es sobre ti.
El filme crece hasta llegar a momentos sublimes si no tuviéramos la certeza de que son reflejos de la vida misma. Entonces se convierten en terribles. El mejor, aquel en el que su jefe de gabinete –enorme interpretación de Niels Arestrup- y el treintañero que le prepara los discursos desvarían con el asunto del conflicto con España por las anchoas modificando las citas de Heráclito que tan absurdamente magnifica el ministro. El paroxismo llega en la comida con la poeta ganadora del premio Nobel, con monsieur Taillard impartiendo una clase magistral llena de lugares comunes sobre lo importante de la cultura. La interpretación de Lhermitte, por cierto, es merecedora de gran premio.
Horas después de la proyección, cenamos casualmente en el restaurante de enfrente al que cenaba Bertrand Tavernier con su equipo. Confundimos al cónsul de Francia (y ex marido de la colombiana Ingrid Betancourt) con Niels Arestrup y nos hicimos una foto con él. Se dejó sin entender por qué. Después salió el maestro francés. “Su filme es magnífico,” acerté a balbucearle en francés.
Sigo siendo (Kachkaniraqmi) / Zabaltegui
Conocí a Javier Corcuera en un seminario similar al que estos días organiza en el marco del festival, y ya entonces recuerdo que esta iba a ser la próxima película. Es digna de atención una figura como la del peruano afincado en España. Más que como autor de documentales de prestigio, especialmente por ser el director del festival FiSahara, fundamental por haber dado un importantísimo impulso a la notoriedad de la enquistada problemática saharaui. Al menos gracias a él sabemos que una buena parte del cine español no ha dado la espalda a los que injustamente la siguen sufriendo desde los campamentos de refugiados de Argelia.
Kachkaniraqmi es voz quechua que traduce el título español. El filme es un tour por la música tradicional y popular del Perú. Para Corcuera -que dirigió con producción de Elías Querejeta Invierno en Bagdad y ya se había dado al documental de tema musical con un trabajo sobre músicos palestinos- este es el primero sobre su país. Viajas con los músicos por la deseada Lima y zonas del interior del país en un muestrario de temas musicales que te acercan a una realidad totalmente desconocida, llena de instrumentos inesperados, arpas, tijeras, violines, con artistas de los boleros y el zapateado. Tardó cuatro años en hacerlo, ha declarado.
Si lo ves a primera hora de la tarde, como lo programó el Zinemaldia, tómate un buen café. Hubo un significativo goteo de deserciones a partir de la primera media hora. No sé por qué Corcuera no eligió una forma más acorde a los tiempos que corren. Más riesgo, menos academia. Hasta la cámara está permanentemente anclada al suelo. Su documental tiene imágenes bellas y gran factura. Pero no es dinámico ni se guarda en la manga ningún elemento por donde sorprender. Una pena, porque al final regresa a Lima con algunas de las historias y canciones con las que el público mejor puede empatizar. Muchos ya no estaban allí para verlo.
Oktober November / Oficial
Es curioso como en un festival ocurre con frecuencia que unas películas te llevan a otras. En Like Father, Like Son de Hirokazu Kore-eda, que sigue siendo la más votada para el Premio del Público, el asunto era elegir entre el niño que por error te había tocado criar y el legítimo que por error se entregó a otra familia. En esta austríaca, Sonja Berger -actriz de éxito, rostro pétreo- vuelve al hotel de montaña que regenta su familia por la enfermedad de su padre. Su madre ha fallecido en accidente y su hermana Verena se ocupa de todo. En ese retorno a su lugar de origen la actriz descubrirá lo que jamás sospechó. Quizás fuera el motivo de su permanente infelicidad.
“El pensamiento no delinque”, se defendía Buñuel ante los que le acusaban de perverso por la perversión que en muchos casos exhibían sus películas. El pensamiento no define a las personas, en ese caso todos sin excepción seríamos unos monstruo. Lo que nos define son nuestros actos. Este es el interesante punto de partida del filme de Götz Spielmann, que empieza con una virtuosa puesta en escena, con un bonito salto de eje que confunde a los personajes que en ese momento cenaban en un restaurante. Espejismos, porque el filme se va tornando convencional en lo formal y en el conflicto. ¿Se alarga además demasiado en la parte de la agonía? Seguro. ¿Deja abierto cabos en la relación de Sonja con su compañero de profesión? También. A veces además parece un telefilme. Una suma de fatales circunstancias que te llevan a la terrible conclusión de que pronto la olvidarás.
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Comentarios
Por oscar, el 25 septiembre 2013
«Tuvo que venir el realizador de Capitan Conan ha espolear a los ciudadanos»
Ahí he parado de leer. Vergüenza.
Por El Asombrario & Co., el 25 septiembre 2013
Te pedimos disculpas por la errata. Corregida.
Por eU, el 25 septiembre 2013
Entiendo que te dé vergüenza dejar de leer un artículo por un error ortográfico.