#SeAcabó y el efecto manada en el #futfem
Ha sido el gran tema del fin del verano: Futbolistas rompiendo barreras más allá de las deportivas, alcanzando metas a las que la masculinidad ni se ha acercado. Me gusta escribir de fútbol, lo sigo desde niño, me cuesta hacerlo. En la mayoría de los medios en los que he colaborado les parece que compite en desigualdad de condiciones con la cultura, quitando ayudas y subvenciones, incluso lo califican como el actual “opio del pueblo”. Cuesta explicar que el fútbol no es uno, son muchos, como no lo es la cultura, los medios de comunicación, ni casi nada. Las reflexiones que vienen a continuación son como seguidor del fútbol femenino #futfem desde hace casi una década, integrante de una peña de apoyo al mismo, asistente habitual a partidos por todo el territorio nacional, coincidiendo y conociendo a personas de equipos y características diferentes, sobre sensaciones, emociones y frustraciones.
Puedes seguir al autor Rubén Caravaca Fernández en Twitter, aquí. @rubencaravaca
Más que silencios cómplices
Estos días todos hemos hablado de fútbol, el Mundial, su desenlace, tomando partido, descubriendo algo presente desde hace tiempo. ¿Si todo lo comentado sobre la Selección Española Femenina de Fútbol está pasando por qué no se difundía? Reflexionando sobre ello, con seguidoras del #futfem, concluíamos que entre los responsables están los medios de comunicación, no es algo aislado, con ciertas semejanzas con la información general, como se evidenció en las últimas elecciones.
Al calor de lo acontecido, he vuelto a ojear textos de Vázquez Montalbán, Benedetti, Galeano, Villoro, Pasolini, Camus y otras plumas que nadie puede calificar como reaccionarias. La guerra del fútbol, de Ryszard Kapuscinski, me ha conducido a sus textos en Los cinco sentidos. El periodista polaco razona sobre un periodismo con profusos participantes donde “los otros” son esenciales, “la materia más delicada del mundo: la gente” sobre la que se escribe y la que lee lo publicado.
Cualquier seguidor del #futfem se percata de que, a la mayoría de los medios, “las otras” nunca han interesado, basta ver titulares, lenguaje y forma de tratarlas. Hablan de Luis Rubiales, ella es simplemente Jenni. En contrapartida, la prensa internacional la menciona con nombre y apellido. Aquí, incapaces de leer la espalda de su camiseta, escuchar su nombre por la megafonía de cualquier estadio o mirar las alineaciones oficiales. ¿El motivo de tanta familiaridad? ¿Restarle relevancia? ¿Exponerla? ¿Por qué el trato es diferente según el sexo del protagonista?
De la censura a la manipulación
Comenta Kapuscinski: “En la dictadura funciona la censura; en la democracia la manipulación”. Echando ojo a la hemeroteca reciente, podemos ver múltiples ejemplos de ello, desde lo deportivo al trato dispensando hacia ellas. ¿Cómo se trató el recibimiento de la afición del Real Madrid al FC Barcelona Femení y el Atlético de Madrid Femenino al grito de Vilda quédate? ¿Qué comentaron cuando las aficionas rojiblancas fueron recibidas con la pancarta Las colchoneras sois unas rameras? Chismes e ironías para encubrir lo que estaba pasando, burlándose e insultando a las jugadoras “niñatas caprichosas, consentidas”. El tiempo las ha dado la razón, ¿alguien ha entonado algún mea culpa? Sí, muy pocos.
Los que callaron, en la primera jornada de la Liga pasada, cuando desde la Federación presidida por Luis Rubiales, montaron una huelga de árbitras o calificando el Barça – RM como el gran derbi de fútbol femenino, cuando este último acaba de llegar al #futfem, tras comprar una licencia para poder competir en la Liga F, sin haber ganado ningún título. Los mismos que dan voz al anterior seleccionador que, ejerciendo, dedicaba lindezas como estas a las jugadoras: “Estás gorda», «vaya plaza de toros que tienes», «necesitas un macho” o ”la homosexualidad es una enfermedad”. ¿Cómo procedieron ante las palabras de un entrenador que comentó con su equipo técnico hacer una “Arandina” —varios jugadores de ese club agredieron sexualmente en grupo a una menor— “pero que sea mayor de edad para no meternos en jaris”? ¿Cómo han tratado el acoso sufrido por las jugadoras del Alhama por su entrenador? ¿Verificando? ¿Dudando de las palabras de ellas? ¿Usando el condicional para crear incertidumbre ante las denuncias? Con eufemismos para minimizar los hechos.
A finales de mayo se celebró la final de la Copa de la Reina en Leganés, Su Majestad Leticia Ortiz no acudió, tampoco lo hizo años anteriores. En la final de la Supercopa las jugadoras tuvieron que coger directamente las medallas de una mesa, ninguna autoridad se preocupó en entregarlas, estando presentes en el estadio, lo mejor para no pasar el bochorno padecido en Mérida, cuando se retrasó la entrega de la Copa de la Reina porque Luis Rubiales se negaba a hacerlo si la misma iba acompañada de una senyera. ¿Cómo se trataron estos hechos? ¿A quién se dirigen artículos, opiniones, comentarios? ¿Al público, jefes, empresas? ¿Cuántos medios relevantes de este país cuentan con la figura del Defensor/a del lector, oyente, televidente? Como decía Marsall McLuhan, el medio es el mensaje.
El efecto ‘manada’
Tensiones entre periodistas y editores siempre han existido, los tiempos y recursos para investigar, documentar, publicar. Kapuscinski ilustraba como “efecto manada” a aquellos medios que cubren los conflictos (Guerra de los Balcanes, Irak, Afganistán…) a cientos de kilómetros o desde las redacciones, utilizando informaciones y notas emitidas por las partes implicadas, generando falsedades y noticias poco contrastadas. El #futfem no es ajeno a ello. La mayoría de los opinadores que estos días protagonizan programas, tertulias y textos no han asistido a partidos de la Liga F en directo. Sorprendidos al descubrir que, mientras a los jugadores del Barça de la selección masculina se les abuchea, en el WiZink Center madrileño, a las jugadoras del club catalán, en Madrid Río, se las ovaciona. Cualquiera con un mínimo de conocimiento sabe las profundas diferencias, y la forma de relacionarse, entre aficiones según el género.
No son los únicos aquejados por el efecto. Al día siguiente de la final de la Copa de la Reina se celebraban elecciones locales y autonómicas; ninguno de los candidatos y candidatas por Madrid se dignó a acudir a la cita protagonizada por Real Madrid y Atlético de Madrid, cuando el campo de Butarque (Leganés) está a media hora de la Puerta de Sol. Ahora muestran solidaridad, comunicados, entrevistas; hace 60 días el #futfem era inexistente para ellos. ¡Bienvenidos! Deseando que contribuyan a que el “efecto manada” desaparezca.
Mucho más que campeonas
Los acontecimientos producidos tras el triunfo; las CAMPEONAS, las mejores a pesar de todo, interpretaron que se habían sobrepasado todas las líneas. Alexia Putellas –dos veces elegida mejor futbolista del mundo„ Luis Suárez solo lo ha conseguido en una ocasión (1960) para el masculino– prendió la llama con el #SeAcabó inicial. La hoguera generada sorprende a muchos, sacando a la luz vanidades ante un escenario que nunca les ha interesado, ni comprendido. El incendio se extendió por múltiples fuegos. En ello tuvieron una labor cardinal mujeres que cubren la información deportiva, tarea menos reconocida y valorada que la de sus compañeros. Sin ellas, la explosión no hubiera sido posible o se hubiera ralentizado. Conocen lo que pasa, recurren a las fuentes, investigan, contrastan, son precisas, están en el terreno, no solo en los estadios, con una significativa diferencia a la hora de tratar los temas, mientras la prensa deportiva masculina gira en torno a grandes nombres e individualidades –excluyendo por tal motivo a muchas–, la femenina pondera lo colectivo, lo común, la igualdad.
Las jugadoras prendieron la llama, las periodistas la expandieron, sacando de paso a la luz lo que ellas han padecido en las redacciones. #SeAcabó se amplifica, la sociedad lo hace suyo, trasciende al fútbol. El tiempo da la razón a Irene Montero, “solo sí es sí”, si hay consentimiento. Se relaciona con #MeToo, el movimiento sobre las agresiones sexuales en el mundo del cine. Para la escritora, editora y activista cultural Silvia Nanclares, “el salto cuántico entre el #MeToo y el #SeAcabó: el primero pone el acento en el “creedme” y el segundo, en señalar la estructura y en romperla”.
Un par de reflexiones para concluir. Sus compañeros de profesión mayoritariamente no se han posicionado –con excepciones como las del bético Borja Iglesias, que ha renunciado a la selección española mientras no se produzcan cambios–, algo lógico, prevalecen los intereses personales, nunca los van a poner en peligro y menos con un tema como este. ¿Cómo se posicionan en temas tan graves como el racismo según el equipo en el que se encuentre el jugador acosado? Unanimidad o silencio. ¿Alguno comentó algo cuando un estadio a rebosar tachó a Guardiola de maricón?
Jugadoras ejemplo de profesionalidad, compromiso, solidaridad. Sin ocultar sus formas de pensar, actuar, identidad. Sin necesidad de salir de ningún armario porque nunca han estado dentro.
Más que coincidencias
Lo acontecido, a nivel mediático, con cierta semejanza con las últimas elecciones. Medios deportivos creyendo en sus verdades, los generalistas convencidos de que lo que ocurre en Madrid es lo que pasa en el resto del Estado. Comentarios, opiniones, encuestas… Agresividad, insensatez, fanatizando su realidad, transitando del conocimiento al despotismo comunicativo en palabras de Mario Perniola. Caverna envolvente de la que es difícil escapar. Volvamos a los clásicos, leyendo también a Carmen de Burgos, Josefina Carabias, Nellie Bly…
Las pasadas elecciones generales y lo aflorado tras el Mundial acreditan que nuestra sociedad es más plural y diversa de lo que se muestra mayoritariamente; la manera de comunicar, también. Sin olvidar, para los más escépticos, que el deporte puede ser un catalizador de cambios, aunque su función sea entretener.
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