Secundino Hernández, la importancia de encontrar tu camino

Exposición de Secundino Hernández en la Sala Alcalá 31 de Madrid. Foto: Jonas Bel.

La primera muestra institucional –a pesar de su popularidad– de Secundino Hernández (Madrid, 1975) en su ciudad natal, en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid, ofrece un recorrido por los 30 años de trayectoria de este gran pintor de la abstracción, perfeccionista en la técnica y malabarista virtuoso en la combinación de colores. Es nuestra nueva recomendación ‘asombraria’ en la gran semana del Arte en Madrid.

Comisariada por Joaquín García Martín, ofrece al visitante cerca de 70 obras procedentes tanto de colecciones privadas –destacan los prestadores alemanes– como de instituciones nacionales e internacionales, que van desde la más antigua realizada en 1996 hasta una de gran tamaño fechada en 2025, y que recibe en plan ‘aquí estoy’ al visitante en esta sala de difíciles costuras para exponer pintura. A través de ellas, se pone de manifiesto la insistencia de la práctica de Hernández desde finales de los años 90 hasta la actualidad por investigar el lenguaje de la pintura. Un trabajo el de Secundino Hernández que “aunque aparenta ser el resultado de una absoluta inmediatez, se cimenta en un conocimiento extraordinario de la técnica y los materiales, además de una investigación persistente en ciertos elementos que le han llevado a desarrollar un corpus excepcionalmente sólido”, afirma el comisario de la exposición.

En la visita para presentar la muestra a la prensa, Secundino dejó claro que le interesan más los aspectos formales que los conceptuales, “aunque todos tenemos nuestras historias que contar, y siempre hay quienes pueden encontrar una interpretación. Supongo que responden a estados emocionales, que son reflejo de un tiempo; por ejemplo, hay cuadros que hablan de límites, de fronteras”.

Así cuenta el comisario las obras de En obras, título que expresa el proceso de evolución de Secundino Hernández: “La muestra propone un análisis sobre los aspectos fundamentales que el pintor ha desarrollado en su lenguaje pictórico y sobre los que insiste y continúa trabajando desde sus inicios hasta la actualidad: el dibujo, el tratamiento de las superficies, la forma y la figura humana. El visitante podrá disfrutar así de una muestra que se divide en esas cuatro secciones: la importancia del dibujo como base de la pintura, la superficie como espacio de representación y como elemento plástico, la forma en la composición pictórica y en la creación de un lenguaje propio, y la figura humana, que supone la única incursión del pintor fuera de la abstracción”.

Las obras figurativas, pintadas sobre todo en 2017 y que muestran una faceta mucho más desconocida de Secundino, con formatos más íntimos, están recogidas en la planta de arriba de la Sala. Y añade García Martín: “La pintura de Secundino Hernández es el resultado de un proceso reflexivo donde el gesto y el accidente se dan en una aparente fluidez y ligereza que es en realidad el resultado de una práctica constante, metódica y casi obsesiva”.

Una de las salas de la exposición 'Secundino Hernández. En obras". Foto: Jonas Bel.

Una de las salas de la exposición ‘Secundino Hernández. En obras’. Foto: Jonas Bel.

El artista Secundino Hernández con una de sus obras. Foto: Jonas Bel.

Secundino Hernández con una de sus obras. Foto: Jonas Bel.

Preocupaciones formales más que vitales o de contenidos. Pocas pistas sobre conceptos o significados. Quizá rehuyendo de cualquier titular o artículo sensacionalista que pueda hablar de aquel niño que nació en los años 70 en un barrio muy humilde de Madrid, Las Cárcavas / Hortaleza (nada que ver hoy día con lo que fue en aquellos años), un niño al que sus padres –inmigrantes en la capital desde Aragón y Andalucía– apuntaron con muy buen ojo a clases de dibujo y pintura desde muy temprana edad, para alejarlo de todo lo malo que pudiera traer pasar mucho tiempo en esas calles, y que con tesón-casi-obsesión ha conseguido éxito, reconocimiento y fortuna (en su estudio trabajan actualmente nueve personas). Pura abstracción  a saltos entre el collage de retales cosidos, los tintes sobre lino, la monocromía (muy interesantes esas obras limpias que se expresan solo con los blancos y el lino) y la explosión –y vaya explosión bien combinada–, de color; entre el minimalismo y la sobrecarga de materia.

En cualquier caso, el resultado es espectacular y colorista, dados los enormes formatos de la mayoría de las obras de Secundino. Así, abstracto también, lo explica el comisario: “Para Hernández, la pintura se entiende desde lo físico y lo manual. La obra tiene que ver con el cuerpo y con el gesto del pintor. Con su capacidad. Pero también con la materialidad. El cuadro lo es desde el bastidor y el lienzo. Es a la vez su historia y el resultado”.

Mejor verlo.

Secundino Hernández en obras’ estará en la Sala Alcalá 31 hasta el 20 abril.

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