Seis trucos infalibles para jugar este otoño con tu perro o gato
Un perro o gato moderno en el diván de un psiquiatra confesaría: la vida entre humanos puede ser aburrida, muuuy aburrida. Jugar entre 15 y 30 minutos al día con gatos y perros es importante para hacerles felices y que se sientan queridos, pero también para reducir su estrés e influir en su comportamiento. Humano despistado: es hora de ponerse patas al juego. Aquí van seis trucos divertidos y peludos para lograrlo; entre ellos, pensar como un gato o un perro, desafiar a tu Kaspárov de cuatro patas, gatificar y perrunificar tu salón y saber que los canes y felinos hípster juegan con su comida.
Por EVA SAN MARTÍN (EN EL NOMBRE DEL GATO)
¿Y esa cara tan larga, amigos perros y gatos? ¿Vuestros humanos aún no saben que necesitáis jugar con ellos a diario? ¿Maulláis y ladráis en serio? Si un gato o perro moderno se sentara en el diván de un psiquiatra, sería para quejarse a maullido y ladrido limpio de lo aburrido que puede ser vivir entre humanos. «Los gatos necesitan jugar con sus humanos entre 15 y 30 minutos al día para alimentar su mente, liberar ansiedad y contrarrestar la falta de estímulos que la vida doméstica conlleva; aunque son pocos los que lo consiguen», dice la veterinaria Beth Stickler, que ha estudiado cómo el juego impulsa la felicidad de nuestros peludos compañeros de vida.
Gatos y perros necesitan jugar contigo. No, los paseos por el parque no son suficientes. «Jugar es un arma muy poderosa para un animal; influye en su desarrollo, potencia sus emociones, mejora su salud psíquica y hasta modifica su comportamiento», asegura la zoóloga Patricia McConell.
Humano despistado: es hora de ponerse manos, y patas, al juego. Aquí van seis trucos infalibles, y muy peludos, para divertirse con perros y gatos.
Piensa como un gato, ¡y saca el tigre que hay en ti!
Tigretón: dícese del dulce gatito que dormita en tu sofá cuando aprendes a jugar con él, ¡y despiertas al tigre cazador que lleva dentro! Los juguetes para jugar con un gato son variados. Piensa como un gato y acertarás: mejor optar por juguetes pequeños, del tamaño de un ratón o pajarito, a los que tu saco de mimos pueda tender emboscadas y dar caza. Hazte con una selección de juguetes voladores -las plumas incorporadas los harán aún más purrfectos-, que puedas lanzar o estén atados a una cuerda que los haga volar. Combina con ratones pequeños de peluche y juegos felinos que simulen la caza de insectos. ¿Algunas ideas más? Usa punteros láser (pero recuerda dejar un ratón de peluche al final del juego, para que tu gato pueda atraparlo) o bolitas de comida lanzadas por el pasillo, el juego preferido de Cabo, mi editor peludo más tragón. ¡No tardarás en darte cuenta de cuál es el juego preferido de tu amigo!
¿Y qué mejor que una caja de cartón en mitad del salón para urdir una emboscada peluda con la que sorprender a tu presa de peluche? Si aún no conoces las virtudes de este sencillo objeto de papel prensado, aprende aquí por qué a los gatos les gustan las cajas:
Pelotas, una tentación muy perruna
La historia de amor entre tu querida bola de pelo y esa vieja pelota viene de lejos. «Lobos y perros salvajes corren tras sus presas para cazar; un comportamiento instintivo que explica por qué las pelotas botadoras son un juguete perfecto para los perros «, explica Caroline Coile, autora de ¿Por qué los perros aman las pelotas? (Sterling, 2008). Ponte las gafas perrunas (¿ya estás preparado?) y di lo que ves cuando aparece frente a ti un balón saltarín que rebota y cambia de dirección. Imposible resistir semejante tentación peluda.
Kaspárov con 4 patas
La vida es un enorme tablero de ajedrez. Díselo, si no, al Kaspárov gatuno con el que compartes piso, ese que estudia el terreno con conciencia minina antes de poner una pata en el salón. O pregunta al estratega perruno con el que duermes, dedicado en pata y alma a camuflar juguetes en los sitios más insospechados.
El ajedrecista perruno o gatuno con el que vives necesita retos para mantener su mente en forma. ¿Una idea? Esconde sus juguetes e invítale a buscarlos; puedes añadirles olores o esconder dentro comida para facilitar el rastreo. No sólo eso: los juguetes encontrados por perros y gatos tendrán un valor añadido, pues se convertirán en un tesoro para tu querido saco de mimos.
Perros y gatos hípster juegan con su comida
Los cuencos rebosantes de bolitas son cosa del pasado. Los perros y gatos hípster ya lo saben, y prefieren los comederos puzle y dispensadores de comida activados a mordiscos o zarpazos. Lo has adivinado: los comederos interactivos son el nuevo must de los felinos y canes urbanitas.
¿Qué puedes hacer tú, humano consciente pero despistado? Ponte patas al lío, porque es sencillo. Para perros, puedes fabricar uno con una pelota de tenis: corta una raja con un cúter y rellénala con bolitas. Tu amigo podrá perseguir su juguete, morderlo a placer y hacerlo botar para sacar su premio sabroso. ¡El paraíso perruno hecho bola!
La versión gatuna no es más difícil: haz agujeros en una botella de plástico con tapa y rellénala con su comida seca preferida. ¡Lista una sabrosa maraca activada a toque de zarpa!
Humano, ¡déjame ganar!
Todo perro y gato lleva un cazador dentro. Sí, también esa bola de pelo que bosteza panza arriba desde tu cama. Para que tu amigo de cuatro patas no se frustre cuando jugáis, déjale tiempo para planear sus movimientos y, sobre todo, déjale ganar. Traducido al idioma perruno y gatuno, esto implica permitirle que atrape su pelota, su ratón volador o su pájaro de peluche. Y también felicitarle con mimos, caricias y hasta aplausos por su hazaña. ¿Qué sesudo cazador no se sentiría frustrado por no poner sus patas encima de su juguete?
Gatifica y perrunifica tu casa
Gatificar y perrunificar es el arte de adaptar tu casa a las necesidades físicas y mentales del minino o amigo perruno con el que compartes la vida. Cajas de cartón, torres de escalada para felinos, zonas de refugio con cojines y ventanas con vistas son sencillas acciones para transformar tu vivienda en un lugar más interesante para tu bola de pelo. No sólo eso: jugar en un entorno complejo también es más divertido.
¿Quién dijo que la vida peluda era fácil? Pues aplica esta máxima a los juegos con perros y gatos. Despliega una sábana en mitad del salón y coloca cajas o cestas en rincones pensados para el camuflaje. ¿La clave? Piensa como tu amigo de cuatro patas y acertarás. Un entorno más complejo despierta juegos más sesudos y divertidos.
¡Feliz juego peludo!
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