Servando Rocha, ¿la triple PPP frente a la doble PP?
Si hubiera que calificar de alguna manera a Servando Rocha es de activista de lo subcultural y lo contracultural, y analista de la violencia en la cultura dominante. Lleva más de dos décadas explorando y difundiendo expresiones donde lo político y lo cultural circulan en una misma dirección. Natural de la isla de La Palma, fundó en 1996 el Colectivo de Trabajadores Culturales La Felguera. Escritor, abogado, músico y editor, sus publicaciones nos han acompañado en los últimos años, visibilizando mundos muy cercanos en su mayoría silenciados.
Autor de obras como El ejército negro (Un bestiario oculto de América), Nada es verdad, todo está permitido (El día que Kurt Cobain conoció a William Burroughs), La facción caníbal (Historia del vandalismo ilustrado), Mirad a vuestros verdugos, Nos estamos acercando (La Historia de Angry Brigade), Agotados de esperar el fin (Subculturas, estéticas y políticas del desecho), Historia de un incendio (Arte y revolución en los tiempos salvajes: de la Comuna de París al advenimiento del punk) y Los días de furia (Contracultura y lucha armada en los Estados Unidos, 1960-1985. De los Weathermen, John Sinclair y los Yippies al Black Panther Party y los Motherfuckers).
Este sábado, 10 de octubre, se presenta la reedición ampliada de Motherfuckers! De los veranos del amor al amor armado. Será una noche enmascarada, especial y al aire libre, donde se proyectará el documental ‘Up Against the Wall Motherfuckers!’ y posteriormente actuará J. L. Maire, mago del sonido (improvisación electroacústica, música experimental, sintetizadores); también se repartirán “mapas motherfuckers de Nueva York’.
Esta cita, en El Campo de Cebada de Madrid a partir de las 21.00 horas, ha sido el pretexto para conversar con Servando Rocha (www.servandorocha.com).
¿El Colectivo de Trabajadores Culturales La Felguera fue un sindicato que sucumbió ante las delicadezas / sutilezas del poder?
Creo que fue un ejercicio de honestidad y de autocrítica, algo bastante inusual en medios militantes y activistas. En esta época casi todo tiende a medirse cualitativamente. Se suman personas o likes, se cuentan cifras. Nosotros siempre trabajamos en otros sentidos, en el aspecto cualitativo. En el colectivo de trabajadores culturales, en un momento dado, vimos que teníamos demasiados amigos, que todo se había vuelto confuso, demasiado cercano a medios que rechazábamos (el artístico como mera contemplación snob, el museo que pretende reinventarse). Todo el mundo parecía estar de acuerdo con las acciones que hacíamos y lo que decíamos en nuestros manifiestos y comunicados. Había que parar, tomar aire. Cuando te conviertes en algo previsible, eres controlable. Siempre se ve llegar este momento, pero muchos lo aceptan. Nosotros, no.
¿Ocurrió por ser un sindicato presidencialista?
No aspiraba a ningún sillón, sino todo lo contrario. Desaparecimos como grupo de agitación, pero formamos otros grupos, colaboramos desde la base con otra gente. Fue la época de algo tan bello como el Instituto del Tiempo. Intuíamos un cambio que luego aconteció. Eran los meses anteriores al 15M.
¿Cuándo y por qué decidió pasar a la clandestinidad y con ello convertirse en un nido de espías, contraespías, dobles agentes, donde nadie sabe con certeza para quién trabaja?
Fue un acto reflejo, algo automático, un punto de partida que siempre tuvimos delante de nosotros. El arte se construye a partir del contagio, las emociones compartidas generalmente por un pequeño grupo de agitadores. Lo político, para nosotros, funcionaba de la misma manera. La literatura no es otra cosa que compartir un secreto. Se actúa como un intrigante. Las ideas se vuelven bolas de fuego.
¿Es preferible ser ludista o felguerista?
Los ludistas destruían las máquinas. Quedan muchas máquinas por destruir. Tranquilos, se puede trabajar en ambos grupos secretos.
Estamos en plena guerra. La política ya no es la protagonista principal del eje del mal. El aburrimiento y la apatía parecen serlo en mayor medida, ¿se debe combatir? ¿Es preferible seguir callados y suicidarse poco a poco con tanto tedio?
No hay terror más profundo que eso que Barnet Newmann decía: “Terror es que no suceda nada”. En una era donde se nos vende el movimiento perpetuo se tiende hacia lo contrario. Debemos buscar dentro de nosotros, cultivar el sentido de espera, el cortejo, también el esfuerzo. No hay nada más revolucionario que hacer las cosas por el simple placer de hacerlas, sin esperar algo a cambio (de la divinidad, de la sociedad, de la chica que nos gusta). Nosotros somos los destinatarios de aquello que hacemos, de lo que cultivamos a diario, para bien o para mal. Existe la tendencia a culpar de todo a agentes externos, pero casi siempre los responsables somos nosotros.
Pasión, Pornografía, Punk. La TRIPLE PPP no existe, ¿habría que crearla como alternativa a la DOBLE PP, Partido Patético?
La pasión es un motor sin el que nada vale la pena hacer. No hay aventura posible sin ella. La pornografía: no creo que haya otra pornografía posible. Sin darle excesiva importancia, creo que es lo que es, sin más. Lo cual, desde cierto punto de vista, ya es terrible en sí misma. El punk, como movimiento vinculado a unos grupos y a un momento, desapareció fagocitado, murió en un éxito vanidoso. John Lydon lo advirtió. A los seis meses del inicio, todo el mundo se imitaba. La provocación dejó de provocar y se convirtió en parte de un paisaje y un país. Demasiado afectado a una edad, a un lenguaje. Se convierte en aburrido.
¿El sistema de partidos tiene sentido?
Tiene sentido para los que creen en gobiernos y en ser gobernados. Tiene sentido para sofocar los fuegos. La pregunta importante es si el auge de partidos izquierdistas servirá de apagafuegos, si los bomberos de la izquierda apagarán el fuego que les hizo llegar adonde están. O si, por el contrario, servirán para avivar algo, si marcarán un punto de no retorno hacia una sociedad mejor. Aunque yo tengo mi propia opinión y esta no es muy optimista acerca de los partidos políticos, también entiendo lo pequeño que al mismo tiempo es un mundo. La gente es desahuciada y la situación social y económica es terrible. Esa gente, en su particular mundo que también es el nuestro, necesita una salida. Aunque sean soluciones individuales, pondría la mano en el fuego por que sucediera, aunque el final del camino sea la desmovilización y el aislamiento, incluso la criminalización.
¿Y los sindicatos?
Bancarrota.
¿Existe la nueva política?
Existe una nueva manera en que la política se expresa, un nuevo lenguaje que está siendo adoptado incluso por la derecha. Un partido como Ciudadanos es producto de este tiempo. En el fondo, no es nada nuevo, pero sí que era necesario para que estas propuestas pudieran expresarse con perspectivas cuantitativas. Todos quieren ganar, no se cansan de repetirlo. El liberalismo, el socialismo, la ciudadanía… son palabras que sirven para todo pero que, en realidad, no significan nada hoy. Más allá de las palabras, ese estilo en el lenguaje refleja que el futuro pasa por vender una jaula de oro.
¿El terrorismo poético es alternativa al resto de terrorismos?
Tiene que ver con la mirada. La única forma de resistir esta época es reencantando nuestra mirada. Existe una mirada obtusa, una luz cegadora, un exceso de imágenes. El resultado es el fundido en negro. Reencantar la mirada tiene que ver con redescubrir nuestro barrio, nuestras calles, nuestro propio pasado, no obsesionarnos con el peso de la novedad y devorar con lentitud lo que hemos sido, lo que somos. Si la poesía tiene algo que decir hoy en día, quizás sea esta su viabilidad.
¿Todos somos absorbidos por el sistema?
Depende. Esa frase puede ser peligrosa, una excusa para quedarnos con los brazos cruzados. La pregunta puede ser formulada de otra forma. Si hoy supiéramos que nuestra aventura amorosa terminará en dos o tres años entre llantos y reproches, ¿acaso no la viviríamos igualmente? Trabajamos en base a un sentido de la esperanza a veces absurdo. La esperanza es un motor, pero no es imprescindible en un sentido de progreso, de tiempos. Se lucha y resiste porque está en nuestra naturaleza, porque es lo que debemos hacer, no porque creamos que ganaremos. La historia, en este sentido, puede ser desalentadora, pero muchos de nuestros héroes y heroínas son figuras derrotadas.
¿Es más cómodo recrear mundo lejanos: panteras blancas, Angry Brigade, Ejército Negro, Motherfuckers…, ¿qué próximos?
Sí, definitivamente. Pero son mundos que no hay que desatender, porque explican lo que somos hoy en día, para evitar que los nombres que citas se conviertan en historia, en cadáveres del tiempo, ballenas varadas en ningún lugar. Lo importante es que podamos reconocer en estas experiencias parte de lo que somos hoy. Hacer del pasado algo vivo. Hacer que los muertos del pasado se paseen por el presente de los vivos.
¿Cuáles son los motivos de tanta desmemoria histórica?
La memoria puede ser un arma. Sin memoria nos sentimos caídos del cielo, fantasmas de un presente que no comprendemos. Nos da anclajes y puntos de partida, pero no es suficiente. Luego hay que posicionarse, trabajar con lo que tenemos ahora.
¿Quiénes eran los Motherfuckers?
Fueron una de las experiencias históricas y vitales más importantes de los sesenta. Sus implicaciones han llegado hasta nuestros días. Fueron la cara oculta de la Luna, de lo que se vendió como la fiesta de los sesenta. Sus comunicados y panfletos son de los más bellos del siglo pasado. Resultan inspiradores y contagiosos. Tuvimos la oportunidad de conocer al que fuese su cabeza visible, Ben Morea. Ese momento reafirmó lo que sospechábamos: que no había cartón piedra, que la mirada sigue viva, que podemos hacer algo.
Vuelven ahora a Madrid, a Móstoles a El Campo de Cebada ¿podemos caminar juntos?
Sin duda. Intentaremos que el acto de presentación sea un cónclave inspirador, un momento ideal para reforzar algo imprescindible hoy en día: la comunidad. Crear comunidad, comunidades.
¿Ha habido algo similar entre nosotros?
En otro contexto, por supuesto. Ahora la tarea quizás pasé por redescubrir todos y cada uno de esos Motherfuckers que vivieron en nuestras calles y plazas. Y todas las heroínas olvidadas. Siguen estando ahí. Basta con decir su nombre.
Valle Inclán, Arthur Conan Doyle, Bakunin, William Blake, Thomas de Quince, William Burroughs, Hakim Bey. ¿Qué tienen en común?
Construyeron sus propios mundos para evitar lo que uno de ellos, el gran William Blake, advirtió: “O creas tu propio sistema o el sistema te destruye”.
¿Y ellas? ¿Quiénes son las que crean su propio sistema?
Hay tantas. Unos cuantos nombres que nos gustan: Thèroigne de Mèricourt, Emma Goldamn, Gee Vaucher, las WITCH, Valerie Solanas. Toda esa herstory que aún hoy permanece soterrada. Hay que visibilizarla.
Letizia Ortiz lee a Alan Moore, ¿nos merecemos realmente una reina así?, ¿sobrepasa a la mayoría?
Posiblemente sea una reina como las otras, frecuentemente obsesionada con lo oculto. No le gusta ser reina. Busca su contrahechizo para romper su hechizo. No lo logrará.
¿Carmena es el diablo?
Ojalá.
Añade lo que quieras.
Infinitas gracias.
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