Sethler: “En la guerra de las relaciones se negocia con uno mismo”
Sethler debutó en la música con ‘Batalla’ (EMI, 2012), el primer disco de una trilogía sobre las relaciones de la que ahora nace su segundo capítulo, ‘Negociación’. Entrevistamos al músico que ha hecho de sus letras y sus melodías una reflexión personal antes oscura y ahora luminosa.
Hugo Martín Cuervo tiene 28 años y un nombre de guerra. De guerra porque está empeñado en una trilogía musical que comenzó con Batalla (EMI, 2012), continúa con Negociación (Mushroom Pillow Music, 2016) y finalizará,- solo él sabe cuándo- con Tregua. Tres discos para contar, bajo la identidad de Sethler, su alter ego musical, lo que son para él las relaciones personales, íntimas, menos íntimas o simplemente relaciones a secas.
Formado entre la imagen y el sonido, Hugo cuenta en su currículo con el hito de haber sido el cineasta más joven nominado al premio Goya. Fue en 2008 por un corto y, finalmente, no logró la estatuilla, aunque sí “un apodo” que le acompañará ya para siempre. No abandona la imagen, pero ha decidido centrarse más en su faceta de músico.
Defensor a ultranza del indie, con Negociación dice haberse abierto mucho más hacia el pop convencional. Abandona la introspección y la oscuridad de su primer trabajo, Batalla, para lanzar mensajes mucho más luminosos, positivos y hasta bailables, como Todo va a ir bien o Drama queen. Charlamos con él sobre música, fenómenos, postureo y cultura.
¿Me explicas qué es eso del ‘melancopop’?
Es una etiqueta que tuve que inventarme con el primer disco. La gente suele preguntar qué tipo de música haces, quieren una etiqueta. Así que me inventé una para darles. Melancopop: Pop un poco melancólico. Con esa melancolía que tiene que ver con gente del Norte como yo. Es esa pequeña melancolía otoñal gijonesa.
Vamos a quitarnos de en medio cuanto antes eso de que fuiste el director más joven nominado a los Goya. Esto es una entrevista sobre música. Nos lo explicas, por favor…
(Risas). Sí, es cierto que en su momento a aquello se le dio mucho bombo. Me nominaron con un corto cuando tenía 19 años. Entonces, según parece, nunca un director había estado nominado con esa edad. Aquello hizo que me quedara con aquel pequeño apodo. El corto se llamaba Final, pero el Goya se lo llevó Isabel de Ocampo con otro que se llama Miente.
Entonces, ¿eres cineasta pasado a la música o músico pasado al cine?
Ambas cosas. Siempre he tocado, desde pequeñito, y he estado metido en el mundo del cine también desde pequeñito. Mi padre era técnico de sonido y a la vez hacía bandas sonoras para películas documentales y otros proyectos. Así que era músico y cineasta. Yo me he pasado la infancia en rodajes y también tocando el piano. Más tarde pasé por el conservatorio y estudié contrabajo. Es verdad que al principio me volqué mucho más en el cine cuando estaba estudiando en la RESAD. Después de varios cortos, pensé que era el momento de hacer un largo, pero la cosa estaba muy complicada. Así que como tenía canciones para un disco, me decidí por la música.
Supongo que no se abandona el gusanillo de la imagen así tan fácil, ¿no?
Claro. Sigo realizando publicidad y mis propios videoclips y los de otros grupos. Y, aparte, tengo este concepto de la trilogía en la música. Así que todo tiene un concepto muy cinematográfico y musical a la vez. En 2011 hice el último corto. Hice uno por año durante cuatro años. En 2012 saqué el primer disco. Tengo el guión de un largo que creo que haré, pero no tengo prisa. El cine no atraviesa por su mejor momento.
Bueno, parece que la música tampoco atraviese por su mejor momento…
(Risas). No, desde luego que tampoco. Nada atraviesa un gran momento en las artes en estos días.
¿Por qué crees que ocurre eso?, creatividad hay, ¿qué es lo que falla?
Sí, creatividad, hay. Pero creo que los consumidores, entre los cuales me incluyo, nos hemos acostumbrado a no pagar por el arte -por la música y el cine concretamente- y no nos damos cuenta de que eso que estás consumiendo gratis cuesta mucho dinero. Nos hemos acostumbrado a tenerlo todo de inmediato en Internet y gratis, y eso hace que todo se tambalee un poco.
¿Pero quién o quiénes crees que son responsables de que esa cultura del todo gratis haya calado tan hondo en el público español?
Creo que no hay un culpable. Creo que es un poco que somos así, que es así como consumimos.
¿Nos tendrían que haber educado menos en la picaresca?
Claro. Por ejemplo, hemos estado muy acostumbrados a que hubiera conciertos gratuitos y eso nos ha podido hacer pensar que los conciertos son o gratuitos o muy baratos. Al público español le cuesta mucho pagar 7 euros por un concierto, pero muy poco pagar 7 euros por una copa. Es curioso y algo que ya se ha dicho mucho, pero absolutamente cierto. No creo que haya que buscar culpables. Simplemente tratar de hacerle entender a la gente que las cosas tienen un precio. Se dice que en el cine y la música ha desaparecido la clase media. Hay muchos artistas empezando y unos pocos grandes artistas, pero todo lo que era la clase media se ha perdido un poco, aunque creo que volverá.
Hace pocos días se publicaba que lo más escuchado en España en Spotify es el reggaetón, con Juan Magán en cabeza, ganando por goleada. ¿Cómo lo valoras?
Hay problemas educacionales y también creo que algunos medios han utilizado altavoces para darle al consumidor mucha cantidad de contenido de un solo tipo. El reggaetón debe funcionar para bailar y para los garitos, supongo. Pero también va ligado a la generación Tele5 de Mujeres y hombres y viceversa. Nos han dado mucho de esto y poco de calidad, y al final el consumidor termina cogiendo lo que tiene a mano.
En una entrevista dijiste que la música ‘indie’ se ha convertido en ‘mainstream’. Sumado a lo de Juan Magán, es toda una paradoja.
Decía que el indie es el nuevo mainstream como algo bueno. Gracias a algunos grupos, la música indie entre comillas se ha popularizado bastante y hay docenas de festivales que están masificados. Aunque los festivales también son una manera de pagar menos. Son otra forma de ahorro. Es innegable que el indie atraviesa un buen momento. Aunque yo no creo que lo que yo hago sea indie. Yo creo que hago pop.
¿Qué diferencia hay para ti entre el ‘indie’ y el pop?
La diferencia es muy estrecha y cada día más. Tenemos un problema de prejuicios. Nos pasa que un grupo que canta en inglés o es extranjero nos parece muy guay y lo aceptamos, pero si tradujéramos sus letras al castellano y lo cantáramos nos parecería pop de Los 40 principales. Yo sinceramente no veo esas diferencias.
¿Dentro del ‘indie’ hay mucho postureo?
Es verdad que en muchas ocasiones hay mucho más de imagen que de fondo. Yo creo que cuando ponemos la etiqueta de indie se la adjudicamos a grupos que tratan de cuidar un poco las cosas. Para mí la definición de indie va más allá de lo independiente y supone que todo esté muy cuidado. Que las letras y los arreglos no sean los típicos. Pero al final, no nos engañemos, sigue siendo pop que puede consumir cualquiera.
En aquella entrevista decías también que habías compuesto casi 30 canciones entre 2009 y 2011 y te daban para hacer tres discos. ¿No temes que puedan quedarse un poco desfasadas?
(Risas). Es cierto que las canciones tienen una tendencia muy peligrosa a quedarse viejas. En aquel momento pensé que teniendo 30 canciones podría hacer un disco triple. Pero es cierto que pasado el tiempo uno modifica mucho las canciones o termina por cogerles mucha manía. Eso pasa bastante. Lo que uno hace nuevo siempre le parece lo mejor que ha hecho nunca. Es una de las cosas que más me gustan de la música. Al mes, aparece una nueva canción y la que hiciste ya no te sirve… Sí. Soy así. En este disco hay bastantes canciones de 2011 con sus reversiones y sus retoques y otra mitad nueva y más fresca.
Esta trilogía habla sobre las relaciones personales. No sólo de amor. ¿En esto de las relaciones personales hay también mucho postureo?
Creo que ser una persona sensible está de moda. Los sensibles también atravesamos un buen momento. Lo hemos pasado peor en otras épocas. Igual se nos está pasando el momento, puede ser. He tenido una etapa de relaciones tormentosas en todos los ámbitos y por eso me gustaba observarlas con una especie de trasfondo bélico. Aunque en el fondo, todo el belicismo es contra uno mismo. La batalla más cruenta en las relaciones personales es la que mantenemos contra nosotros mismos y esta negociación, aunque hable de relaciones con el entorno, también es una negociación con uno mismo.
¿Cómo se negocia con uno mismo?
Intentando conocerse. Sabiendo dónde fallas, de qué pie cojeas y en qué momento has patinado. Creo que, si uno es muy analítico, puede muy fácilmente encontrar los motivos por los que existen problemas con el entorno y negociar procesos de cambio para tratar de arreglar las cosas de la mejor manera partiendo siempre de uno mismo. Se trata de reflexionar.
Para ti que no has cumplido todavía los 30, ¿qué es “ser un hipster de manual”?
(Risas). Me cuesta mucho saber qué es hipster y qué no lo es. Somos unos devoradores de modas que nos duran poquísimo. Me empecé a poner gafas cuando no estaban de moda y me dejé barba también cuando no estaba de moda. Ahora, la verdad, es que estoy tratando de quitar ambas cosas de mi imagen. Pero tampoco lucho contra la moda y los estereotipos. No me parece que esa sea una guerra importante. No tengo problema en ser esto o aquello. Pero, mira, sí te puedo decir con toda sinceridad que este nuevo disco es un salto importante y premeditado hacia el pop. El primero era más denso, más intimo, más rebuscado…
¿Cómo será ‘Tregua’, el que cierre la trilogía?
Tregua va a tener una mezcla de esa alegría y frescura nueva con el recuperar la intensidad y el dramatismo. Una tregua no es una paz definitiva. Todo puede volver a empezar.
Juguemos. Vamos a contarle al lector que Sethler le gustará si le gusta…
Es difícil, pero creo que diría que toda la hornada del nuevo indie español como Vetusta Morla, Izal, Iván Ferreiro y, si nos vamos atrás, Los Piratas, que es un grupo que nos encanta. Lo que más escuchamos en la banda son artistas internacionales. Somos muy seguidores de Radiohead, Bon Iver, Sufjan Stevens, Damien Rice, Foals. Pero también de las cosas añejas como Beatles, Bowie o Clapton.
Comentarios
Por José Manuel H.H., el 31 enero 2016
Estupendo artículo Manuel. Y agradable descubrimiento… La música de Sehtler, teniendo en cuenta los gustos de un pedazo de carroza, como yo.