“Si digo en clase que quiero ser bibliotecario, a lo mejor se ríen de mí”
Nos llega a la Redacción de ‘El Asombrario’ nueva carta del niño Guille, a través de Alejandro Palomas. Nos explica que quiere ser bibliotecario de mayor, pero que no sabe muy bien cómo se hace. Le entran muchas dudas: “Es que si digo en clase que quiero ser bibliotecario a lo mejor se ríen de mí como cuando dije que quería ser Mary Poppins”. Aunque está convencido de que en Uruguay hay una escuela mágica de bibliotecarias.
Buenos días, señor director. Me parece que hace un poco de tiempo que no le escribo, pero es que a veces no sé qué decir. Es que todavía no me pasan muchas cosas y además tengo muchos deberes y bueno. Nazia dice que para que te pasen cosas chulas a lo mejor hay que esperar a ser mayor, aunque cuando voy al cole en el autobús veo personas mayores que no sé si les pasan cosas chulas porque duermen mucho contra la ventanilla y algunas se pelean por el asiento o porque no cabemos todos y hay que empujar mucho.
Lo que pasa es que el otro día se me olvidaron las llaves en la escuela y como llovía mucho y papá no estaba en casa, me metí en la biblioteca de la plaza y no estaba la señora Leticia, que es la bibliotecaria, sino otra señora muy joven y pelirroja que dijo: “No, la señora Leticia está enferma y ahora estoy yo. ¿Cómo te llamas?”. Y sonrió así, como cuando te sale sin querer, y dijo: “¡Pero si estás empapado! Ven, quítate eso y vamos al baño que te voy a secar”. Entonces me contó que se llama Sara y que es de un país que se llama Uruguay y dijo que es muy pequeño porque allí son muy pocos y hay mucho sitio para todos. Luego me sentó en una silla a su lado y me dio un libro que se llama El idioma secreto, que va de una abuela que vive en el campo y que deja una caja llena de palabras que sirven mucho para conocer el mundo sin viajar y que no sé por qué me dieron ganas de llorar. Es que yo no tengo abuela y a veces, cuando salgo del cole y veo que hay tantas esperando en la verja, siento una cosa aquí…
Bueno, pues desde ese día siempre que puedo voy a ver a Sara y cuando entro ella me pone la silla a su lado y me busca un cuento con dibujos como los de El idioma secreto y me quedo un rato con ella y algunos libros me ponen un poco triste y otros no, pero da igual porque si estoy sentado a su lado es como cuando mamá estaba viva y nos tumbábamos en el sofá y ella se pintaba las uñas y me contaba cosas de Inglaterra y yo dibujaba en el cuaderno de hojas sin cuadritos y a veces me quedaba un poco dormido con baba y todo.
Lo que quiero preguntarle, señor director, es una cosa: Nazia dice que para ser bibliotecaria hay que estudiar unos años en la universidad, que no sé si son muchos o pocos, pero a mí me parece que eso no puede ser, porque Sara es muy joven y seguro que no le ha dado tiempo de ir a la universidad si ha tenido que venir desde Uruguay, porque el viaje debe de ser muy largo y eso ya le quita mucho tiempo. A mí me parece que a lo mejor las bibliotecarias estudian desde pequeñas en una escuela especial porque las eligen en secreto de una hermandad que es como la de Harry Potter pero sin tantos juegos de volar y más libros, y que cuando una bibliotecaria desaparece, como la señora Leticia, no es porque se ponga enferma. Lo que pasa es que como ya es muy mayor y lo sabe todo, se la llevan a la escuela mágica de Uruguay para que sea maestra y vaya al andén que no se ve para que las niñas que serán bibliotecarias no se despisten y suban al tren de Harry Potter en vez de subir al suyo.
¿Y usted podría pedirle al presidente del palacio que manda si a lo mejor tiene el teléfono del colegio mágico de las bibliotecarias para saber si dejan entrar a niños? Es que a mí me gustaría, pero como no tengo madre igual no cuento y pasan de largo cuando duermo y mejor hablar con el colegio para que lo sepan y a lo mejor también me dicen a qué hora pasan por mi calle para estar despierto y que no pasen de largo. Aunque si el presidente no encuentra el número de teléfono, a lo mejor Sara me lo da, pero creo que deben de tenerlo prohibido porque es un secreto mágico, claro. Es que si digo en clase que quiero ser bibliotecario a lo mejor se ríen de mí como cuando dije que quería ser Mary Poppins y bueno.
Aunque, ahora que caigo, ¡a lo mejor Sara me dio el libro que se llama El idioma secreto el primer día porque quería darme un mensaje! ¡Claro! Seguro que lo que pasa es que algunas abuelas no van al cielo cuando se mueren. Van al colegio mágico de Uruguay y allí las vuelven bibliotecarias y las mandan a las bibliotecas del mundo para que los libros no se acaben nunca.
Y bueno. A lo mejor, como yo no tengo abuela ni madre, a mí me dejan entrar. ¿No?
Comentarios
Por Laura, el 19 noviembre 2019
Hola, me llamo Laura, soy de Bella Vista, Corrientes Argentina, no soy bibliotecaria pero hace 10 años que trabajo en la biblioteca de mí ciudad y es para mí un lugar mágico, misterioso, con mucha mística, divino, es mi mundo, mi lugar.
Cuando ingresé, nunca imaginé que se volvería una parte de mi. La biblio es parte de mi vida y la quiero como si fuera mía.
Siempre al lado de una bibliotecaria hay un chico con ganas de aprender.
Biblioteca Popular Sarmiento- Bella Vista , Corrientes .