Starmus: ¿estamos solos en el Universo?, ¿adónde vamos?

El borde de una joven región cercana de formación estelar llamada NGC 3324 en la Nebulosa de Carina. Capturada en luz infrarroja por el nuevo telescopio espacial James Webb de la NASA. Foto: NASA, ESA, CSA y STScI

La órbita de la Tierra es clara, pero vamos a la deriva. Mirar afuera, echar un vistazo al Cosmos y ponernos en nuestro sitio: una insignificante ‘migaja’ de minerales que gira en torno a una estrella, una de tantas, donde una especie que apenas lleva 200.000 años existiendo, de los miles de millones que tiene su mundo, está transformándolo a pasos agigantados, a la vez que muestra una capacidad asombrosa para explorar más allá de su atmósfera hasta el origen del Universo. Pero ¿adónde vamos? ¿qué buscamos ahí afuera? Una de las ocasiones para descubrirlo es el Starmus Festival, cuya última edición finalizó hace unos días en Érevan, la capital de Armenia.

Ese pequeño país asiático, atrapado entre enemigos y conflictos, por unos días congregó a una decena de premios Nobel, viajeros espaciales, pioneros de la conquista del Cosmos, cineastas, artistas, grandes músicos y divulgadores de la ciencia para debatir sobre algunas respuestas que nos hacemos los terrícolas mientras seguimos explorando casi hasta el lugar del explosivo Big Bang.

El centro deportivo Hamalir, como se le conoce en la ciudad, estaba a reventar el día en que el guitarrista y astrónomo Brian May, del grupo Queen, recibía la medalla a las artes Stephen Hawking por su apoyo a la ciencia, junto con Jane Goodall (que no pudo estar, pero envió un vídeo), la escritora norteamericana Diane Ackerman y la unidad de comunicación de la NASA TV. También lo hizo cuando, días después, May cogió su guitarra y con varios artistas invitados, un coro de niños y hasta una orquesta  filarmónica, ofreció un concierto irrepetible en el Starmus VI, edición que rinde homenaje a la exploración de nuestro reseco y frío vecino: Marte, ese lugar que hace 50 años que comenzamos a visitar y en el que hemos descubierto hielo y las huellas de ríos de agua del pasado, y donde ahora, con la misión Mars 2020, tratamos de encontrar señales de una vida pretérita o presente que nos diga que no estamos solos, o no lo estuvimos, en nuestro Sistema Solar. “Hoy es un planeta habitado por robots”, señalaba el ingeniero en astronáutica Louis Friedman.

Desde el primer día, esa situación a la deriva de la Tierra, marcada por un cambio climático provocado por nuestra especie en apenas 100 años y una pérdida de biodiversidad galopante, estuvo en el foco de muchos de los cerebros presentes en Érevan. Así lo destacaba el fundador del Starmus, el astrofísico Garik Israelian, que nos comentaba cómo estamos inmersos de lleno en la carrera espacial II : “Vemos cómo Estados Unidos, China y empresas privadas están en esa carrera para llegar a la Luna primero y luego a Marte y poner bases, y uno de los objetivos que tienen es buscar minerales que sean interesantes para la electrónica y las tecnologías que son necesarias para el futuro y para la transición a energías renovables. Hoy no es posible pensar en un mundo sin semiconductores”, comentaba.

Bien es verdad que también hay otro gran foco de interés, que es el turismo espacial, en el que ya trabajan seis empresas privadas norteamericanas, empeñadas en repartirse un negocio para el que de momento no hay regulación.

El guitarrista y astrónomo Brian May, del grupo Queen, recibe la medalla a las artes Stephen Hawking por su apoyo a la ciencia

El guitarrista y astrónomo Brian May, del grupo Queen, recibe la medalla a las artes Stephen Hawking por su apoyo a la ciencia.

Entre los científicos que más centraron su discurso en la Tierra, destacó Chris Rapley, profesor del Clima en el University Collage of London, gran divulgador (colaboró con Al Gore) y ex responsable del programa antártico británico. “No podemos esperar soluciones rápidas y drásticas al cambio climático. Las personas son las que deben cambiar su forma de vida, porque estamos impactando en el medioambiente, la atmósfera y el clima planetarios, y en ello los medios de comunicación tienen mucho que hacer aún, no pueden seguir promoviendo el debate sobre si hay o no un cambio climático que sin duda es generado por nosotros. Lo grave es que ya nos falta tiempo para actuar, es urgente”, nos señalaba en una entrevista.

Desde otro punto de vista, la Nobel francesa Emmanuelle Charpentier  (lo ganó en Química, en 2020, por sus trabajos sobre la edición del genoma) recordaba que “van a ser fundamentales nuevas estrategias médicas para enfrentarnos a nuevas infecciones que puedan estar causadas por el cambio climático”, mientras que la científica planetaria Bethany Ehlmann señalaba en su conferencia que conocer el Cosmos es fundamental para la Tierra: “Al estudiar el espacio debemos entender cuál es el factor clave que asegura la continuación de la vida en nuestro planeta. Al conocer Marte y Venus vemos que son o han sido muy similares a la Tierra, al menos en algún momento. Y explorarlos nos ayuda a respondernos cómo podremos asegurar la continuación de la vida de nuestro planeta. Los estudiamos porque tratamos de entender cómo podemos protegernos”.

Más crítico con nuestra especie fue el famoso astrobiólogo David Greenspoon, científico principal en el Instituto de Ciencias Planetarias en Estados Unidos, quien nos alertaba del riesgo que suponemos: “Somos la primera fuerza geológica que tiene en su mano cambiar su futuro, pero ahora dirigimos el planeta como un niño al volante de un coche”, nos acusaba.

Otros participantes en Starmus pusieron el foco en la búsqueda de vida extraterrestre, el gran misterio en el que miles de científicos trabajan para buscar una respuesta a esta pregunta: ¿Estamos o no estamos solos en el Universo? El Nobel suizo Michel Mayor que, con Didier Queroz, descubrió el primer exoplaneta (planeta fuera del Sistema Solar) en 1995 reconocía: “Nos falta mucho por saber del Cosmos y su evolución, pero ya  hemos encontrado elementos críticos para que exista esa vida por todo el Universo, así que es muy posible que la haya y podemos encontrar pequeñas señales químicas en las atmósferas de exoplanetas que nos indiquen si la hay, aunque aún no lo sabemos”. Desde que Mayor y Queroz encontraron el primero de estos astros ya se han identificado más de 5.000 fuera del Sistema Solar.

Uno de los últimos, parecido a la Tierra, fue dado a conocer mientras se celebraba  el festival en Armenia: el SPECULOOS-2c, que podría estar en una zona habitable del sistema planetario en torno a su estrella. Eso sí, está  muy lejos: a unos 100 millones de años luz de la Tierra. De hecho, Lisa Kaltenegger, directora del Instituto Carls Sagan de la Universidad de Cornell, que precisamente busca señales de vida en otros mundos, se mostraba convencida de que esa búsqueda nos ayudará a conocer lo que nos espera en la Tierra con procesos que, ahora sí conscientemente, estamos acelerando.

Pero Starmus, más allá de algunas novedades científicas, es sobre todo divulgación y para ello ofrece experiencias inolvidables: la oportunidad de escuchar en directo al astronauta Charles Duke el relato de sus visitas a la Luna hace medio siglo; el testimonio del ex comandante canadiense de la Estación Espacial Internacional, Chris Handfield, con sus experiencias vitales en una instalación que cada día pasa 16 veces sobre nuestras cabezas dando vueltas a la Tierra; los debates sobre la necesaria colaboración de todos los países para iniciar una carrera espacial y de los riesgos de que no se logre; o la explicación del Nobel de Física Kip Thorne, junto a la artista Lia Halloran, de lo que es un agujero negro y su comportamiento en el Cosmos. Thorne, que igual nos muestra cómo la belleza es el hilo que une la ciencia y el arte pictórico, que nos hace visible, gracias a su asesoramiento a películas como Interestellar, esa realidad que es a la vez ficción, gracias a los efectos visuales del experto Paul Franklin, que también colaboró con el físico.

El escenario del Festival Starmus.

Y es que si algo es capaz de reunir cada dos años, de media, a este elenco de cerebros y músicos –además de Brian May estuvieron en Érevan Montserrat Martí Caballé, Rick Wakeman (ex del grupo YES), el guitarrista americano Ron Bumblefoot, Derek Sherinian o Graham Gouldman, entre otros– es el afán de Starmus por aumentar las vocaciones científicas, un lugar de espacio-tiempo en el que generar sinergias de colaboración entre disciplinas muy distintas y con mundos culturales con los que no siempre confluyen. Declaraciones en ese sentido fueron una constante en todas la ruedas de prensa que, cada uno de los cinco días del Starmus VI, hicieron públicas todos los participantes.

Hay que recordar que el Starmus Festival es una iniciativa que surgió en Canarias en 2011, fruto del empeño de Garik Israelian, un investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias. Hoy se ha convertido en uno de los eventos astronómicos más importantes del mundo y la medalla Stephen Hawking, en un sello de prestigio que ya han recibido Neil DeGrass, Brian Eno, Buzz Aldrin o la serie The Big Band Theory. Durante tres ediciones (2011, 2014 y 2016) se celebró en Tenerife y La Palma, pero la falta de apoyo financiero, tanto privado como público, ha impedido hasta ahora que pudiera celebrarse en nuestro país de nuevo.

Starmus ha logrado en el pasado implicar a a personajes como Neil Armstrong, Buzz Aldrin, Leonov, Harold Kroto, George Smoot, Richard Dawkins o Stephen Hawking, que llegó ser parte fundamental del apoyo al evento. En 2017 se trasladó a Noruega y al año siguiente a Suiza. Este año, en Armenia, se calcula que han participado más de 100.000 personas, casi todas jóvenes, en las múltiples actividades universitarias y en las plazas de la capital que se han organizado en torno al festival.

A la pregunta de si volveremos a tenerlo en España… “Ojalá que sí. Hay otros lugares del mundo que tienen mucho interés en que lo organicemos en sus países, pero nos encantaría que Starmus regresara al lugar donde empezó a hacer historia”, contestan los organizadores.

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Comentarios

  • Untalneander

    Por Untalneander, el 21 septiembre 2022

    Yo solo espero que esta loca carrera espacial acabe cuanto antes. Es asombrosamente estúpido quemar, literalmente, este planeta para intentar salir de él. Este planeta no contiene los recursos necesarios para llevar a un grupúsculo de personas a ningún otro lugar que sea apto para nosotros. La humanidad nunca llegará a ningún otro planeta más apto para la vida que este en el que hemos evolucionado y nos hemos adaptado durante millones de años. A dónde vamos a ir? Como vamos a recorrer distancias que ni siquiera podemos comprender?
    Si todos los recursos de todo tipo dilapidados en este absurdo se dedicasen a mejorar la vida de la gente hace tiempo que los mayores problemas a los que nos enfrentamos estarían resueltos. Y no me vengan con el cuento de que la investigación espacial puede proporcionar herramientas a la humanidad para su futuro, todo esto no es más que un gigantesco negocio del que mucha gente extrae ingentes beneficios. No estoy en contra de la ciencia, ni mucho menos, pero la carrera espacial no tiene ningún sentido.

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