Terele Pávez: “Han vuelto los tiempos de la mortadela y la mentalidad de pobres”
Las tablas del Teatro Español acogerán a partir del 18 de diciembre ‘El cojo de Inishman’, de Martin McDonagh, la historia de un pequeño pueblo irlandés al que llega el equipo de Robert Flaherty, el mítico documentalista autor de ‘Los hombres de Arán’. Terele Pávez, junto a Marisa Paredes, encabeza el cartel de este montaje dirigido por Gerardo Vera. Charlamos con la actriz de su nueva aventura escénica.
¿Quién no recuerda alguno de esos personajes fuertes encarnados por Terele Pávez? Brujas, criadas, asesinas, celestinas, vecinas, abuelas con carácter… Pero curiosamente, cuando la tienes cerca, no es su fuerza lo que impresiona, sino su ternura y su franqueza. Despreocupada por las apariencias, pero no de los sentimientos. Con estos mimbres construye su nuevo personaje, la dependienta de un pueblo en el que la llegada de un equipo de rodaje crea unas expectativas que no necesariamente se han de cumplir.
¿Cuál es tu papel en esta obra?
Este papel es para mí especial. Me gusta porque es una mujer nueva, porque normalmente no hago personajes así, aunque tiene su carácter, su fuerza. Mi personaje y el que hace Marisa Paredes son mujeres alienadas, en su pequeño mundo, una comunidad muy pequeña. Son el centro de ese universo porque tienen una tiendita. Son mujeres sin cultura, pero con una sabiduría de intuiciones, de vivir en un mundo muy precario, de sobrevivir en un mundo duro. Y tiene un sentimiento que se desborda con un chico al que tiene adoptado. Digo «son” porque mi personaje no se puede desligar del de mi hermana en la obra. Es una persona sin nada oculto, pero al mismo tiempo tiene magia, el mar…
¿Vamos a ver una Terele más contenida y más tierna?
Bueno, no me van a ver a mí, van a ver un personaje. Pero es un personaje con muchos matices, con todo tipo de momentos: dramáticos, tiernos, cómicos… Como la vida misma. La adaptación de José Luis Collado le ha debido dar un gran trabajo para conseguir cada matiz. Es que esta obra es de teatro exquisito. Ese teatro que no es para sentarte, ver la obra y marcharte. Es muy para mirarlo, escucharlo y sentirlo. La obra es una obra de valores, donde se trata la verdad, el sentimiento, de lo que representa cada uno en la vida. Para el director, Gerardo Vera, es un trabajo de pintura preciosista. Espero que estemos a la altura. Esta obra requiere mucho trabajo, pero un trabajo de sentimientos y emociones. Resulta muy complicado. Pero trabajar en esto es un auténtico placer. A mí me está revolviendo todo y dando agua, luz y belleza. Estoy requeteaprendiendo y desaprendiendo cosas. Es una obra para la gente que le gusta el teatro. Un texto muy arriesgado. No es ligera. Es para llevártela a casa.
¿Cómo están siendo los ensayos?
Mira, Gerardo es un hombre que te da. Que te dice: “Este es tu sitio y este es el mío, pero lo vamos a sentir”. Si no tienes ese coqueteo, ese enamoramiento a través de los personajes, no hay magia. Esto está lleno de magia. Gerardo es un director curativo, sanador. Te explica y está siempre a favor tuyo y de todos. Y nos trata a todos con la misma delicadeza. Y con Marisa tengo un amor que no lo resisto. Un sentimiento… Las dos entendemos perfectamente, las dos asimilamos perfectamente. Y tenemos un director que nos está pintando. Tenemos unos ensayos apasionantes. Es una compañía muy bonita. Me gustaría que aquí pusieras los nombres de todos. Es como si me hubieran preguntado con quien quisiera trabajar. Estamos todos con gustito, con amorcito…; va a ser un trabajo muy muy bonito.
El elenco mezcla actores de muy diferentes generaciones. ¿Qué aporta eso a la función?
Cuando la gente es tan buena, no se notan los años porque coincides con cosas tan elementales para poder trabajar, que no piensas: “Ay, qué niña tan jovencita y yo qué mayor”. Irene Escolar, por ejemplo, es un monstruo. Yo me siento orgullosa de haber trabajado con su abuela, su bisabuela, con sus padres, con sus tíos y ahora con ella. Ya le digo: “Yo estoy en tu vida, quieras o no”. Es una niña con un presente bestial. Aquí, nos metemos en el teatro y cogemos un barco y vamos todos juntos.
En la obra, el físico es determinante para los personajes, como pasa con el cojo del pueblo. ¿Pasa lo mismo en el teatro?
Bueno, mi aspecto, mi físico, mi voz han sido una herramienta. Tengo una voz que es para el teatro. Tengo un físico maleable. Lo que pasa es que siempre te dan un tipo de personajes que pueden marcar una imagen. Pero, vamos, que con 74 años que tengo, sigo trabajando en cosas distintas. Por ejemplo, yo no imaginé que fueran a darme este papel.
La llegada de un rodaje al pueblo genera una serie de expectativas que pueden verse defraudadas. ¿Has vivido ese tipo de situaciones en tu carrera, porque has tenido una serie de picos con personajes muy importantes acompañados de grandes silencios?
Nunca he tenido grandes expectativas. Yo era de esto, de esta profesión. Cuando era jovencita me conformaba con estar en ello, hacer papeles. Pero no he tenido nunca la idea de hacer una carrera. Cuando me daban un papel largo me alegraba y cuando era corto también. Tal vez me haya perjudicado no tener una idea clara de dónde quería llegar, pero he vivido tranquila. Y lo de los bajones es muy normal entre los actores, y hay gente valiosísima de la que luego no se vuelve a saber. A mí cada cierto tiempo, me han vuelto a llamar.
Flaherty falseaba la realidad para conseguir los resultados que él quería en sus documentales. Esa es una práctica que vivimos en televisión habitualmente y que tú has sufrido. ¿Qué ha quedado de todo eso?
¿Sabes lo que pasa?, que me interesa tan poco todo lo pasado feo que no me aporta nada. No hago caso de ese tipo de cosas, ni cuando dicen de mí cosas negativas ni cuando dicen de mí que soy lo más. A los halagos hay que hacerles también poco caso. Y cuando las cosas se salen de madre, como en aquella ocasión, las atajo con una rueda de prensa y punto. Y tras tanto tiempo, ya no me preocupo. Ahora estoy en el Teatro Español. Y en estos años he recibido homenajes de gentes de todos los colores políticos. Yo tengo una manera de relacionarme con la gente, y con el periodismo, limpia. Como todos, estoy llena de defectos, pero esas situaciones ya no me preocupan.
Siempre se ha hablado de la crisis del teatro, pero ahora todo está en crisis. ¿Cómo ves esa situación?
Estos políticos del área de Cultura están en contra de la propia cultura. Buscan que el público rechace a los artistas. Para ellos somos “esos”, en lugar de mantener el prestigio de la cultura. ¿Cómo se pude hablar de un cine español malo? ¿De un teatro que no interesa? Es que no tengo palabras por cómo se comportan. ¡Eso sí que hace daño! Nos tratan como si estuviéramos aquí chupando del bote. ¡Si quieren privatizar el Teatro Español! Aquí o ponen alfombra roja o te tiran por los suelos. Este es un oficio muy bonito que te da unos privilegios y unas obligaciones y unos sacrificios. Pero la cultura tiene que tener una protección. Tratan al artista como si fuera un chupóptero. Da mucha tristeza.
¿No tienes la sensación de que volvemos a los tiempos de Régula, tu personaje de ‘Los santos inocentes‘, donde unos estaban arriba y otros abajo porque ese es su sitio?
Tengo la sensación de que tengo ocho años, la misma rebeca y la misma chaqueta. Hasta la misma forma de hablar. Hasta eso ha vuelto, esa forma de expresarnos, esa cosa de pobres y ricos. De caridad y llevar bocadillos… Que tenga que salvar el pueblo al pueblo, que tenga que ir alguien dándole lo poco que tiene a otro para que coma. Todo es saldo, la mentalidad de lo barato, de volver a los bocadillos de mortadela. Ha vuelto la mentalidad de pobres. Hay una falta de alegría, cuando eso ha sido de lo mejor que teníamos. Ya la gente no se reúne como antes, nos encerramos en casa. Hay un ambiente de pesimismo por todas partes.
¿Y se puede hacer algo contra eso?
Claro que se puede hacer. Si fuéramos honestos de verdad, tendríamos que estar en la calle todo el día. Tres buenas huelgas generales y verías cómo paraban esto, porque esto se hunde. No nosotros, ellos. Si nos vamos a hundir, hundámonos todos. Pero no salimos a la calle cuando tenemos que estar. Cuando bajaron las pensiones de los dependientes, por ejemplo. Como no salimos, porque cada uno tenemos nuestra excusa… Estamos amargados, tristes, de mal humor… Y ahora sacan esto de privatizar la “seguridad”. Tanta seguridad será para que no nos comamos los unos a los otros.
Para terminar con algo positivo, vamos a hablar del futuro. ¿Qué te queda por hacer, un musical?
Siempre hay cosas, pero no las digo para que no se estropeen. Miles se me han ido. Un musical me encantaría. Pero hice uno de muy pequeñita, con Tip y Coll. Yo bailaba. Se llamaba Oiga, mire, buena mujer, en el teatro Marquina de Madrid. Pero, mira, el primer escenario que pisé en mi vida es el Teatro Español. También me queda pendiente trabajar con mi hijo, que me haría mucha ilusión.
‘El cojo de Inishmaan’, de Martin McDonagh
Dirección: Gerardo Vera
Versión y traducción: José Luis Collado
Reparto: Marisa Paredes, Terele Pávez, Enric Benavent, Ferran Vilajosana, Irene Escolar, Marcial Álvarez, Ricardo Joven, Teresa Lozano
Fecha Del 18 de diciembre 2013 al 26 de enero 2014.
Sala Teatro Español, Madrid. (Sala Principal).
Horario De martes a sábado, 20h. Domingos, 19h. Los días 21 y 28 de diciembre y 4 de enero doble función: 18h. y 21h.
Precio Entradas de 7 a 24€. Martes, miércoles y jueves 25% de descuento.
Comentarios
Por elena, el 16 diciembre 2013
¿no fue su padre el que se llevó a García Lorca ?
Por Roberto Villalón, el 16 diciembre 2013
Durante años se dijo que su padre delató a Lorca. Actualmente, parece que demostrado que no tuvo nada que ver con ese hecho.
En cualquier caso, ¿somos responsables de los actos de nuestros padres? ¿Tiene Terele que rendir cuentas por ello cuando ya tiene 74 años?
Por Monosabio, el 16 diciembre 2013
Siempre me ha gustado esta mujer, especialmente en Los Santos Inocentes