Thom Yorke, cómo dar lecciones de venta a la industria discográfica
Thom Yorke, líder de Radiohead, una de las bandas más influyentes de los últimos años, se erige de nuevo como un auténtico visionario de la industria y nos ha sorprendido a todos este otoño con su última propuesta de cómo debemos acceder a la música en el siglo XXI. Ha logrado dar de nuevo en la diana de las ventas al ofrecer su segundo álbum en solitario, ‘Tomorrow’s Modern Boxes’, a través del sistema de intercambio de archivos en BitTorrent por menos de cinco euros. El resultado: 4,4 millones de descargas en menos de dos meses sin distribuidoras ni intermediarios.
La industria discográfica intenta reinventarse una y otra vez para lograr mayores márgenes, pero realmente ¿lo consigue? La llegada de Internet, el mp3, la necesidad de un nuevo acuerdo sobre el negocio entre sellos, artistas y público, y las plataformas que, desde Napster a Spotify, han redefinido en las últimas décadas el consumo musical, nos han llevado a un estado de confusión, en el que el debate sobre cómo escuchamos música ha prevalecido al que realmente debería importar más: ¿qué música escuchamos?
Yorke ha vuelto a dar una lección a la industria musical logrando que Tomorrow’s Modern Boxes se convirtiera en la primera semana en un éxito de ventas. Más de un millón de descargas legales (ya va por más de 4,4 millones), convirtiéndose así en el segundo disco más vendido de 2014 -el número uno es el soundtrack de Frozen-.
Thom Yorke – A Brain In A Bottle (OFFICIAL VIDEO) from Tommaso Colella on Vimeo.
Producido por Nigel Godrich, contiene ocho temas y se puede adquirir también en vinilo blanco acompañado de una copia digital a un precio de menos de 40 euros.
Lo que a priori se trataba de un simple experimento se ha convertido en un éxito absoluto y sin precedentes -a las dos horas ya había sido adquirido por más de 30.000 personas, entre las que me incluyo-. De esta manera, Thom Yorke pasa por ser uno de los pocos artistas que apuesta directamente por una red P2P y por ofrecer su álbum en una plataforma prácticamente nueva. Un experimento que podría devolver el control y el poder de una muy lucrativa industria, la de la música, a las personas que realmente crean el trabajo. Los compositores e intérpretes podrán vender su música -o cualquier otro contenido digital- por su cuenta eludiendo a las grandes compañías distribuidoras.
El lanzamiento de este disco se produjo semanas después de que los irlandeses U2, otra de las bandas míticas de la historia de la música, anunciaran el pasado mes de septiembre durante la presentación del iPhone6 que Apple ofrecía gratis a los 500 millones de clientes de la compañía el nuevo álbum de la banda de Bono, Songs of Innocence, con 12 temas inéditos y el primer disco en cinco años. De esta manera, automáticamente el disco se encontraba disponible para el 7% de la población mundial y, además, gratis. Algo más de dos millones de usuarios lo descargaron. Varias fuentes de la industria musical indican que Apple podría haber pagado 100 millones de dólares por estos 500 millones de copias, y la exclusividad temporal durante un mes largo. Pero muchos hemos sido los usuarios que nos hemos quejado de que el álbum se añadiera automáticamente a nuestra colección, sin poder borrarse aunque existe la opción de ocultarlo. Todo parecía presagiar que se trataba de una jugada maestra Apple / U2, pero a tenor de las últimas informaciones sobre esta operación no se alcanzaron las expectativas esperadas por ambas partes. Pero una cosa está clara, U2 se quedaba en tu colección, te gusten o no. Por eso pasaron a llamarlo «disco spam».
Frente al gran imperio de la manzana, de nuevo Thom Yorke, pionero de técnicas alternativas de difusión y distribución, vuelve a conseguir otro éxito reafirmándose en sus principios. Hace ya algunos meses quedaron manifiestas sus disputas con Spotify sobre en qué y cómo pagar a los artistas en el conocido servicio de streaming; conclusión: acabó por retirar su primer disco en solitario, así como el de la banda Atoms For Peace, el supergrupo paralelo de Yorke en el que comparte formación con Flea de Red Hot Chili Peppers, el productor de Radiohead, Niguel Godrich, Joey Waronker a la batería y Mauro Refosco como percusionista.
Hay que recordar que la última vez que Yorke reescribió las reglas relativas a la distribución de música fue en 2007, a raíz del magnífico álbum de Radiohead In Rainbows, que fue vendido directamente desde la web del grupo al precio que cada comprador quisimos pagar por él. El resultado fue similar al que nos ocupa, ya que tras una semana desde el lanzamiento, más de un 1,2 millones de personas se habían descargado el álbum, pagando una media de ocho dólares por él. El número de discos vendidos en esa primera semana superó el total de las ventas en la primera semana de sus últimos tres discos sumados. Ahora, en la recta final de 2014, esta nueva aventura en la red se convierte en todo un éxito, ya no solo para el propio Yorke sino para todos los autores independientes y para BitTorrent, que mejora su relación con la música y que supondría una forma eficaz de entregar algún tipo de control en el comercio de Internet a los creadores de música. Como el mismo Thom Yorke ha dicho, se trata de «animar a los creadores que están frustrados, primero con Internet y segundo con las discográficas, que logran llevarse gran parte de los beneficios de sus obras”.
Pero dejando a un lado el modelo de venta y distribución que plantea Yorke, ¿qué podemos decir de Tomorrow’s Modern Boxes? Todo indica que es el paso lógico que se esperaba de Thom Yorke en el ámbito de la música; tal vez muchos le reprochen que no sea el disco ideal para llenar las expectativas de la ecléctica base de seguidores con que cuenta desde hace décadas. Para bien o para mal, este nuevo disco tiene un sello distintivo, algo que lo hace único, como cada uno de sus trabajos anteriores. Hay que aplaudir a un artista que, a pesar de una larga y fructífera trayectoria, de recibir los mayores elogios de músicos de varias generaciones y de la prensa musical, de tener legiones de fans y de conocer el éxito comercial a nivel mundial, sigue viviendo dentro de su particular burbuja y siendo fiel a sus influencias musicales.
En 2002, el flamante Kid A de Radiohead ilustró claramente el interés de Thom Yorke por explorar un nuevo espectro de ritmos y sonidos. Desde ese momento, la influencia de la electrónica ha ido evolucionando tanto en las producciones de la propia banda como en los proyectos paralelos de Thom Yorke, en su anterior disco en solitario, The Eraser, e incluso como dj.
Eso hace que sea completamente natural la dirección que toma en Tomorrow’s Modern Boxes, donde encontramos momentos en los que su escucha recuerda a la de la segunda mitad de The King of Limbs de Radiohead o a una versión algo más minimalista y atmosférica de su lanzamiento con Atoms for Peace. Se aprecia cómo sus composiciones emergen de manera nítida con pocos elementos actuando simultáneamente, apoyándose exclusivamente de sonidos electrónicos y cercanos al beat.
A diferencia de The Eraser, Tomorrow’s Modern Boxes es un álbum más discreto, quizás menos obvio en su atractivo, donde el foco de atención está dirigido a la interacción de los constantes escapes sonoros más que a la presentación de Thom Yorke como cantante. Su voz parece más plana y cohibida, se deja sucumbir por el tempo lento y grave de las composiciones. No hay sorpresas ni cambios inesperados que se transformen en instantes de asombro, las variaciones son sutiles y atmosféricas, por eso se puede tener una percepción incompleta de la música en una primera escucha, pero una vez inmerso en el nuevo universo de Thom Yorke luce por sus pequeños detalles, la intromisión de ciertos sonidos y el uso amorfo de la voz, que suelen ser los motivos que exaltan las canciones.
Es el caso de A Brain In A Bottle -primer tema escogido en la presentación de su nuevo álbum-, Interference, The Mother Lode y, sobre todo, Nose Grows Some, temas memorables de Tomorrow’s Modern Boxes, donde queda patente la minuciosa producción del binomio que se establece entre Yorke y Godrich, capaces de conseguir un perfecto diseño de los sonidos y las melodías vocales para transmitir calidez a los sonidos electrónicos que generan.
En definitiva, un nuevo éxito, en todos los aspectos, de uno de los grandes genios de la música de nuestro tiempo y que culmina con la noticia de que Radiohead se encuentran de nuevo en pleno proceso de creación de su noveno disco, tras dos años del lanzamiento de The King Of Limbs. La historia musical de una de las bandas más influyentes del siglo XXI continúa escribiéndose y escuchándose.
Comentarios
Por Nacho, el 24 noviembre 2014
El artículo es interesante pero hay varios puntos que no están bien explicados.
Lo primero es que no se puede extrapolar el éxito de ventas de Thom Yorke como un modelo hacia los demás. Para que Thom Yorke llegara a vender esa cantidad de copias p2p, antes, en los noventa, tuvo campañas de medios brutales potenciadas por sellos y junto con su talento innato se sumergieron en una vorágine de éxito porque estuvieron en el lugar y momento adecuado: la ola musical del brit pop con las ventas de discos por las nubes! Que Thom Yorke venda cuatro millones de copias es en parte a su gran talento artístico y en una parte inmensa a que su formación «Radiohead» le ha hecho famoso en todo el mundo.
Lo segundo es pensar que el p2p es la panacea y que ayudará a los creadores bla bla bla. Yo soy creador y empresario, como toda industria es importante crear un tejido profesional de nivel. Otra cosa es que las discográficas estén llenas de incompetentes y de jefes sordos. Pero pensar que un artista debe crear su música, organizarla, venderla, etc. Es demasiado…, es un fracaso innato y reduce la capacidad de los propios creadores a poder crear.
La música tiene redes, canales, clientes por todo el mundo, etc. Es un mundo súper complejo y que, por encima de todo, debe luchar dentro de una terrible dicotomía: la música es cultura, en entretenimiento puro. De ahí podemos diferenciar la moda actual de grandes eventos musicales (no culturales) y los eventos musicales en si mismo. Y esta dicotomía se traduce en creación o mercado. Personalmente respeto a Thome Yorke pero te puedo nombrar sin pensar demasiado unos 20 artistas más interesantes que Thom Yorke que no venden millones y que se lo curran mucho más que el propio Thom, al cual no le hace falta salir de giras para vivir bien.
Creo que hay que tener mucho cuidado con el mundo de la cultura. A veces creemos que estamos apoyando cuando en realidad estamos destruyendo. Es un problema de base educativo y conocimiento, creo que la mayoría de la sociedad está a favor de la creación, la educación, el arte y la cultura.
Por Cibrán, el 24 noviembre 2014
Estaba pensando lo mismo, es una forma más de llegar a la audiencia, muy potente si por ser quien eres los medios te publicitan gratis… Aún así me parece fantástico que aparezcan nuevas formas de distribución que pongan de relieve uno de los problemas del modelo de distribución tradicional: el precio final que se pagaba por una copia en cd, más aún teniendo en cuenta que la mayoría de la gente acaba escuchando la música en mp3…
Por otro lado, me pica la curiosidad ¿20 grupos más interesantes que Radiohead? Por favor, no te cortes y nómbralos!!
Por marc, el 24 noviembre 2014
Cansinos, estos periodistas maniqueos de discograficas caca internet bueno…
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Se supone que en el bachillerato te enseñan a pensar, y una de las primeras cosas es aprender a distiguir la anécdota y la categoría.
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Yorke no le ha dado una lección a nadie: ha vendido su producto por un canal como podría haber escogido otro y ni su decisión ni los resultados significan nada. Sólo que le ha salido bien.
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Internet tiene ya 20 años. Lo que ha hecho con la cultura en general lo hemos visto todos: ha destrozado los mercados tradicionales, ha concentrado el poder y la facturación en media docena de empresas monopolisticas que se forran a costa de derechos de autor y de los operadores tradicionaless (productoras, discograficas, editores, etc.) a los que no pagan y ha condenado a la insignificancia a cualquiera que no tenga un presupuesto inmenso para publicidad, con el inconveniente de que hoy esa inversión es prácticamente imposible de recuperar.
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Si, hay unos cuantos usuarios que tienes 3 o 4 millones de seguidores en Youtube y se saca un sueldecillo (la anécdota), pero Youtube es un negocio alimentado por videos subidos ilegalmente por personas ajenas a sus dueños que ganan dinero con su explotación sin pasar un céntimo estos (la categoría). Es de Google, que hace lo mismo con blogs, periódicos, arte, etc. Y en lo de Bittorrent, ni siquiera hay anécdota: hay millones de ususarios abusando de los propietarios de la música, las películas, los libros, etc. distribuyendolos y haciendo copias sin permiso y violando sus derechos humanos, esos que consagrea el artículo 27.3 de la declaración. Lo de Yorke, evidentemenete, no compensa.
Por polonius, el 24 noviembre 2014
Más que visionario yo diría oportunista. Parte de una posición muy ventajosa y privilegiada que la mayoría de músicos no posee. Me parece muy bien «puentear» a la industria discográfica e intermediarios, porque ellos se merecen que ahora el propio mercado (con las mismas reglas que anteriormente le beneficiaron)les perjudiquen. Muy de acuerdo con el comentario de Nacho.
Por k, el 01 abril 2015
Lo que todo el mundo olvida en el tema de la cultura es que la producción y la retribución no tienen porqué ser el mismo proceso.
Que el acceso a la cultura dependa de la capacidad económica no hace más que mantener y perpetuar las diferencias sociales: mis hijos tendrán un acceso menor a la cultura porque, literalmente, no me puedo permitir uno mejor. El acceso a la cultura y la información, en todas sus formas, debe ser gratuito y universal.
Por un principio de igualdad de acceso a la cultura, la retribución de los artistas debe ser un tema aparte.
En la mayor parte de los casos, y en los comentarios anteriores, de lo que se habla sin embargo es de la retribución y necesidad de los intermediarios de la cultura, ni siquiera de los artistas en sí.
Internet ha dado espacio a todos, la visibilidad de los mismos es otra cosa, pero el espacio está, de forma más accesible y universal que nunca. Ha derrumbado monopolios, ¿se han levantado otros? Sip, pero dudo mucho que haya sido por culpa de la red, o que antes el poder no estuviera concentrado.
Lo que me fascina de este discurso, en uno y otro bando, es que todo el mundo acepta la discriminación en el acceso a la cultura en función de tu capacidad económica como si fuera lo más normal, evidente y sensato de mundo, cuando es una locura.