Todo un plan para deshumanizar a los negros

Obras sobre la deshumanización de la negritud, expuestas en ‘Réquiem por la humanidad’, en La Casa Encendida de Madrid. Foto: Maru Serrano.

La Casa Encendida (de la Fundación MonteMadrid) acaba de presentar una exposición sobre el canon anti-negro construido en Occidente desde el Renacimiento y en todos los frentes –instrumentos jurídicos, el arte, el cine, la literatura o la cultura popular–. Con una segunda parte: en un acto de pesimismo realista / optimismo utópico, cómo construir un futuro diferente y emancipador a través de una nueva mitología. Entramos en ‘Un réquiem por la humanidad: deshumanizaciones, poder y futurismos negros’.

La muestra, comisariada por Tania Safura Adam, expone obras de The Otolith Group, W.E.B. Du Bois, Alice Coltrane, Frida Orupabo, Claudia Claremi,  Sybil Coovi Handemagnon,  Kongo Astronauts y D. W. Griffith.

Paso 1 de la exposición: “El relato humanista europeo necesitó de la degradación sistemática de los hombres y mujeres no blancos para construir sus mitos. La visión cristiana de ‘lo humano’ ha impuesto durante siglos un orden simbólico en el que el sujeto negro está objetualizado, inferiorizado y animalizado, siendo expulsado así de la humanidad que encarna el burgués occidental. De esta premisa parte Un réquiem por la humanidad, deshumanizaciones, poder y futurismos negros, que aborda la producción científico-cultural-religiosa que provocó la deshumanización ‘del sujeto negro’ y la consiguiente violencia contra él”.

Paso 2: Puesto que el hombre negro es concebido como defecto del hombre blanco, un animal, un no-ser, sólo la desobediencia intelectual que proponga una nueva concepción de la humanidad permitirá al negro –y al indígena, al ‘otro’– ser humano. Son las utopías que permiten imaginar un futuro emancipador”.

Así, de esta misma manera, se organiza la exposición. Lo explica la comisaria: “Una primera parte, Deshumanización, evidencia cómo ese constructo del mundo anti-negro conlleva una espiral de violencia atemporal e incesante, que persiste en las sociedades del presente. En la segunda parte, Rehumanización, trata de mostrarse una vía utópica para reflexionar e imaginar una humanidad más allá del hombre y flirtea con una mitología que rompe las distinciones entre lo humano, el alien o la máquina. Una manera de Rehumanización, de reparar y re-historizar para tomar el poder de la narración. O una manera de celebrar un Réquiem por esta humanidad tergiversada”.

Sí, en la presentación del Réquiem, Tania Safura Adam se mostró pesimista sobre que se pueda erradicar el racismo de nuestras sociedades actuales, visto lo visto, lo que estamos viendo con los avances de la ultraderecha. De ahí que la exposición haya tenido que recurrir a la fantasía para imaginar futuros más coloristas.

Video instalación en la exposición 'Requiem por la humanidad' en La Casa Encendida de Madrid. Foto: Maru Serrano.

Vídeo de Claudia Caremi sobre la Cabalgata de Reyes Magos de la ciudad de Alcoy (Alicante); una tradición de estética orientalista en la que se practica el blackface. Foto: Maru Serrano.

Ejemplo de las ‘pinturas de castas’ o ‘cuadros de mestizaje’, muy de moda en el Virreinato del Perú en el siglo XVIII. Foto: Maru Serrano.

Tania Safura Adam (Maputo – Mozambique, 1979) es investigadora, además de fundadora y editora de Radio Africa, plataforma de pensamiento crítico y difusión de las artes y culturas negras. Sus investigaciones exploran las diásporas negras, sus movimientos y resistencias y las músicas populares africanas. Acaba de publicar ‘Voces negras: Historia oral de las músicas populares africanas’ (Malpaso, 2024).

Entre ambas salas de La Casa Encendida donde se desarrolla la exposición (las B y C), una pared muestra Escritura y Poder, una selección de 45 títulos de libros de autores negros de África y de toda la diáspora, que desde finales del siglo XVIII hasta principios del s. XXI han tomado la palabra escrita como una forma de poder y rehumanización.

Explican así la exposición en La Casa Encendida: “Con la llegada de Colón a las costas de los que hoy se denomina el Caribe, se inaugura el imperialismo europeo que instaura la colonización del espacio y del tiempo, y una nueva lógica de poder que impone una estructura de conocimiento que se convirtió en hegemónica y dominante. Un imperialismo que somete a los cuerpos, a las mentes y destruye todo aquello que amenaza o inquieta a su propia existencia. En ese tiempo, durante el Renacimiento, se imprime un nuevo concepto de Hombre cuyas raíces son tomadas de la filosofía griega”.

“A mediados del siglo XVI, tiene lugar la Controversia de Valladolid, una polémica teológica y política entre dos visiones antagónicas sobre la legitimidad de la conquista, el alma y la condición humana de las comunidades indígenas de América. En el debate se enfrentaron los postulados del humanismo del padre Ginés de Sepúlveda, defensor de la guerra, del imperio, que afirmaba que los indígenas eran seres sin alma; y de Fray Bartolomé de las Casas, apóstol de los indios. Se apunta a la Controversia como el punto de inflexión de la trata y de un nuevo destino trágico del negro puesto que la esclavitud trasatlántica supuso un profundo cambio de percepción de la población negra. Durante siglos el sujeto negro ha sido el significante de una condición social de inferioridad, un semi-hombre o un animal”.

Entre las obras agrupadas bajo el capítulo de Deshumanización, destacamos dos películas: Amnesia colonial (estupor), de Claudia Claremi, una película grabada en 2020, construida a partir de sonidos e imágenes que documentan la Cabalgata de Reyes Magos de la ciudad de Alcoy (Alicante), una tradición navideña que data de 1885 y llega hasta hoy cargada de una estética orientalista en la que se practica el blackface. “El proyecto es un ensayo fílmico sensorial, hipnótico e inquietante sobre el racismo estructural, la desmemoria colonial, la blanquitud y sus formas de operar. Y deja entrever cómo se manifiesta el olvido contemporáneo hacia el legado colonial, y cómo el orden colonial se reactualiza y pervive”.

La otra película traída a La Casa Encendida es Birth of a Nation (El nacimiento de una nación), de D. W. Griffith, película muda protagonizada por Lillian Gish, estrenada en 1915, y que fue el primer éxito de taquilla de Hollywood, la película más larga y rentable producida hasta entonces y la más avanzada artísticamente de su época. “Basada en la novela The Clansman (1905), de Thomas Dixon, narra el impacto de la Guerra Civil en dos familias: los Stoneman del Norte y los Cameron del Sur, cada uno en un bando distinto del conflicto. El racismo manifiesto de la película indignó a los afroamericanos y a los defensores de los derechos civiles. Los negros, sobre todo en la segunda parte de la película, son retratados como la raíz de todos los males e indignos de la libertad y del derecho al voto. Además, se describe a los afroamericanos como hombres que siempre desean a las mujeres blancas. Por el contrario, el KKK aparece bajo una luz heroica como una fuerza curativa que restaura el orden en el caos y la anarquía de la Reconstrucción”. 

Dos obras anónimas en la exposición 'Requiem por la humanidad'. Foto: Maru Serrano.

La comisaria de la exposición, Tania Safura Adam, en La Casa Encendida. Foto: Juan Naharro Giménez.

En la otra sala, las obras agrupadas como Rehumanización: “Soñar con otro mundo y otra humanidad ha sido una utopía y una práctica política acompañada de un pensamiento repleto de reflexiones, de propuestas de rehumanización y de imaginación de futuros sin color o de futuros donde la raza no tiene importancia. Sueños con un porvenir donde la indiferencia a la diferencia son la norma. Sueños llenos de revueltas emancipadoras”.

“Los trabajos presentados operan bajo la idea de metamorfosis para alcanzar y reclamar una rehumanización que reduce la distancia entre lo humano, el alien y la máquina. Estas obras están enmarcadas en el ámbito de las mitologías, futurismos negros y la ciencia ficción, y aportan cosmogonías fronterizas que generan nuevas posibilidades de repensar la humanidad”.

Y en esta sala, dos obras nos llamaron sobre todo la atención. Zona Azul (Blue Space), cómo superar a través del azul la confrontación entre el blanco y el negro. Así lo explican: “La simbología del azul como nexo entre la imaginación y la realidad de las existencias negras es transcendental. El azul nos remite a las oscuras aguas del océano Atlántico y al espacio exterior, escenarios de deshumanización y de mitologías de liberación en la ciencia ficción y sónica. Como sostenía el emblemático músico y poeta Sun Ra, “Hay que volver al cero para empezar de nuevo, y ese cero, oscuro y absoluto, está en el espacio exterior”. El azul también nos remite a la emancipación sonora a través del blues, al jazz, al ritmo o a la improvisación, el espacio intemporal de la imaginación donde se colapsa el pasado, el presente y el futuro. Pero el azul oscuro, casi negro, el black and blue también hace referencia a la tonalidad de la piel oscura y los afronorteamericanos hablan de blue–black para aludir o a los moratones fruto de la violencia policial”.

Y la película Hydra Decapita, del colectivo artístico londinense The Otolith Group, basada en un bárbaro suceso histórico: “La película se centra en un caso legal de 1781 en el que un barco negrero llamado Zong, que viajaba de Jamaica a Liverpool, se perdió y el capitán del barco decidió asesinar a las 133 personas esclavizadas a bordo arrojándolas por la borda para poder reclamar un seguro por la pérdida de la carga. Cuando el caso llegó a juicio en 1783, fue en relación con la reclamación del seguro y no con el asesinato de las personas esclavizadas. Hydra Decapita es una película que se inspira en el trabajo del dúo de música techno Drexciya, de Detroit, activo entre 1992 y 2002. En su ficción, las esclavas arrojadas por la borda no morían, sino que daban a luz a niños que podían respirar bajo el agua”.

‘Un réquiem por la Humanidad’ está abierta en las salas B y C de La Casa Encendida, Madrid, hasta el 15 de septiembre. Entrada libre.

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