Toni Cantó era de izquierdas de joven, pero luego maduró (eso dice)

Toni Cantó, director de la Oficina del Español en la Comunidad de Madrid, organismo de nueva creación de la presidenta Isabel Díaz Ayuso. Foto: Casa de América.

Una de las misiones más arriesgadas a las que se ha visto sometido este columnista en los últimos tiempos: Se adentra en la lectura del libro de Toni Cantó: ‘De joven fui de izquierdas pero luego maduré’. Entre las conclusiones de la lectura: el infantilismo sigue acompañando al actor y político.

“En mi habitación pegué un póster del Che Guevara. Y en el radiocasete ponía a Lluís Llach y cantaba los coros de L’estaca. Miraba mal a los curas y a las monjas. Hablaba de la sanidad cubana y del arte ruso sin conocerlos… El capitalismo era el infierno y Estados Unidos, el demonio; pero yo quería un walkman, el Levi’s de etiqueta roja y soñaba con visitar algún día Nueva York”.

Es lo que se lee en la contraportada del libro del actor y político Toni Cantó. El volumen se titula De joven fui de izquierdas pero luego maduré (Ediciones B), y este extracto es un ejemplo perfecto de varias cosas. Por ejemplo, de que Cantó confundió ser de izquierdas con colgar pósteres y cantar canciones: el retrato que hace de sí mismo en su juventud más que de alguien de izquierdas es de un flipado. Por supuesto, los hay, pero quizás no deberíamos identificar eso con la izquierda. Cantó se quedó, según relata él mismo, en las meras cuestiones estéticas, por lo demás bastante trasnochadas. Dice que luego maduró: tenía por delante terreno para ello.

También es un ejemplo de la caricaturización del adversario político que vemos tanto en la política institucional como en las redes sociales. Abunda la falacia del hombre de paja, la caricaturización: cuando hablamos de los de enfrente no hablamos realmente de ellos, sino de una imagen deformada, risible, deshumanizada, de forma que es imposible entendernos. La gente de izquierdas no come quinoa en el desayuno, la comida y la cena, ni quiere matar a todos los hombres y convertir a todos los bebés en transexuales, como suele decirse. Los votantes de Vox (tal vez no sus líderes) no son seres endemoniados llenos de odio: es más probable que sean personas arrolladas por la incertidumbre contemporánea, necesitadas de un relato, temerosas del futuro, y con razón. Las imágenes que se enfrentan en la vida pública son imaginarias y especialmente diseñadas para ser incompatibles: es una de las causas de la creciente polarización que puede romper a la sociedad.

El título del libro de Cantó, Yo era de izquierdas pero maduré, ya viene a deslegitimar toda una opción política como infantil, cuando infantil es el propio argumento del autor. Si la izquierda no sirve, solo queda la derecha (“solo queda Vox” dice el lema ultraderechista). Me recuerda a cuando Paco Umbral escribía sobre cómo la derecha se había sentido tradicionalmente la dueña de España, y que a los que no comulgaban con ellos los llamaban, directamente, la AntiEspaña. No es que se opusiesen a la izquierda, no es que la tuvieran enfrente para combatir o dialogar, es que le negaban la existencia: la izquierda no podía o debía existir en España.

Todos estos planteamientos, la ridiculización del contrario, la deshumanización, la negación frontal del otro, el desinterés total por comprender las mentes ajenas, la piromanía en las redes sociales (que tan bien ha practicado Cantó, con lo majo que parece al trato) no solo son ilusorios, porque prefieren vivir en una fantasía alejada de la realidad (que es la que hay, con sus izquierdistas, sus derechistas, sus transexuales, etc…) sino que son profundamente peligrosos para la democracia. Son, de hecho, antidemocráticos. Hasta para oponerse al adversario político, hasta para combatirlo, es necesario tomarlo en serio y conocerlo bien. Como en el ajedrez.

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Comentarios

  • Pablo

    Por Pablo, el 29 junio 2022

    Maduró,se cayó del árbol y se quedó así. Que pena.

    • José

      Por José, el 29 junio 2022

      Cantó se cayó del árbol antes de madurar. Se pudrió sin aportar nada.

  • José

    Por José, el 29 junio 2022

    Pues yo, de joven, en los últimos años de la dictadura, era de izquierdas. Ahora que he madurado soy mucho más de izquierdas. Cosas de la evolución…

  • marcelo tezza courteau

    Por marcelo tezza courteau, el 19 julio 2022

    queridos amigos, yo también de joven fui de izquierdas, y aprendí lo siguiente: la izquierda es la ideología del odio.

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