Tres coreógrafas estrenan y sorprenderán en el Festival de Otoño

Un momento del espectáculo DOMA, de Andrea El Ameri. Foto: Claudia Herrán.

Tres coreógrafas españolas estrenan sus nuevas creaciones en la 42 edición del Festival de Otoño de Madrid. Carmen Werner, Teresa Garzón Barla y Andrea El Ameri pertenecen a generaciones y genealogías distintas, pero sus creaciones reivindican la danza dentro de un cartel con nombres tan importantes en la escena internacional como los de Robert Lepage, Wajdi Mouawad o Thaddeus McWhinnie Phillips.

Carmen Werner (Madrid, 1953) es la decana de la danza moderna en España. En 1987 fundó su compañía Provisional Danza, por la que han pasado muchos de los coreógrafos contemporáneos más notables. Desde entonces, ha compuesto alrededor de 70 espectáculos, a una media de dos por año. A partir del año 2000, comenzó a introducir el texto y el humor, sin restarle protagonismo al movimiento. Un movimiento que llama la atención por su armonía, fluidez, cromatismo y elasticidad. Suele partir de libros y películas, de las propias experiencias de sus bailarines y de sesiones de improvisación que graba. A diferencia de lo que sucede con muchos creadores, las obras de Carmen Werner son cada vez más redondas, como si en cada nueva propuesta ella profundizara más en su propio lenguaje, en un equilibrio sutil entre ternura, pasión y poesía. Piezas como Todo lo bueno ocurre en silencio, Un momento oportuno o 1953 tienen la frescura de lo nuevo al mismo tiempo que se quedan grabadas en la retina del espectador. Aunque ha recibido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2020, el Premio Nacional de Danza en 2007 y el Premio de Cultura en la sección de Danza de la Comunidad de Madrid en 2000, sus seguidores más fieles echamos en falta que sus producciones lleguen a los teatros públicos. Quizá ahora es el momento ideal para que estos organicen una retrospectiva completa de su trabajo.

Una imagen del montaje 'Cuando quieras' de Carmen Werner

Montaje ‘Cuando quieras’, de Carmen Werner.

Las coreografías de Provisional Danza suelen contar con un elenco de entre cuatro y seis bailarines. Estos son Sebastián Calvo, Tatiana Chorot, Cristian López, Raquel Jara o Alejandro Morata, además de la propia Carmen Werner. Con más de 70 años, la artista sigue dominando el escenario con una determinación inaudita. Lejos de las acrobacias que caracterizan a ciertos lenguajes en apariencia modernos, en sus trabajos destaca la sencilla expresividad de los cuerpos en movimiento, cuerpos de diferentes edades y fisionomías, que siempre se presentan atravesados por la vida. Su nueva creación, titulada Cuando quieres, aborda lo difícil que es establecer una línea entre la razón y la sinrazón. “¿Quién es el loco y quién el cuerdo? ¿Quién decide esto?”, se pregunta Carmen Werner. “Locos de verdad” son los que “ni se preocupan por esos límites que marca la sociedad”. Por cierto, la locura es un tema que vertebra buena parte de la historia de la danza, desde que Nijinski se quedara paralizado en un escenario. Los días 15 y 16 de noviembre podremos saber lo que ha hecho Provisional Danza a partir de este tema en la Cuarta Pared, teatro en el que han estrenado muchas de sus últimas producciones.

Dos jóvenes promesas

En su web Teresa Garzón Barla (Granada, 1996) se presenta como bailarina, actriz, cantante y creadora. Al mismo tiempo que firma piezas inclasificables entre las que se encuentran El cielo, Santas al Cielo, Fucksia y Realidad o vuelo, se curte en el teatro. La hemos visto en algunas de las últimas producciones de Miguel del Arco y La Tristura, compañía de la que ha aprendido que las obras te lleven a ti más que tú a ellas. Aunque se formó como coreógrafa, todas estas experiencias han cambiado su comprensión de la danza. “Me ha desbloqueado algo por dentro. Ahora quizá presto más atención a ese diálogo interno propio de una interpretación actoral. En mi opinión esto aporta madurez y profundidad a la danza”.

Después de mostrar un primer borrador de La Tercera en Surge del año pasado, ahora estrena la versión definitiva en el Festival de Otoño. Si en una pieza anterior y de enorme intensidad titulada El Cielo la danza española estaba muy presente, en este caso el folclore y la tradición sólo se sugieren de manera conceptual. “Me pregunto cuál es la esencia y el significado de pertenecer a un colectivo. Entiendo como colectivo a un grupo que danza de una manera. Diría que en esta obra pretendo demostrar una especie de teoría en relación a diferentes tipos de cuerpos danzantes que observo en el mundo”.

Coreografía 'La tercera' de Teresa Garzón Barla. Foto: Alba López.

Coreografía ‘La tercera’, de Teresa Garzón Barla. Foto: Alba López.

La etiqueta que aparece en el programa es la de “creación escénica multidisciplinar”, por lo que imaginamos que mezclará teatro de acción, voz y danza. Con el título se refiere a la tercera de Picardía, un recurso armónico usado desde el Renacimiento que consiste en pasar un tema que estaba en modo menor a modo mayor y viceversa, para lo que es necesario utilizar el obstinado, una secuencia que se repite de forma obsesiva y con la cual se produce la transición musical. La Tercera será su bautismo de fuego. En el escenario de la Sala Mirador la acompañará los días 8 y 9 de noviembre el intérprete Fernando Trujillo. Además, Juan Croché pondrá voz y guitarra y Manuel Egozkue estará al frente de la tabla de sonido.

Para entender de donde viene el trabajo de Andrea El Ameri (Huelva, 1999) resulta imprescindible explicar que es el popping. Se trata de un estilo de danza urbana que surgió en la bahía de San Francisco a principios de los años 70. Hunde sus raíces en el ritmo afrocaribeño del bugalú. En ocasiones parecen reproducir el movimiento de un robot o de un dibujo animado con un efectismo sorprendente. Michael Jackson se inspiró en estos bailes para crear su conocido paso moon walk. A partir de entonces se popularizó y ahora en España existen escuelas que lo incluyen en su formación y competiciones, como en las que ha participado la coreógrafa. Me cuenta que su hermana, también bailarina, la introdujo desde muy joven en el dancehall jamaicano y la salsa. Más tarde en Madrid se inició en la danza moderna y desde entonces ha explorado los recursos propios de la dramaturgia. De su investigación en torno al cuerpo sexualizado de la mujer surge su primera pieza: DOMA. El año pasado pudo verse una parte en Surge, ahora llega una versión completa y de una duración de 50 minutos al Festival de Otoño.

Dice que DOMA surge de sus experiencias personales, pero que después de compartirlas ha descubierto que son bastante comunes entre las mujeres con las que ha hablado. “Esta pieza puede entenderse como un análisis de mi adolescencia, cuando dejas de ser una niña, cambia tu cuerpo y te das cuenta del mundo que tienes alrededor. Es entonces cuando descubres tu sexualidad y empiezas a relacionarte de otra manera. Ahora tengo la madurez para reflexionar sobre lo que significa ser mujer en una sociedad heteropatriarcal”.

DOMA, de Andrea El Ameri. Foto: Claudia Herrán.

Le pregunto que me ponga algunos ejemplos concretos, me comenta que hay miles y millones de vivencias, desde las miradas intimidatorias en la calle a sentir cómo un hombre se empalma detrás de ti mientras asistes como público a un espectáculo. “Entonces te encuentras bloqueada, invalidada y abusada”. En relaciones más cercanas, continúa, también se ha sentido en una situación jerárquica inferior, tanto por su edad como por su género. “En ocasiones, cuando algunos hombres te dan un feedback sobre tu trabajo, no sabes si lo está haciendo como estrategia para acercarse a ti sexualmente. Las mujeres somos juzgadas por nuestro cuerpo, nuestro cuerpo es un objeto por el que se nos valora, un cuerpo sexualizado propio de una cultura de la violación. Esto provoca mucha confusión, si te muestras muy atractiva puedes tener algunos beneficios, pero a la vez no te consideran inteligente. Son muchas experiencias difíciles de explicar. En esta pieza quiero ser super sexual y super grotesca, ir a los máximos, ser yo quien toma el control, por eso salgo desnuda y con unos tacones de salsa”.

El título DOMA, escrito como si fueran unas siglas, hace referencia a dominar y domar. Andrea el Ameri se imaginaba una yegua, un animal salvaje y hermoso, me comenta. Su danza, en la que agarra con una escoba y un recogedor de mil formas diferentes para parodiar los roles de género, tiene pinceladas burlescas, como esos bailes de los cabarets de principios del siglo XX. DOMA puede verse en el Teatro Pradillo los días 21 y 22 de noviembre y no deja a nadie indiferente.

Otros espectáculos de danza que podrán verse estos días de noviembre son los de La Veronal, TAO Dance Theater o Jo Strømgren Kompani. Puedes conocer la programación entera del Festival de Otoño en su página web.

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

No hay comentarios

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.