Tres libros para recordarnos lo importante que es jugar desde pequeños
“No hay mayor seriedad que la del niño cuando juega”. Esta frase de Friedrich Nietzsche debería estar a la entrada de cualquier centro educativo o de cualquier hogar donde pueda haber un niño o una niña. Y es que, en el actual contexto social, le estamos dando tan poca importancia al juego que llegamos a considerarlo una pérdida de tiempo. Entramos en el mes de las ilusiones y aquí os vamos a hablar de tres libros que nos enseñan a jugar ‘muy en serio’, a crear nuestros propios juegos, a no perder la capacidad de crear, imaginar, compartir… De jugar.
Cuando dejamos tranquilo a una niña o a un niño, lo primero que hace es ponerse a jugar. Una actividad que ellos se toman muy en serio, pero los adultos no. Es el mejor dispositivo de aprendizaje que existe. Que no necesita pilas, no necesita conexión wifi, que no necesita el catálogo completo de cualquier juguetería. Todas las niñas y niños del planeta han jugado, juegan y jugarán a lo largo de su vida y, ojo, quien no lo haga será porque algo está pasando en su desarrollo.
Somos muy dados a interrumpir el juego de los niños por actividades más productivas, clases de inglés, deportes competitivos, campamentos agotadores… Pero ninguna de estas actividades podrá alcanzar nunca las capacidades inigualables que el juego consigue, como son la creatividad, la cooperación, la autonomía, la estrategia, la empatía, la observación y muchas más.
¿Por qué interrumpimos el juego? ¿Por qué pensamos que los juguetes son necesarios para jugar? ¿Sabemos realmente qué es el juego? ¿Un adulto puede jugar? ¿Jugamos durante toda nuestra vida?
En torno al juego se nos abre una infinidad de cuestiones a las que vamos a intentar dar respuesta en este artículo con la ayuda de tres libros: El libro de los juegos, de Juan Berrio; Jugar, de André Stern, y Piezas sueltas, el juego infinito de crear, de Priscilla Vela y Mercedes Herrán
Pasen y lean y, ¿por qué no?, pónganse a jugar. Hoy vamos a contar algunas cosas que nos harán comprender por qué un palo o una piedra, o los tesorillos que muchas niñas o niños guardan en sus bolsillos, son tan importantes para ellos y tan necesarios para fomentar su creatividad y su ingenio.
Y todo esto surge a raíz de la reciente publicación de El libro de los juegos, de Juan Berrio (Litera). Un libro que realiza un apasionante y divertido recorrido por los juegos de palabras y visuales de la mano de Clara y su primo Federico. Ahora que llega la época más fría del año y pasaremos más tiempo en casa, es el momento de jugar en familia. Hablamos con Juan Berrio.
¿Por qué un libro sobre el juego?
En realidad no es un libro sobre el juego en general, sino sobre los juegos de palabras y los juegos visuales que a lo largo de mi carrera de autor siempre han aparecido en mi trabajo, pero que esta vez he sentido la necesidad de recoger en un libro específico. La idea era hacer un amplio repaso por ese tipo de artificios o entretenimientos, de la mano de sus protagonistas: Clara, una niña que piensa que todo es más interesante si lo dibuja, y Federico, un primo suyo aficionado a este tipo de juegos.
¿Qué ha supuesto mezclar dos conceptos como son el libro ilustrado y el juego?
Me parece una mezcla natural, pues entiendo el dibujo también como un juego. Además, en este caso, creo que la ilustración hace mejores los juegos de palabras. Por ejemplo: ¿Eres o no eres? es una frase bifronte, que leída al revés resulta ¿Seré o no seré? Si se juntan estas dos frases surge un palíndromo: “¿Eres o no eres? ¿Seré o no seré?”. Hasta ahí, como juego está bien, pero si lo ilustramos y nos imaginamos que es Caperucita quien pregunta ‘¿eres o no eres?’ y el lobo el que contesta ‘¿seré o no seré?’, el resultado es mucho más divertido.
¿Cómo concibes el juego?
Más que los juegos con instrucciones y reglas o los juguetes preestablecidos, lo que a mí me interesa son los juegos improvisados que aparecen involuntariamente, que descubro o creo a lo largo de mis paseos o cuando miro al techo. Porque precisamente lo que me gusta es el proceso de creación dentro del juego. Por eso el libro no es tanto un libro de pasatiempos que resolver como una invitación a que el lector cree sus propios juegos, y para ello presento los mecanismos de creación de los juegos de palabras y los juegos visuales, esperando que cada uno pueda, a partir de ellos, desarrollar y mostrar sus propias propuestas.
¿Jugamos poco? ¿Dejamos que los niños jueguen poco? ¿Jugamos los adultos?
No lo tengo claro. Seguramente jugamos menos que antes, o por lo menos lo que prevalece, tanto en adultos como en niños, es el juego en solitario, el juego a través de las pantallas, por ejemplo. Y tal vez hay menos creatividad en la forma de jugar de los niños, a los que a menudo se les da todo hecho.
¿Cuál es tu juego favorito?
La verdad es que no tengo mucho tiempo para los juegos en familia o entre amigos, aunque me encantaría practicarlos. Me gustan los juegos que implican construir o resolver cosas, como el Tangram, aunque no lo he jugado desde que era niño, el Scrabble o el Sudoku Killer. Un juego que me parece muy bonito es Mountain Valley, que es una aplicación para móvil y tableta.
***
Juguetes que, sin ser nada, pueden llegar a serlo todo
El juego son tantas cosas que hemos decidido, a partir del libro de Juan Berrio, hablar de dos libros más también de la editorial Litera. De esa acción innata del ser humano que es el juego. Una actividad que puede y debe darse bajo cualquier circunstancia.
‘Jugar’. André Stern nos invita a que empecemos a tomarnos el juego muy en serio. Como un dispositivo innato que la ciencia moderna describe como algo inigualable. Sin rival a la hora de alcanzar todas las competencias útiles para el desarrollo humano: Creatividad, cooperación, eficacia… son algunas de las muchas capacidades que el juego consigue desarrollar en niñas y niños. Como decía Albert Einstein, “el juego es la forma más elevada de la investigación”. A través de las experiencias de niños y niñas de diferentes edades, aprenderemos cómo el juego es más importante de lo que pensamos.
‘Piezas sueltas, el juego infinito de crear’, de Priscilla Vela y Mercedes Herrán. Un libro donde lo más sencillo y cotidiano se convierte en material fundamental para desarrollar cualquier acción de juego. Materiales no estructurados con algo en común: sin ser nada, pueden llegar a serlo todo. Solo hay un límite: la imaginación de quien usa esos materiales que puedan estar al alcance de la infancia. Piezas sueltas que están ahí, al alcance de cualquier niña o niño inquieta. Y es que un palo puede ser cualquier cosa y una caja de cartón, el mejor juguete del mundo. Como bien ha dicho el psicopedagogo y dibujante italiano Francesco Tonucci, “un buen juguete es aquel que, sin ser nada en concreto, puede serlo todo”.
Comentarios
Por Angel Coronado, el 04 diciembre 2021
Jugar. Para jugar solo hace falta eso, jugar. Para andar solo hace falta eso, andar. Se hace camino al andar, dijo el poeta. El mismo poeta pudo decir también, y por idéntica razón que se hace juguete al jugar.
Por ALMA DELIA ISAIS AGUILAR, el 26 febrero 2022
El juego como actividad lúdica, es expresión del pensamiento