Un libro infantil con vulvas y penes para aprender a decir NO
Lucía Serrano ha compuesto ‘Tu cuerpo es tuyo’: un libro pensado para que niñas y niños identifiquen sus sensaciones, aprendan a decir no, aprendan a autogestionarse como personas para hablar de sus partes privadas. Para conocerlas, para hablar de sexualidad sin miedo y sin prejuicios. Y, sobre todo, para evitar abusos.
Las redes digitales se han ido llenando de millones de instantáneas que generan una forma de administrar la autoestima, el estilo de vida y las necesidades, que hacen que niñas, niños y adolescentes se enfrenten a un estilo de vida distorsionado, mercantilista y falto de realidad. Luego todo esto puede acabar en acoso, falta de autoestima, distorsión de la realidad y una falta de aceptación de nosotros mismos por no acercarnos a lo que, sin ser conscientes, hemos creado en la redes.
No somos conscientes de que nuestro cuerpo tiene miles de posibilidades y que los únicos que somos capaces de poder administrarlas somos nosotros mismos. Para eso, desde bebés tenemos que conocer nuestro cuerpo y sentirnos cómodos y seguros con él. Identificar desde pequeños conductas extrañas, aprender a decir NO y aprender a aceptarlo.
No es fácil ver en un libro para niñas y niños dibujos de vulvas, clítoris, penes, pezones… y es que son pocos los que se han atrevido hasta la fecha a hacerlo. En Tu cuerpo es tuyo (NubeOcho), Lucía Serrano acerca a niñas y niños cómo es su cuerpo a través de ilustraciones amables y divertidas. Un libro para hablar de nuestras partes privadas. Para conocerlas, para hablar de sexualidad sin miedo y sin prejuicios. Y sobre todo para evitar abusos. Un libro pensado para que niñas y niños identifiquen sus sensaciones, aprendan a decir no, aprendan a autogestionarse como personas. Un libro que puede servir a padres, madres y docentes como herramienta útil para acompañar a niñas y niños en su desarrollo y crecimiento.
Hemos hablado con Lucía Serrano, una autora muy concienciada con el tema.
¿Cómo nace la idea de hacer un libro para hablar de sexualidad y prevención de abusos?
Ya en la edad adulta he ido conociendo a personas que sufrieron abusos en la infancia. Personas queridas. Y he podido ver las consecuencias que ha tenido en sus vidas, muchas veces agravado por no haber sido creídas por sus familiares más cercanos cuando lo explicaron. Me da mucha impotencia no poder cambiar el pasado, impotencia y rabia. Por eso llevaba mucho tiempo queriendo hacer un libro que fuese una herramienta útil. Y cuando tuve a mis hijas y a mi hijo esa necesidad se convirtió en algo urgente. Necesitaba ese libro en casa.
Es un tema del que no se habla, como si evitándolo dejará de existir, ¿no?
No sé si es por eso, o porque da pánico. Cuando lees la cantidad de niñas y niños que han sufrido abusos o los sufrirán en algún momento de su infancia, el miedo te paraliza. Uno de cinco. Y gran parte de estos abusos son cometidos por personas (en realidad por hombres) conocidos, de la familia, del entorno de la criatura. No tenemos herramientas para enfrentarnos a ello. Y esto hace que los abusadores puedan actuar tranquilamente. De lo que siento que se habla poco es de quiénes cometen los abusos. Creo que evitando hablar de ellos sí que hacemos como si no existiesen. Pero existen.
¿Qué propósito tiene el libro?
La idea es que sea una herramienta. En primer lugar para madres y padres. A pocas personas nos han enseñado en la infancia a llamar a las partes del cuerpo por su nombre, y mucho menos prevención para identificar un abuso sexual. No es que no queramos hablar de ello. Es que no sabemos ni por donde empezar. Tampoco es fácil encontrar el momento. Un libro es un lugar de encuentro para la familia, sobre todo cuando niñas y niños aún no saben leer. Y facilita hablar de cualquier tema.
Y en segundo lugar, es una herramienta para niñas y niños. Para que escuchen que su cuerpo es suyo, que es maravilloso, que experimentar sexualmente con iguales está fenomenal, pero siempre que la otra persona esté de acuerdo. Que un adulto o un niño mayor nunca debe tocar sus partes privadas, ni hacer que les toquen las suyas. Si un adulto hace algo así, está actuando mal, y deben pedir ayuda, contarlo. Y creo que también deben saber que puede pasar que lo expliquen a la persona en la que más confían y esa persona no les crea. Pero eso no quiere decir que se tengan que callar. Las personas adultas también nos equivocamos.
¿Cuántas vueltas le has dado a las palabras hasta llegar a un lenguaje cercano al mundo infantil?
No muchas. Sólo imaginé que les explicaba a mis peques todo lo que había aprendido, de una manera que pudiesen entenderlo. En el momento de hacer el libro tenían 3 y 5 años, así que el libro está hecho especialmente para esta franja de edad. Como preguntan mucho y nos pasamos el día explicando de todo, no fue difícil.
¿Y dónde te informaste sobre ello?
La enfermera de nuestros peques (de un centro de salud público, creo que es importante comentarlo) en la visita de los tres años del mediano, nos hizo en un momento y en pocas palabras un repaso de educación sexual y de prevención de abusos. Y nos recomendó materiales sobre este tema. Los materiales fueron muy útiles, pero sobre todo lo que me ayudó fue ver cómo afrontaba ella el tema. Su manera directa y sencilla de explicarlo todo, llamando a cada cosa por su nombre, sin metáforas. Si hacía un libro, tenía que ser así. A partir de aquí fui buscando diversos materiales de prevención, donde especialistas explicaban lo que tiene que quedar clarísimo cuando hablas de este tema. Y finalmente, ya en el proceso con la editorial, contamos con aportaciones valiosísimas de psicólogas especializadas en abuso sexual infantil.
¿Qué tal es la experiencia de dibujar genitales para un libro para niñas y niños?
Para mí ha sido un ¡por fin! Cuando empecé a trabajar haciendo libros, me salía natural dibujar a peques sin ropa. Muchas veces el texto lo justificaba. Otras, para mí era una imagen de lo cotidiano. Porque en mi infancia la desnudez no era algo extraño; si hacía calor, nos desnudábamos, íbamos a playas y campings nudistas. No sé, era lo normal. Pero según mi experiencia, no es habitual que te permitan dibujar un desnudo en un libro infantil. Se dice que los adultos no lo recibirán bien. Y al final te acostumbras a no desnudar a nadie en los dibujos. Acabas interiorizando esa consigna.
Cuando hice el libro, aún no había comentado la idea con ninguna editorial. Lo hice con total libertad. Y dibujé todo lo que creía que era necesario para explicar lo que quería explicar. Hacer un libro así y quedarse a medias no tiene sentido.
¿Sabemos enseñar a las niñas y niños a decir no? ¿Es lo mismo el no para una niña que para un niño?
No. Podemos decirle a una niña y a un niño que hay que decir no. Pero tiene más fuerza lo que ves a tu alrededor que lo que te explican. Estamos en un sistema patriarcal, y las niñas ven desde que nacen que su madre y su padre no tienen los mismos mandatos. No conozco a ninguna mujer a la que le resulte fácil decir que no, así de primeras. La manera en la que estamos socializadas nos dice que tenemos que agradar, cuidar, hacer la vida más fácil a los demás.
Es muy desesperante, pero esto no cambia. Sólo hay que mirar los productos que se venden para el público infantil. ¿Qué están transmitiendo a niñas y a niños? No sólo no cambia, sino que vamos para atrás. Porque tenemos el convencimiento de que somos libres. Y no lo somos. Así que creo que en una situación de abuso o violencia, cualquier niña, socializada en su género desde que estaba en el vientre de su madre, tendrá dificultades añadidas para decir no.
¿Y cómo enseñar a respetar un no?
De esto se habla menos, pero también es muy importante. No sólo es enseñar a respetar la palabra no. Es enseñar a detenerse cuando vas a hacer algo, observar a la otra persona, descubrir si está a gusto o no. Porque como decía antes, no siempre sale decir que no. Esto también hay que explicarlo. Al hacer el libro, me daba miedo que acabase siendo un texto que responsabilizase a niñas y niños de lo que les pasa si no son capaces de frenarlo. Me daba mucho miedo caer en algo así y todo el rato lo tenía en mente. No sólo se trata de que te digan no. Cada cual tiene la responsabilidad de parar cuando hay que parar.
¿Cómo ha sido el trabajo de colaboración con el equipo de psicólogos?
Ha sido un lujo poder contar con profesionales para hacer crecer el libro. Yo tenía toda la buena intención, pero no soy especialista, había lugares donde no podía llegar. Por ejemplo, en la portada había dibujado a las niñas y niños desnudos. Una paciente nos hizo caer en la cuenta de que no tenía sentido decir que las partes privadas sólo se muestran en algunas ocasiones, y luego poner esa imagen de portada. O, por ejemplo, la parte en la que se habla de experimentación entre iguales, o la prevención hacia personas desconocidas. Había situaciones que yo no había reflejado y gracias a sus aportaciones fuimos completando lo que faltaba. Esta colaboración hace que pueda recomendar el libro a todo el mundo. Confío muchísimo en estas personas, y ellas han considerado que es una herramienta que puede servir. Eso da confianza.
¿Crees que es un libro para leer en casa? ¿Puede ser una buena herramienta para las escuelas también?
Creo que si se trata de prevención, tenemos que estar informadas todas y todos. Claro que quiero enseñarle a mis peques a decir que no y a respetar un no por respuesta. Pero también querría que les rodeasen personas que tienen toda esta información. En cada casa hay unas costumbres, unas creencias. Pero este tema va más allá de las creencias individuales. Se trata de proteger a la infancia. Es una obligación de toda la comunidad. Y el lugar que da las mismas oportunidades a todas las niñas y niños es la escuela.
Comentarios
Por me parece genial, el 30 enero 2022
Es necesario que los niños desde pequeños esten informados así se evitará la violencia de género, violaciones…. y de paso reeducar a los padres que no saben como explicar a sus hijos cualquier tema relacionado con la pareja o el sexo