¿Cuál es la noticia más urgente? El cambio climático. Cinco vías para afrontarlo
Mientras España se seca y reseca, la Cumbre del Clima de Bonn terminó la pasada semana una vez más sin acuerdos concretos y ambiciosos, con el ridículo de la deserción de EE UU, y con países como España que siguen sin querer renunciar ya al carbón como muy contaminante fuente energética. Pero también la semana pasada se celebró el XII Congreso Nacional de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA), en el Oceanogràfic de Valencia. Gary T. Gardner, director de publicaciones del prestigioso centro estadounidense de investigaciones sobre medioambiente Worldwatch Institute, se encargó de abrirlo. Frente a la inacción política, aportó cinco vías muy concretas para plantarle cara a lo que es, según el lema del propio congreso, la noticia más urgente: el cambio climático (y no nos queremos enterar).
A este ritmo de emisiones que inciden en el cambio climático y tienen su origen en la actividad humana, y especialmente en el uso de combustibles fósiles, la temperatura media en la Tierra subirá 5 grados para el año 2100. El reto del acuerdo de la Cumbre de París, celebrada hace dos años, es que no llegue a una subida de 2 grados. Pero el compromiso alcanzado hasta ahora por los Gobiernos de reducción de emisiones de CO2 solo cubriría, en el mejor de los escenarios, la mitad de esa meta; nos quedaríamos a mitad de camino, según las explicaciones de Gary T. Gardner; el think tank para el que trabaja lleva más de 40 años tratando temas de sostenibilidad y publica el famoso informe anual La situación del mundo, que se traduce a 30 idiomas, incluido el español.
Gardner propuso en el Congreso de APIA –celebrado en el Oceanogràfic de Valencia y que contó con el patrocinio de entidades como Global Omnium/Fundación Aguas de Valencia, Ecoembes, Ecovidrio, Signus y Sigaus, entre otras–, varias vías concretas, factibles, para cubrir el otro 50% de esa necesaria carrera. Hay uno muy claro para Gardner: un tercio de los alimentos producidos y comprados se malgasta, se tira a la basura; con sólo un poco de eficiencia, conciencia y sensatez, se podría evitar una buena porción de tal despilfarro mayúsculo de energía, fertilizantes, pesticidas, agua…
Otra vía que esbozó Gardner, y sobre la que insiste la FAO, es el consumo excesivo de carne; un cambio en la dieta occidental para introducir mayor variedad en nuestro menú podría reducir sin grandes esfuerzos un 30% del consumo de carne, lo que supondría menor deforestación (los bosques han demostrado ser mejores sumideros de carbono de lo que se calculaba, y, sin embargo, han visto reducir su superficie en un 3% en el planeta a lo largo de esta década), mayor regeneración de suelos, impulsos a la agricultura ecológica, disminución drástica del consumo de recursos hídricos.
Niñas y mujeres, protagonistas
La tercera vía puede sorprender en su primer planteamiento: mayor atención a mujeres y niñas. ¿Qué quiere decir esto?, ¿qué tienen que ver ellas con el cambio climático de manera diferenciada? Muy sencillo. Así lo explicó Gardner: “Una mayor educación de las niñas en los países en desarrollo es una muy buena inversión; porque está comprobado que jóvenes y mujeres con un nivel educativo más alto supone una bajada drástica de las tasas de natalidad. Si la ONU está haciendo proyecciones de casi 10.000 millones de habitantes en la Tierra para 2050; esa mayor educación de las mujeres supondría poder reducir en más de mil millones ese crecimiento de la población”. Todo un seguro para frenar la emisión de gases, claro.
La cuarta y muy efectiva vía para frenar el cambio climático sin utopías ni sacrificios es la apuesta decidida por la economía circular; sobre todo, creernos de verdad que los residuos no son basura sino recursos de reutilización y reciclaje. “Significa una gran oportunidad de rebajar las emisiones. Según un informe del Club de Roma de 2015, la economía circular podría completar ese 50% necesario del que hablábamos para cumplir los retos del Acuerdo de París para 2050, además de suponer una excelente oportunidad de creación de puestos de trabajo”. “Para aplicar la economía circular, debemos llevar a cabo cambios sistémicos”, señaló el investigador del Worldwatch Institute, “como aumentar en un 25% la eficiencia de los recursos; aumentar en un 25% las energías renovables en el mix energético; alargar en un 50% la vida útil de los electrodomésticos, y que el 50% de las materias vírgenes en los procesos productivos puedan ser sustituidas por materia secundaria, recuperada en procesos de reciclaje”.
El valor de las ciudades
Como quinta receta, Gardner explicó la necesidad de poner el foco de atención en las ciudades, en la gestión de la energía y los residuos en las grandes urbes, y en la introducción de una educación que nos haga consumidores responsables, los de las tres C, consumidores con conciencia, que nos hagamos preguntas antes de comprar. Se calcula que para 2030 el 81% del consumo se va a realizar en ciudades grandes, pues está demostrado que el traslado del mundo rural a la urbe dispara los consumos de materias primas y energía. Así que es necesario el desarrollo de políticas que profundicen en la democracia, en la participación, que la gente se sienta ciudadana, no solo consumidora, lo que requiere muy activas campañas de información y divulgación.
Y en este punto es donde entran en juego los periodistas. A Gary T. Gardner se le preguntó cómo abordar la información sobre el cambio climático en los medios de comunicación, y respondió:
“Es un relato complejo, que necesita continuamente de un contexto, y de una apertura de perspectivas. El catastrofismo permanente en la información no es un buen camino. Funciona mejor vincular el problema con nuestra vida cotidiana y con los temas de salud, en los que incide ampliamente. Hay que comunicar lo que es, que es preocupante, pero sin generar miedo, porque el miedo siempre juega al servicio del poder. Hay que contar lo que pasa y ofrecer siempre una salida, dar alternativas, salidas”. “Tras la denuncia, el anuncio”, que también subrayó Santiago Álvarez Cantalapiedra, director de FUHEM Ecosocial. Construir discursos que ofrezcan vías para que la gente se sienta cómplice, que pueda hacer algo, intervenir, que no lo vea como un problema que le sobrepasa.
Sí, la situación es preocupante. Gardner aportó muchos datos. Como estos: 16 de los 17 años de este siglo XXI han batido récords de temperaturas medias en el planeta; el nivel de los océanos ha subido 20 centímetros desde 1900, pero es que 10 de esos 20 centímetros han subido de 1993 a la actualidad. Y, sin embargo, las emisiones de gases que inciden en el fenómeno, tras tres años sin aumentar, lo que daba ciertas esperanzas de concienciación y responsabilidad, en 2017 han vuelto a aumentar.
El daño de los micro-negacionismos
David Vieites, director del Departamento de Biogeografía y Cambio Global del Museo Nacional de Ciencias Naturales, no dejó lugar a dudas: “Estamos destruyendo el planeta como nunca y a una velocidad como nunca. Es necesario pasar de un calentamiento global a un cambio global”.
El periodista de La Vanguardia Antonio Cerrillo, que desde los años noventa escribe de medioambiente, subrayó que el cambio climático es “algo inequívoco”; “puede haber incertidumbres sobre el tiempo, no sobre el clima”; “cosechar dudas a cada paso sobre la certeza de los datos y las soluciones es la estrategia del micronegacionismo (por equiparación metafórica con lo que llamamos micro-machismos), que, junto al negacionismo de Trump, que puede ser menos peligroso porque se ridiculiza por sí mismo, bloquea acuerdos y avances día a día”. Teodoro Estrela, jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica del Júcar, remarcó que los modelos señalan que para finales de este siglo en España se va a producir una reducción de los recursos hídricos de entre el 20% y 30% como media en la península, pero que en algunas zonas, como la cuenca del Júcar, esa reducción se situará entre el 40% y el 50%, “lo cual resulta catastrófico”.
Muchos de los 50 expertos y periodistas que intervinieron en el Congreso de APIA resaltaron la importancia de la transversalidad de las políticas ambientales para que realmente sean efectivas, “de poco sirve si son sectoriales”, llegó a decir Cristina Monge, representante de la Fundación Ecodes. Y también se insistió desde muchos frentes en el valor de las grande ciudades en esta lucha y adaptación frente al cambio climático: humanizándolas, facilitando la movilidad del peatón y restringiendo drásticamente el uso despilfarrador y arbitrario del coche, planificando bien los nuevos barrios y las redes de transporte público, reutilizando el agua, y trabajando por una ciudadanía concienciada que se plantee su propia responsabilidad a la hora de consumir, dando más protagonismo a cada persona en sus derechos y deberes.
Se hizo hincapié en que el siglo XXI será el del municipalismo, y se puso como ejemplo planes de renaturalización y expulsión del coche del centro urbano como los de Pontevedra y Vitoria. Como también decíamos ayer en El Asombrario, y no nos cansaremos de repetirlo, hacia la Ciudad Humana, más inclusiva, más sostenible.
¿Es urgente la noticia o no?
Comentarios
Por Daniel L., el 22 noviembre 2017
Más vías:
-Dejar de fumigar (el BOE dice que solo puede utilizar la geoingeniería para modificar el clima el estado).
-Dejar de usar antenas HAARP.
-Comercializar los motores de agua u otros no contaminantes inventados hace muchos años y guardados en el cajón. Hacerlo antes de que haya escasez de agua…
-Fomentar el teletrabajo para evitar tráfico, atascos y contaminación.
-Pasar de petroleras, automovilísticas, eugenistas, bilderbergianos y demás.
Por andrenio, el 22 noviembre 2017
El gran problema que afronta la humanidad, junto con el cambio climatico y la desigualdad, es el crecimiento descontrolado de la poblacion del planeta, que ha pasado de 1.650 millones en 1900 a mas de 7.500 millones en la actualidad
Creo que la unica posibilidad que tenemos de sobrevivir es estableciendo y haciendo cumplir una politica mundial de tener solo un hijo por pareja, hasta volver a una poblacion sostenible, estimada en torno a los 2.500 millones. Caso contrario estamos condenados. http://populationmatters.org/
How Many People Can Live on Planet Earth
https://vimeo.com/93670368
http://es.wikipedia.org/wiki/Poblaci%C3%B3n_mundial#Evoluci.C3.B3n_de_la_poblaci.C3.B3n_a_lo_largo_de_la_historia
People and Planet: Full edit with the audience Q&A session
https://www.youtube.com/watch?v=1sP291B7SCw
Por Mario Sterman, el 24 noviembre 2017
Las sociedades Occidentales están regulando sus poblaciones.La situación de Alemania,Francia.Italia,Suecia,etc así lo demuestra,pero es imposible lograr lo mismo de las naciones islámicas y de las poblaciones africanas.Dentro de pocas décadas en África estallará la bomba demográfica que no afectará directamente al climapero sí aumentará el hambre,la miseria y todos los males que trae la pobreza.