¡Vaya, vaya, menos langostinos y más caballa!

Banco de caballas.

Banco de caballas.

Banco de caballas.

En estos días en que tendemos al hiperconsumo y llenamos las mesas de marisco y pescados caros, unas recomendaciones desde la ONG ambientalista WWF para introducir sensatez y equilibrio en la parte del menú que llega desde los mares.

Para abrir boca, unos datos desde WWF que pintan un panorama oscuro: Cada año se capturan en el mundo en torno a 93 millones de toneladas de peces. En 40 años, las poblaciones de especies marinas se han reducido en un 39% de media en todo el mundo; una de las principales causas es la sobre-pesca. Según la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), casi el 30% de las poblaciones evaluadas de peces que se capturan comercialmente sufren el acoso de una pesca excesiva, en absoluto sostenible. Se estima que la pesca ilegal, no declarada y no regulada, puede representar en torno a la cuarta parte de las capturas en el mundo. En el Mediterráneo y el Mar Negro, el 93% de las poblaciones pesqueras evaluadas sufren sobre-explotación. Algo positivo: Pocas áreas han mejorado en las últimas décadas, pero, entre ellas, destacar el Atlántico Norte, gracias a los esfuerzos del sector y la UE por reducir la presión. Esto último abre una puerta a la esperanza, a entender que si se gestiona adecuadamente la pesca, hay margen para que las especies se puedan recuperar.

En este punto de la conservación de la salud y vitalidad de los océanos, los españoles tenemos mucho que decir; pues si la UE es el principal importador de pescado y mariscos del mundo, España es el cuarto mayor importador del mundo y el noveno exportador. Además, somos el tercer país con mayor consumo per cápita en la UE. Cada habitante consume de media 42 kilos al año (más del doble de la media mundial). De ahí, según destaca WWF, «que España tiene un gran peso en el comercio mundial y debe mostrar su compromiso con la sostenibilidad de la pesca y la acuicultura; pues conlleva efectos directos sobre la pobreza y la seguridad alimentaria de más de 800 millones de personas, que en áreas de desarrollo tienen el pescado como prácticamente fuente única de proteínas». Que no vayamos otros a esquilmarles sus recursos.

A partir de aquí, WWF apela a la responsabilidad y capacidad de influir del consumidor. Dice José Luis García Varas, responsable del Programa Marino de esta ONG: «La pesca sostenible es responsabilidad de todos, desde el pescador hasta el consumidor. Con esta campaña queremos mostrar a la sociedad cómo repercuten las decisiones de compra de pescados y mariscos sobre los ecosistemas. Un consumidor bien informado y consciente de sus derechos tiene la llave para incentivar la pesca sostenible y socialmente responsable».

Y aquí vienen las orientaciones prácticas. En primer lugar, introducir un consumo consciente y responsable, y no sólo en la compra de pescado, sino en todo en general, en nuestra actitud como consumidores; es la clave de la sostenibilidad. Se trata de aquilatar el consumo. En los países más desarrollados nos hemos acostumbrado al excesivo consumo, al despilfarro, como garantía de estatus, comodidad y felicidad. Y nada más lejos de la realidad. Como primer paso en la desaceleración de un consumo vertiginoso e insostenible, WWF subraya la importancia de consumir menos y de más calidad (en la carne, en la ropa, en los juguetes)… Introducir mayor sencillez en nuestras vidas. Ana Echenique, vicepresidenta de la coordinadora de consumidores CECU, lo resume así: «Debemos ser conscientes y responsables en nuestra forma de comprar. Hemos de rescatar los buenos usos y las buenas costumbres. Recuperar lo bien hecho en nuestras compras, retomar la sabiduría en la producción y en el consumo, saber valorar lo que adquirimos». No consumir por consumir.

Un menú con más verduras y más legumbres; un menú variado y equilibrado, basado en la calidad más que en la cantidad.

Otra pauta a seguir: El etiquetado es fundamental. De la misma manera que la campaña de «Pezqueñines, no, gracias» caló entre la gente, hemos de seguir avanzando. Y así, buscar el sello MSC, que asegura una pesca sostenible y al que El Asombrario ya le dedicó un reportaje este año. Pero como la implantación de este sello verde/azul en España es aún muy minoritaria -frente a países como Alemania, donde el 60% de la población reconoce este aval-, los responsables de Pesquerías y Programa Marino de WWF nos ayudan a preparar una cesta más sostenible. Señalan que las pesquerías de almejas, navajas, pulpo y mejillones se gestionan de una manera bastante razonable; sin embargo, respecto a los langostinos nos podemos encontrar con todo tipo de situaciones al ser mayoritariamente importados. El caso de la caballa es especialmente significativo, porque, a pesar de ser muy saludable y encontrarse sus poblaciones en buen estado, el consumidor europeo sigue sin apreciarla, y la UE exporta grandes cantidades a África. Sin embargo, dorada y lubina, últimamente tan apreciadas e introducidas masivamente en los menús de los restaurantes, no son del todo de fiar, pues proceden ya masivamente de la acuicultura… Y ya sabemos lo que está pasando con la acuicultura, que, a pesar de lo que se pensó en un principio, no está sirviendo de alternativa sostenible a la pesca, por cómo se está gestionando de manera intensiva y sin controles. Tras la industrialización de la agricultura y la ganadería, ahora le ha llegado el turno a la industrialización de la pesquería, y eso es motivo de preocupación.

Hay ya un sello sostenible de acuicultura: ASC, que comienza ahora a implantarse. Habrá que seguir su evolución y estar atentos para que la acuicultura no sea la espita para darnos gato por salmón.

De ahí que metafóricamente hagamos esa recomendación del título: Menos langostinos y más caballa, como leit-motiv a la hora de pensar dos veces lo que compramos cuando vamos a la pescadería. Y más en estas fechas de tanta pompa, circunstancia y menú excesivo. En fin, que, como recuerda WWF, «el consumidor tiene un papel crucial como motor del cambio». Y como decía Antonio Machado, «sólo el necio confunde valor y precio».

Más información: www.fishforward.eu/es

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