Viaje ecológico al fondo del mar desde el Thyssen
TBA21, la plataforma de arte contemporáneo puesta en marcha por Francesca Thyssen-Bornemisza, propone desde ayer y hasta el 22 de agosto un viaje al fondo del mar sin salir del Museo Thyssen de Madrid. Objetivo: sensibilizarnos sobre la fragilidad de los arrecifes de coral por la emergencia climática y la contaminación de los mares. Eso sí, se trata de un viaje ideado por la artista suiza Claudia Comte en clave vitalista, con un punto psicodélico-juguetón.
La exposición After Nature de Claudia Comte, y que cuenta con la colaboración de la Fundación Ecolec, ha convertido la planta sótano del Thyssen en un colorista fondo marino, dividido en dos salas, que reproducen el día y la noche.
Sensaciones diurnas y muy orgánicas para una presentación artística de acuerdo a patrones más clásicos, esculturas de madera que juegan a convertir en corales los troncos de árboles caídos de la isla de Jamaica; esculturas que pueden recordar a Brancusi o Tanguy. Como explicó la artista Comte, “árboles que muestran los secretos de su interior a la vez que acogen el alma de los corales, madera que adopta las formas orgánicas del mundo submarino”, en una simbiosis, en una conversación bosques / océanos.
Psicodelia nocturna y digital en la otra sala, “con la intención de transportar al espectador a otro mundo, otra realidad”, en palabras de Claudia Comte. Con animaciones proyectadas en las cuatro pantallas de un cubo y que pueden remitir a dibujos animados, a la alegría de colores flúor de otra artista suiza, Pipilotti Rist, o a las redondeadas formas de obras de Jean Arp y Matisse.
Un gran mural en las paredes unifica esos dos mundos, como el agua en el mar. Ondas que asemejan olas, pero también las frecuencias de los vientos y las corrientes marinas, recorren todo el perímetro de la exposición. Son líneas (58 en concreto) de colores vivos, casi artificiales, inspiradas en las señales bioluminiscentes que muchos animales del fondo marino emiten para comunicarse. Todo ello envuelto en una inmersiva ambientación musical de sonidos del mar y piano.
Y detrás de ese lenguaje optimista, un mensaje de compromiso con la defensa de la salud de los océanos y el futuro del planeta y la Humanidad, algo que subyace en los cimientos de todo el proyecto TBA21. Así lo explicó el lunes en Madrid Francesca Thyssen, fundadora y presidenta de TBA21, en la presentación de la muestra: “After Nature habla de forma brillante de las extraordinarias formas de vida que son los corales, y Claudia Comte ha creado para esta exposición una obra inspirada en estas criaturas extremadamente complejas dándoles la forma orgánica e inconfundible de los corales. El viaje de tres años que nos ha traído al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza comenzó durante una expedición de TBA21–Academy a Nueva Zelanda, Current # 2, dirigida por Chus Martínez. A esto le siguió una residencia en Alligator Head Foundation en Jamaica, un refugio para la conservación del océano y socio científico de Academy, que está volcada en la protección de un tramo de costa de varios kilómetros. Allí se puso de manifiesto la profunda dedicación de Claudia a su arte cuando emprendió un proyecto inspirado en el programa de regeneración de corales de la fundación, trabajando con la madera con su motosierra, colaborando con escultores y carpinteros locales”.
Claudia Comte señaló: “Se produjeron momentos extraordinarios de intercambio de técnicas y conocimiento con los artistas y artesanos locales de Jamaica”. Y añadió Francesca: “Esos arrecifes de coral guardan la sabiduría de cientos de millones de años; han sobrevivido a cinco grandes extinciones en el planeta, ¿sobrevivirán a la sexta? Pero a menudo, cuando me hago estas preguntas, pienso que no debo preocuparme tanto por la supervivencia del planeta como de nosotros, de la Humanidad; la Tierra seguirá, con o sin nosotros”.
Chus Martínez, comisaria de la exposición, contó: “La instalación site-specific de Comte reúne aspectos característicos de su trabajo: la pintura mural como método para desorientar los sentidos en el espacio y las esculturas de madera; también introduce la inteligencia de la vida submarina, como la forma en que los peces usan la bioluminiscencia para enviar señales a través de su piel, y la presencia de corales como una llamada de atención para que los humanos aprendan a respetar el océano”.
Además, en la segunda estancia se proyecta un vídeo que Chus Martínez describe como “una nueva familia de corales animados digitalmente. Se forman y se descomponen, ofreciéndonos, traviesos, una nueva imagen de su morfología. Estos corales son los personajes de una historia que les gustaría contar al mundo”. Y añadió: “Creo además que After Nature está construida sobre un lenguaje muy actual. Los corales también son grupos de riesgo. Y nos llevan a una profunda reflexión: la posibilidad de regeneración, regeneración frente a destrucción, para generar esperanzas. No se trata de volver a lo mismo, sino de generar un nuevo pulso a la vida”.
El director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, destacó que el museo se ha llenado esta primavera con tres mujeres artistas, tres creadoras “con un compromiso profundo y vital con las sensaciones de la naturaleza, que dialogan con ella y nos hacen sentir y pensar la naturaleza de otras maneras”: Georgia O’Keefe, cuya retrospectiva se inauguró el 20 de abril; la artística buceadora Claudia Comte y, dentro de dos semanas, la artista palentina Marina Núñez, que llega al balcón de la primera planta.
After Nature se completa con una nueva pieza digital de Claudia Comte que se estrenará en la plataforma digital st_age. Fundada en 2002 por Francesca Thyssen-Bornemisza en Viena, la fundación Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (TBA21) representa la cuarta generación de la familia Thyssen comprometida con el arte. “El objetivo de TBA21 es difundir proyectos de arte multidisciplinarios que desafíen la categorización tradicional, incluidas las instalaciones a gran escala, composiciones sonoras, performances y arquitectura contemporánea. TBA21 cree que el arte tiene la capacidad de ser una fuerza transformadora y explora nuevos modos de producción y representación artística que provoquen e inspiren cambios”, partiendo de la paz con el planeta como gran inspiración. De hecho, Francesca recordó el lunes que la gran motivación de su padre, el Barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, del que se está celebrando este año en el museo el centenario de su nacimiento, era promover la paz mundial. Y la suya ahora, reconoció, es “la paz con la naturaleza”.
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