Vuelven Los Inhumanos y No me pises que llevo chanclas

No me pises que llevo chanclas. Foto: Marcos Medina.

No me pises que llevo chanclas. Foto: Marcos Medina.

No me pises que llevo chanclas y Los Inhumanos tienen en común un largo recorrido a sus espaldas como paladines del pop rock sarcástico, verbenero y estival. Sus canciones han sido y siguen siendo medicina para una mayoría de población que usa la música para el esparcimiento y el bolingueo. Pero todo esto lleva un arduo trabajo detrás, no es todo tan superfluo como parece. Ambos vuelven para recargarnos las pilas. Los Inhumanos con el disco ‘Qué difícil es hacer el amor cuando te haces mayor’. No me pises que llevo chanclas, con ‘Rock con Tomate’.

Los Inhumanos andan celebrando sus 40 años de vida; para ello han publicado el disco (al parecer quieren que este sea su último disco de estudio) Qué difícil es hacer el amor cuando te haces mayor. Se formaron en 1980, en la playa de El Saler, en Valencia. Eran un puñado de amigos con muchas ganas de juerga, pero también con un don creativo que les llevó a componer sus propias canciones (en contrapunto a las orquesta veraniegas, que solo hacían versiones de artistas consagrados) para regocijo de los vecinos de El Saler y al poco, para disfrute de millones de ciudadanos que vieron en este grupo una banda sonora ideal para los ratos de verbena y tinto de verano. Me duele la cara de ser tan guapo, Duba duba, Que difícil es hacer el amor en un Simca 1000 o Manué son obras suyas ya archivadas para siempre en esa parte del cerebro que se activa cuando se encienden las luces de colores en verano.

Sobre el escenario, Los Inhumanos siguen siendo más de una docena de personas (llegaron a ser 30) ataviadas con túnicas (en los inicios iban con sábanas disfrazados de fantasmas, tratando de crear su propia tribu urbana; recordemos que en los ochenta empezaban a aparecer tupés, crestas y demás ornamentación que identificaba a cada cual como perteneciente a una tribu determinada) y dispuestos a no parar de agitarse a lo largo y ancho de su tiempo de actuación. Discos de platino, giras internacionales… Detrás de tanto cachondeo hay mucho trabajo, vidas dedicadas a la farándula, por eso hemos querido hablar con ellos; nos contestan como colectivo.

Dice vuestra biografía que el grupo nace y surge frente al aburrimiento que se daba en la zona de El Saler en Valencia, en los primeros 80, ¿qué es lo que, artísticamente, inspira el nacimiento de Los Inhumanos?

La simple necesidad de pasarlo bien y disfrutar haciendo lo que nos gusta, componer y cantar nuestras canciones. Subíamos a cantar nuestras canciones compuestas en la playa en las verbenas de nuestras urbanizaciones sin otro objetivo. Tuvimos la suerte de que eso ocurriera a principios de los 80 y que una discográfica local fuera buscando nuevos grupos con propuestas distintas. Y encajamos.

En un momento dado de vuestra carrera, Alfonso se va y entra Sergio, eso es algo que no pueden hacer todas las bandas… ¡Vosotros lo hicisteis!

Sergio se había estrenado con Los Inhumanos en 1983, casi cuando grabamos el primer disco, y como compositor y cantante solista ya grabó su primer disco con Orfeón Brutal en 1985. De hecho, había sustituido en varios conciertos a Alfonso y cuando tuvo que relevar a su hermano, estaba preparado para tomar las riendas. Alfonso era más innovador, pero Sergio es muy organizado, así que puso orden en un grupo en descomposición y lo reflotó hasta llegar a hoy. Y Alfonso ha regresado para unirse a sus dos hermanos, porque el tercero en discordia, Nacho, lleva también en el grupo desde el 84. Es casi la historia de una familia.

Sin llegar a ser fáciles de encasillar, estáis metidos en un cajón donde hay grupos como No me pises que llevo chanclas: risas aseguradas, estribillos pegadizos, desgarbados sobre el escenario… ¿Conoces a Pepe Begines? ¿Qué te parecen? Seguro que habréis coincidido cientos de veces…

Además de haber actuado juntos en muchos conciertos, tuvimos la suerte de contar con Pepe en uno de nuestros últimos discos, en el que cantó a dúo con Sergio el tema del Simca 1000, para lo cual vino expresamente a Valencia. Es un tío fantástico, cercano y divertido, alguien con quien nos gusta coincidir, especialmente en Andalucía.

Los Inhumanos.

Ellos también se ‘formaron’ en un entorno playero, estaban por Conil, ¿es una extraña coincidencia o afecta lo de estar cerca del mar a la hora de vuestros estilos?

Los que hemos nacido y nos hemos criado en el mar tenemos un espíritu libre, amamos la vida, rompemos moldes como las olas cuando vencen sobre la orilla. Y, por qué no decirlo, amamos la espuma, aunque si es en forma de cerveza, mucho mejor.

Los primeros noventa quizá fueron vuestros años de oro, había bonanza económica y se tenía que notar. ¿Fueron ‘alocados’ para vosotros aquellos años de giras buenas, cachés bien, hotelazos y fiestas en las mejores discotecas?

En el 88 estalló el grupo a nivel nacional, con el álbum 30 hombres solos, que vendió más de 250.000 copias. Eso nos permitió vivir unos años dorados hasta mitad de los 90, con giras interminables, miles de kilómetros, televisiones, fama, novias, fiesta… Lo difícil es tener los pies en el suelo y saber que todo lo que sube, baja. Todos supimos adaptarnos a la subida pero algunos no lo hicieron en la bajada. Eso ha pasado con todos los artistas y famosos en general. Por suerte, la mayoría de nosotros acabó sus estudios y se dedicó a su trabajo, por lo que los que hoy continuamos tenemos claro que esto es un hobby y que vivimos una madurez que compartimos con todos nuestros fans.

Llegáis a ser (imagino que en esa época) 30 personas sobre el escenario (sin contar técnicos, ni conductores ni ‘crew’), ¿qué fotografía guardas de esas excursiones?

La mayoría de las fotos las tenemos en la cabeza, porque entonces no había móviles y lo que pasaba en el autobús se quedaba ahí. Pero recordamos horas jugando a las cartas, viendo películas, contando aventuras y anécdotas, durmiendo en posturas imposibles para conseguir llegar al siguiente concierto, a veces con distancias de mil kilómetros en carreteras de la época. Lo que se consiguió fue una camaradería que se mantiene hasta la actualidad. Fuimos y somos una gran familia.

Habéis publicado vuestro disco número 21, ‘Qué difícil es hacer el amor cuando te haces mayor’, y cumplís 40 años como banda. Lo anunciáis como una retirada… ¿Qué motiva esta jubilación?

La jubilación es solo discográfica. El grupo no tiene previsto retirarse hasta que el cuerpo aguante, pero grabar un disco hoy en día es un esfuerzo enorme, porque lo tienes que financiar todo, la mayoría de gente solo escucha canciones en plataformas digitales o en memorias USB y el concepto del disco como tal ha desaparecido. Lo que hacemos es adaptarnos a los tiempos, vivir de nuestros conciertos y grabar, cuando nos apetezca, un videoclip con una nueva canción. Con este disco cerramos un ciclo de 21 trabajos editados, pero abrimos una nueva puerta en nuestra carrera.

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Y este otoño No me pises que llevo chanclas han publicado también su nuevo disco, Rock con Tomate, que es el décimo en su carrera. Capitaneados por el simpar Pepe Begines, los sevillanos, desde sus inicios, también llevan por bandera y como religión las ganas de pasarlo bien sobre el escenario y contagiar así al respetable. Sus credenciales son Bolillon, Y tú de quién eres, Washuguarugui o No veo ná, todas ellas coplas llenas de ese surrealismo andaluz, de ese sarcasmo sureño que Begines teje con sabia maestría y tremendo desparpajo. Curiosamente, al igual que Los Inhumanos, su formación como banda se produce al lado de la playa, esta vez de camino a Conil de la Frontera. Padres de ese género que ellos mismos denominaron Agropop, su cúspide profesional ocurre también en ese periodo socialista de primeros de los noventa; durante ese lustro no salen de la furgoneta ni para hacer pis, las galas se solapan y coinciden, claro, con Los Inhumanos en muchos escenarios. Y así hasta hoy, que es cuando hemos quedado con Pepe Begines para hablar de este y otros proyectos que ha tenido a lo largo de su carrera artística.

Se cuenta que empezasteis con el grupo tras un viaje de colegas con una guitarra de palo entre el equipaje… Puedo imaginar que esa es la parte romántica y que hubo un trabajo duro para concretar esas canciones en algo ‘de verdad’. ¿Cómo lo recuerdas?

Aunque la parte romántica es bastante verdadera, bien es cierto que más de uno tuvo que emplear los riñones, cogiendo algodón en sus tiempos mozos para comprar su primera guitarra. También hubo un trabajo musical grande.

Os nombráis “hijos adoptivos” de Silvio, ¿de qué modo os guio en el camino este universal sevillano?, ¿llegasteis a compartir con él alguna experiencia que se pueda contar aquí?

Silvio llegó a mi vida con 14 años. Con lo que me entró por vena su originalidad, desparpajo su compás y la particular cultura que destilaban sus letras. He compartido con él noches sevillanas, conciertos; primero como espectador y más tarde como compañero. Recuerdo que fuimos varios amigos a acompañarlo a Madrid, a un homenaje de esos que no le gustaban nada, pero que los que lo queríamos ayudábamos EN VIDA. Al volver vomitó bastante en el AVE, y antes de salir comentó: «Espero que cambien el vagón».

¿Fue complicado demostrar a quienes ponían dinero para vuestro proyecto que tras tanto cachondeo, frivolidad y ganas de risa había un proyecto serio, adulto y estudiado?

En primer lugar grabamos el disco en 24 horas, con lo cual los costes fueron mínimos como se puede deducir, y por otra parte se ve que eres un cachondo. Nuestro proyecto fue algo silvestre; como las flores que crecen solas en el campo no hay premeditación ni seriedad, es algo fresco y natural.

Estais metidos en un cajón donde hay grupos como Inhumanos, ¿les conoces?, ¿qué te parecen?

¿Inhumanos? Unos verdaderos cachondos, capaces de mover a un montón de peña al son de sus canciones.

Ellos también se ‘formaron’ en un entorno playero,¿es una extraña coincidencia o afecta lo de estar cerca del mar en vuestros estilos?

Nuestro estilo es el Agropop. El hecho de nacer en la playa es sencillamente por estar en época vacacional y de convivencia. Aparte, la costa de Cádiz tiente mucha historia de nuestras canciones, «haciendo pesca submarina». Incluso el flamenco vuela claramente sobre nuestros temas en numerosas ocasiones; quien conoce bien nuestra obra lo sabe. En fin, no somos fáciles de encasillar.

Siguiendo con ese estilo tan característico tuyo, que sobrevuela lo cotidiano con el motor del surrealismo para aterrizar en la pista del humor, ¿nunca te ha dado por hacer algo diferente, otro proyecto más personal y quizá menos irónico?

Sí, pero no para mí. He compuesto para Luz Casal, Raimundo Amador, Kiko Veneno o para cine y televisión. También tengo un par de discos de un corte mucho más serio. Actualmente estoy inmerso en otro proyecto con un perfil parecido de corte flamenco.

Los primeros noventa quizá fueron vuestros años de oro, ¿fueron ‘alocados’ para vosotros?

No podía ser de otra manera. Nueve tipos con giras de más de cien conciertos, con veintipocos años y nadando en la abundancia… Imagínate… Eso sí, siempre hemos mantenido un caché asequible, por eso todos han ganado dinero con nosotros.

Acabáis de sacar nuevo disco, ‘Rock con Tomate’, gastronómico disco, el número 10 en vuestra discografía… En el primero ya estaba la canción ‘Pringaíta’, que soterradamente habla de comida… ¿Te inspiran mucho los alimentos a la hora de componer?

Me gusta cantarle a los placeres de la vida y comer es uno de los mayores. Actualmente además creo que está más de moda que nunca con tantos programas de TV y radio, por eso quizá haya llamado la atención. En cualquier caso, ya se sabe; nada como comer, cantar y foll…

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