¿Y tú qué haces con la ropa y calzado que ya no usas? Nace RE-VISTE

Cada persona genera en España una media de 20 kilos de residuos textiles al año. Foto: CC:

Se habla mucho del desperdicio alimentario, pero ¿y el desperdicio textil? Los productos textiles están presentes en nuestra vida diaria de muy distintas formas: en prendas, textiles para el hogar y tapicerías o en productos como equipos médicos y de protección, casas y vehículos. Y esa masiva presencia tiene como contrapartida el enorme impacto ambiental de la industria textil, que se extiende por toda su cadena de producción. Para hablar del problema de los residuos que genera –en España, nada menos que 20 kilos por persona y año– su normativa y su futuro, nos reunimos con Juan Ramón Meléndez, con una extensa trayectoria profesional en el sector. Fue director de Operaciones de Ecovidrio y, durante casi seis años, gerente de Relaciones Institucionales de Ecoembes. También fue director general de la Asociación de Latas y Bebidas y hoy es director general en la Asociación para la Gestión del Residuo Textil y el Calzado (RE-VISTE). “Nuestra intención es promover una conciencia de consumo responsable, intentar salvar al residuo para que se le puede dar una segunda vida y lo que no podamos salvar se reciclará, siempre pensando en llevar al vertedero lo menos posible”.

 ¿Qué es RE-VISTE, la Asociación para la Gestión del Residuo Textil y el Calzado, quién la integra, cuáles son sus objetivos?

La asociación nace como una alianza voluntaria de empresas como Decathlon, El Corte Inglés, H&M, IKEA, Inditex, KIABI, Mango, Primark, Sprinter/JD y Tendam que, de momento, son las empresas grandes que tienen capacidad de invertir y dedicar recursos a este proyecto y que están tirando de este carro, detrás del cual vendrán todas las demás. El objetivo de esta alianza es crear un SCRAP (Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor) que sirva como instrumento de cumplimiento legal para todas las empresas del sector porque, en cualquier momento, la legislación obligará a participar en un sistema colectivo atodas las empresas que producen productos del textil y del calzado y que terminan convirtiéndose en residuo. Somos un SCRAP voluntario, porque las empresas todavía no tienen obligación de participar en él. Esperamos ser lo suficientemente buenos como para que todo el mundo deposite en nosotros su confianza a la hora de cumplir la ley. Un instrumento útil para la sociedad e integrador, porque hay muchas entidades de economía social, muchos ayuntamientos, empresas privadas, un montón de interlocutores que ya están haciendo cosas, la mayoría de ellos cosas estupendas, y hemos de aprovechar ese conocimiento y que todo esté integrado en el modelo común.

Es cierto que en algún momento tendremos que luchar contra las malas prácticas, porque las ha habido. Nosotros trataremos de corregirlas y, si no es posible, combatirlas. Debemos conseguir que el ciudadano lo integre en lo más profundo de su ser, convencerle, ponérselo fácil, buscar que consuma de una manera responsable, que de verdad reflexione antes de comprar y que se asegure de comprar lo que necesita.

Hace casi tres años el Congreso aprobó la Ley 07/2022 de gestión de residuos y suelos contaminados, que marca el futuro del reciclaje en España y nos ayudará a avanzar hacia la economía circular y el residuo cero en el ámbito normativo. ¿Cómo ha influido en la creación de RE-VISTE?

Este es el punto de partida. En la ley se establece que hay una extensión de la responsabilidad de los productores para que se involucren en el ciclo de vida y que eso se cierre. Cuando la ley habla de productores, se refiere a los que venden productos en España que al final se convertirán en residuo. Se pide que los productores se impliquen en ese cierre, pero falta un decreto que regule esto en detalle. Y esto es lo que el Ministerio se ha comprometido a publicar esta primavera: un Real Decreto sobre el residuo textil. Aquí es donde se concretarán un poco mejor las cosas.

¿Y qué se considera producto textil? Un paraguas es un producto de los que estarán incluidos, una tienda de campaña, un colchón… Por eso el alcance de producto tiene que estar regulado en este decreto y el concepto de puesta en el mercado también. Es decir, ¿alguien que fabrica una tela ha de ser considerado productor o sólo es productor el que usa la tela para hacer una prenda? Este tipo de cosas son las que el decreto tendrá que regular.

Vosotros ya tenéis previsto un proyecto piloto. ¿En qué consiste?

Para aprender juntos, hemos propuesto que la administración local y RE-VISTE trabajemos en una serie de municipios que consideramos tienen características representativas del conjunto de los ayuntamientos. Hemos invitado a varios municipios de diversa tipología –urbanos, semirurales y rurales– a participar este año en el proyecto piloto. En total, el proyecto abarcará a más de 300.000 habitantes.

Vamos a probar en estos municipios cómo hacer para recoger el residuo de manera eficiente, con una calidad de servicio y con una comodidad para que al ciudadano pueda participar. Ensayaremos cuatro vías de recogida: Contenedor en vía pública, punto limpio, tiendas de ropa y de calzado y otros puntos de aportación, como pueden ser parroquias, iglesias, institutos, centros comerciales…

Todo lo que se recoja en estos ayuntamientos será llevado primero a una planta de pre-clasificación. En estas plantas es donde una organización experta, que podrá ser una entidad de economía social o una empresa privada, clasificarán el residuo prenda a prenda para separar todo lo que sea susceptible de tener una segunda vida. La parte que ya no sea susceptible de tener una segunda vida, porque ya está estropeada o lo que sea, se llevará a una planta de clasificación, donde se separará el residuo por composición y por color: algodón, algodón 100%, algodón con poliéster… Seguidamente se realizarán unos fardos a los que se les buscará una salida para su reciclado. Vamos a probar en esos municipios lo que queremos hacer en los 8.000 restantes.

El director general de RE-VISTE.

Juan Ramón Meléndez, director general de RE-VISTE.

¿Nos puedes explicar esta parte del decreto? “Para cumplir con la nueva normativa, al menos el 50% del importe de adjudicación de licitaciones de recogida textil debe ser objeto de contratación reservada a empresas de inserción y centros especiales de empleo de iniciativa social autorizados para el tratamiento de residuos”.

Lo que nosotros vamos a hacer en la prueba piloto es un poco aprovechar lo que ya viene funcionando. Hay una serie de entidades de economía social, algunas vinculadas a la Iglesia, como sucede con Cáritas, pero hay otras que no tienen esa vinculación, como son las entidades de inserción, entidades que dan empleo a gente en situación complicada. La legislación busca de alguna manera fomentar esa actividad y reservarles un espacio donde, digamos, tengan una prevalencia. La intención es que los criterios sean económicos y también sociales. El SCRAP es una entidad jurídica que servirá para que las empresas productoras no tengan que cumplir individualmente con esa obligación de recoger sus residuos, sino que haya alguien que lo haga en nombre de todos. El SCRAP lo que va a hacer es asegurarse de que toda esta gestión se realice. Nosotros no vamos a tener nuestros vehículos, nuestra propia infraestructura, vamos a hacerlo a través de terceros. Es ahí donde nos apoyaremos en entidades de economía social y en otras empresas convencionales.

Una vez recogido el textil y el calzado, ¿hasta donde llega RE-VISTE? ¿Qué sucede aguas abajo? ¿Los productores son responsables de todo el ciclo de vida de sus prendas desde la producción hasta la gestión de los residuos?

Sí, el productor es responsable de todo, pero el SCRAP sólo se encarga de la parte final de la gestión del residuo. Es decir, el SCRAP nace para ayudar a los productores a resolver el fin de vida del producto. Nosotros nos vamos a encargar de que ese residuo, una vez que tú decidas que ese pantalón que llevas ya no te da servicio, lo lleves a un punto y el SCRAP ha de asegurarse de que tenga la mejor solución para que no termine en vertedero. Pero el responsable de haber diseñado bien ese pantalón, de cómo lo ha producido y de si lo ha hecho de acuerdo a criterios éticos, conforme a los derechos humanos, pagando un salario justo, es responsabilidad del productor.

Es decir, que sí podéis intervenir o fomentar de alguna forma el ecodiseño del producto.

Efectivamente. Nosotros en el SCRAP vamos a recibir de los productores, de las empresas que ponen el producto en el mercado, un dinero para poder hacer todo esto. ¿Cómo vamos a recaudar ese dinero? Lo vamos a hacer con criterios de ecomodulación. Tenemos que integrar criterios para que la empresas, cuando pongan un producto en el mercado, paguen menos si esos productos están ecodiseñados y paguen más si sus productos no son ecodiseñados. Una prenda duradera, fácilmente reutilizable y reciclable, el día que ya no pueda volver a ser utilizada, deberá pagar menos que una prenda que no lo sea. La filosofía es lógica, lo difícil va a ser cómo lo organizamos en la práctica. Pero hemos de hacerlo favoreciendo a las empresas que trabajen el ecodiseño y penalizando a aquellas que no lo hagan.

Entonces, ¿tenemos que acostumbrarnos a ver un nuevo contenedor en nuestras calles?

No sólo un contenedor. Lo que aspiramos, y en la prueba piloto ya vamos a empezar a ensayarlo, es a que haya diferentes posibilidades, unas en la vía pública, otras en los centros comerciales, parroquias, en colegios, e incluso en sindicatos, para que los propios delegados sindicales sean los que en las empresas, en los centros de producción, promuevan que haya un punto de recepción del residuo textil y los trabajadores puedan depositar sus residuos textiles en su propia empresa sin tener que preguntarse dónde lo llevo, y nosotros encargarnos de los diferentes pasos que te acabo de comentar. La idea es ofrecer al ciudadano una estructura de puntos que le permitan cómodamente participar. No siempre en la vía pública.

Ya tenemos el contenedor, ya tenemos el sistema de recogida para el textil y el calzado, pero ¿qué sucede con aquellos residuos que viajan a otras partes del mundo y terminan abandonados, generalmente en muy mal estado? ¿La responsabilidad de RE-VISTE termina cuando la entidad social se encarga de separar el residuo?

Nosotros tenemos que asegurarnos de dos cosas. Una que la gestión que se haga de ese residuo por parte de estas organizaciones con las que vamos a trabajar sea la correcta. Lo segundo, necesitamos trazabilidad del dato, de los kilos, de dónde se recogen y a dónde van para evitar esas malas prácticas y que el residuo termine tirado donde no debe terminar. Cuando el residuo ya no tiene posibilidades de aprovechamiento, ni por reutilización ni por reciclado, y se lleva a un vertedero, tiene que ser en un vertedero español y de acuerdo a las condiciones que rigen el vertido en España, y eso lo tendremos que sufrir nosotros como coste del sistema, pero eso de que el residuo termine tirado en el Tercer Mundo no puede ocurrir por confianza del ciudadano, porque, como eso suceda, no volverá a colaborar. Necesitamos ofrecer al ciudadano la seguridad de que esto funciona bien.

Nosotros pondremos recursos y pediremos responsabilidades. Todo se auditará para seguridad del ciudadano, de la administración, y para seguridad también de las empresas. No olvidemos que las empresas que al final van a nutrir de recursos a RE-VISTE se están jugando su reputación, porque las prendas, igual que el calzado, llevan el nombre de quien lo ha producido. No va a ser plato de gusto para ninguna de estas empresas encontrar que su residuo queda tirado en un vertedero de no sé dónde. Eso no debe ocurrir y no puede ocurrir. Habrá que poner todos los mecanismos disponibles y cerrar las puertas a las malas prácticas, y ojalá que las actividades piratas dejen de serlo, se legalicen y se vengan al lado de la luz.

Siguiendo con esta cronología, ¿qué sucederá con aquellos residuos que se pueden reciclar? ¿Qué parte tenéis vosotros como RE-VISTE?

Pues ahí, lo mismo. Una de nuestras actividades tiene que ser preparar el material para su reciclado. Que en las plantas esté perfectamente clasificado, con unas especificaciones de calidad que le permitan entrar en un nuevo ciclo productivo. Esa es una de nuestras principales tareas, pero he de reconocer que todavía hay muchas barreras que resolver, porque algunas composiciones ahora mismo no tienen una solución tecnológica. Otra de las cosas a las que el SCRAP tendrá que dedicar recursos es a desarrollar esas tecnologías para que haya procesos que permitan dar salida a estos materiales y se puedan reintroducir en un ciclo productivo. Si puede ser en un nuevo tejido mejor y, si no se puede, derivarlo hacia el sector de la automoción, construcción e incluso en aislamientos, con tal de que no llegue a vertedero. Hemos de buscar la mejor salida económica y ambiental para esos materiales, siempre intentando desviarlos del vertedero, porque allí ya no le puedes sacar nada. Cuando el residuo llega al vertedero se acabó.

Según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA), en 2020 la Unión Europea generó 6,95 millones de toneladas de residuos textiles, lo que equivale a unos 16 kilos por persona. De esa cantidad, solo 4,4 kilos fueron recogidos por separado para su posible reutilización o reciclaje, mientras que 11,6 kilos terminaron en la basura junto con otros residuos domésticos. En España se generan unas 900.000 toneladas; está por encima de la media europea, con más de 20 kilos de residuos textiles por persona al año. Sin embargo, solo se recogen de forma selectiva 2,1 kilos; de este volumen, no llega a 1 kilo lo que corresponde a ropa y calzado. ¿Hasta dónde pretendéis llegar?

Todavía es muy pronto para hacer una estimación de hasta dónde podemos llegar, pero sí te puedo decir que necesitamos recoger más. Para ello precisamos de más puntos, más contenedores, más lugares donde la gente pueda llevarlos. Es un buen momento para recordarle al ciudadano que va a disponer de un lugar para aportar la ropa que todavía está bien, también la que está mal, la que está regular, e incluso la ropa del hogar. Generalmente se habla de nosotros como el SCRAP de la moda. Pero no toda la moda es textil y calzado, y no todo el textil y calzado es moda. El ciudadano también nos podrá llevar toallas en desuso, sábanas…, y eso significa más kilos. Por eso confiamos en que esas escuálidas cifras que se manejan hoy en recogida aumenten y eso es sólo el primer paso, porque en las plantas de preclasificación, y en el resto del ciclo, tendremos la capacidad de tratar muchas toneladas. Un circuito que además irá indiscutiblemente unido a la creación de empleo.

¿También os vais a ocupar de los residuos generados por las empresas que venden sus productos online, especialmente asiáticas?

Las obligaciones que este decreto va a poner encima de la mesa, posiblemente ahora en primavera, tienen que ser de aplicación para los que ponen productos y que son españoles y para los que ponen productos en España, pero no lo son. Las obligaciones de la ley deben ser las mismas para todos, y eso debe recogerse por escrito en el decreto. Establecer realmente unos mecanismos para controlar que todo funcione bien y que se sancione cuando no se cumpla. Nosotros le hemos pedido al Ministerio que sea claro, porque el decreto lo puede poner, pero si luego no se adoptan medidas para que esto funcione de nuevo, el sector textil español va a jugar en inferioridad de condiciones, y eso no debe ocurrir. Bastantes crisis ha pasado el sector para que ahora encima venga una nueva carga de obligaciones a las empresas españolas que no se apliquen a todos los que venden aquí.

¿Si se equilibran los precios se podrá evitar el consumo excesivo de usar y tirar?

Muchas veces tienen precios muy bajos, porque en los centros de fabricación de origen no aplican los mismos estándares de producción y sostenibilidad que tenemos aquí. Por eso nos encontramos la diferencia de precios que nos encontramos. Si esa empresa que está vendiendo aquí tuviese que incrementar el precio, tendríamos más equilibrada la competencia a ojos del ciudadano. Hoy se puede comprar una camiseta que cumple todos los estándares y que cuesta 10 euros, pero también existe la posibilidad de comprar cinco distintas a 2 euros cada una. Si esto se equilibra, digamos que la cosa tendería a resolverse. Además, cuando el residuo llega aquí y no le ha repercutido ese coste, el precio por llevarlo a las plantas y continuar con el ciclo repercutirá entre las empresas españolas. Nosotros vamos a recoger todo lo que haya en el contenedor, lo vamos a llevar a la planta correspondiente, y si en ese flujo hay productos del sudeste asiático o de donde sea, que no están contribuyendo al sistema, lo vamos a tener que gestionar igual, porque no podemos decir que esto no es mío.

Algunos ‘cuñaos’ afirman que a la empresa le interesa vender y no reciclar sus residuos.

Para empezar, si no les interesase, no estarían aquí. Segundo, yo entiendo que podría resultar un poco contradictorio para alguien pensar que una empresa que vende ropa quiera promover la reutilización de esa ropa. Pero aquí está la prueba. Una cosa es la política comercial que cada empresa haga y otra cosa es el SCRAP. Como SCRAP nuestra intención es promover una conciencia de consumo responsable, intentar salvar al residuo para que se le puede dar una segunda vida y, como hemos visto anteriormente, lo que no podamos salvar se reciclará siempre pensando en llevar al vertedero lo menos posible. Esta es la voluntad del SCRAP, luego cada empresa tendrá su estrategia y hará lo que sea por sobrevivir y llevar su negocio adelante. Lo que hemos de intentar es que ese negocio no sea incompatible con esto. Así de fácil y así de complicado.

Hoy no se dispone de la tecnología adecuada para separar todas las fibras, ¿hay que crearla?

La verdad es que es algo fascinante. Se nos abre todo un mundo apasionante que además va acompañado de la creación de empleo. Una economía que repercutirá en nuevos puestos de trabajo y en la dependencia actual de materiales. Por ejemplo, hoy si una empresa española tiene que comprar algodón virgen, lo tiene que importar. Si aquí rescatamos algodón y se lo podemos poner en la mano con unas características  técnicas similares al algodón virgen, la huella ambiental siempre será menor porque ya tienes aquí el residuo. Hemos de conseguir que este residuo se convierta en una materia prima. Además, se va a crear empleo a nivel de recogida, transporte, contenedores, I+D, en las plantas. Ya se están acercando empresas de todo el mundo para tener en España una instalación de reciclado mecánico, de reciclado químico, termoquímico… Integrar estas tareas de circularidad, en las empresas y a nivel de ingeniería, está atrayendo también a las universidades para ver cómo utilizar el material reciclado.

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

No hay comentarios

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.