Proyecto ‘Guardabosques’, en el corazón despoblado de Galicia

La aldea Donelle, en la parroquia de Gundivós, que se recuperará para el Proyecto ‘Guardabosques’.

La cooperativa Ecooo lanza un nuevo proyecto para recuperar una aldea abandonada de Galicia y crear un espacio de formación ambiental y social que incluirá alojamiento rural y actividades de reforestación en la comarca, la preciosa Ribeira Sacra. ‘El Asombrario’ ha viajado hasta allí, para conocer el inspirador proyecto ‘Guardabosques’.

En la península Ibérica aún quedan rincones mágicos en los que la naturaleza se preserva y cuyo abandono puede ser crítico para su biodiversidad. La Ribeira Sacra gallega es uno de esos territorios. Ahora, la aldea Donelle, en la parroquia de Gundivós (150 habitantes distribuidos en 26 entidades de población), municipio de Sober (Lugo), tras décadas de soledad humana, resucitará de la mano de la cooperativa energética Ecooo, que quiere abrir en el lugar un centro de formación, un “laboratorio radical”, en el que ciencia, innovación y conexión con el entorno vayan de la mano. Se trata del proyecto Guardabosques.

No lejos de los cañones del Sil, donde las viñas escalonadas han ido cogiendo espacio a los bosques desde la época de los romanos, Donelle apenas la componen hoy una gran casona y dos pajares (palleiras, en gallego) en un gran prado rodeado de robles jóvenes, castaños, algún madroño…  José Vicente Barcia, coordinador del proyecto en Ecooo, muestra las ruinas que son las edificaciones mientras visualiza ese espacio en el que se quiere transformar el caserío en un futuro cercano. “Estamos en zonas de minifundios, pero al final conseguimos este lugar que se estaba hundiendo y fincas alrededor para preservar. Nuestro objetivo es recuperarlo y dedicarlo a una iniciativa que tiene el medio ambiente como eje trasversal”, va explicando, mientras conduce entre las curvas que llevan hasta la parcela.

El lugar acogía en el pasado a una extensa familia que tenía allí su residencia, pero también una forja, un telar y dos grandes hornos que daban servicio a la comarca. Todo ello lo quiere resucitar Ecooo para reunir bajo sus tejas, en un entorno que diseñarán para que sea 100% sostenible, a cuantas personas estén dispuestas a vivir lo que denominan “una experimentación intelectual y física”, gracias a talleres y actividades relacionados siempre con temática ambiental, social o de desarrollo personal. También estará abierto a gentes dispuestas a disfrutar de lo que Barcia denomina “el turismo de lluvia”. “Será además alojamiento rural, con restaurante, para ese público que prefiere la tranquilidad, la lentitud del paso del tiempo y desconectar del exterior”, describe. En definitiva, buscan que sea un lugar de descanso y encuentro.

Así lo ha entendido Chelo, septuagenaria, vecina de Gudivós. Fue su  familia, animada por ella, la que vendió la aldea al proyecto con la esperanza puesta en que las propiedades de sus antepasados, que guardan la historia de dos siglos, no desaparecieran: “La fortuna hizo que Barcia y yo nos conociéramos, porque nosotros no podíamos mantener ese lugar y se estaba hundiendo”, reconoce delante de unas viandas caseras. Y así lo ha entendido el arquitecto que ha hecho el proyecto, el gallego Manuel Viéitez, un experto en rehabilitar edificios rurales. “En la Ribera Sacra tenemos  turismo de naturaleza y cultura. Esto era una zona de monasterios pequeños y por ello contamos con 128 iglesias románicas cuando no había población porque era una zona muy aislada. No queremos gente a la que le guste el bullicio. Y Donelle tiene el valor de una construcción rural gallega que vamos a preservar en esencia, aunque queremos que sea más funcional, que pueda tener espacios para alojar y para compartir, y que esté abierta al paisaje con zonas acristaladas”, señala el arquitecto, que reconoce su atracción por poner en valor lo que se puede conservar del pasado.

Para que todo ello pueda arrancar, y conseguir los fondos para reconstruir más de 1.000 metros cuadrados, Ecooo ha ideado un sistema de captación de “guardabosques”; es decir, inversores, mediante la fórmula de préstamos participativos: el objetivo es llegar a 400 socios a partir de 1.000 euros, y se asegura que se conseguirá una rentabilidad del 1,5% del capital, además de descuentos en actividades y alojamiento en la casona Guardabosques. “Pero que nadie piense en ganar mucho; quien busque eso, éste no es su sitio, nos dirigimos a gente comprometida realmente con un proyecto de este tipo. Si alguien no quiere seguir tras invertir, podrá recuperar su dinero en tres años, eso está garantizado. Lo que se trata es de colaborar en una iniciativa comprometida con conocer y poner en marcha formas de mejorar el mundo”, argumenta Barcia.

De momento, en el tiempo que la aldea esté en reconstrucción –se prevé que esté terminada en 2025– las actividades las realizarán en la Casa Grande de Rosende, un pazo del siglo XVI propiedad de Viéitez en el que se respira historia. Con una primavera en explosión en toda la Ribera Sacra, convocados por Guardabosques, durante los fines de semana de mayo y junio se van a reunir allí cuatro personas que han hecho de la defensa ambiental y el compromiso social parte fundamental de su vida. Se trata de la ecofeminista Yayo Herrero, que ofrecerá un espacio para reflexionar sobre “Horizontes de utopías alcanzables”; del divulgador y escritor naturalista Joaquín Araújo, con un taller sobre “La decente docencia de los bosques”; el actor Pepe Viyuela, cuyo curso ha titulado “El humor en el tiempo de los monstruos”; y el filósofo Amador Fernández-Savater, que se centrará en la insatisfacción crónica en la que vivimos y sus causas en su charla “Cuerpo, tiempo y deseo: pensar contra el capitalismo libidinal”.

La Ribeira Sacra gallega.

Paisaje de la Ribeira Sacra gallega. Fotografía: Rosa M. Tristán.

El coordinador de Guardabosques, que vive por la zona, está convencido de que se logrará el apoyo necesario para que Donelle reviva: “Queremos traer a personas de primera fila, con las que se podrá pasar un fin de semana, siempre con formaciones relacionadas con el buen vivir y el cuidado del planeta y de las personas. Pensamos en temas de derechos humanos, justicia social, economía solidaria, energías renovables, saberes ancestrales, crecimiento personal. Y no sólo se hablará sobre conocimientos, sino también se tendrá en cuenta lo sensorial y lo físico”. Barcia ya adelanta que para otoño habrá otros cuatro cursos de fin de semana, que serán 10 para 2025, de momento en el pazo.

Para cuando Donelle se reencarne en ese nuevo Guardabosques, insertado entre prados, se espera que buena parte de los robles jóvenes que lo rodean  y algunos pastos sean también propiedad del proyecto. De hecho, han comprado ya algunos de los terrenos a la vista. “Han sido objeto de continuas talas y queremos cuidarlos. Una parte de los pastos los dedicaremos a reforestar, una de las actividades que propondremos a nuestros guardabosques participantes, y otras se mantendrán porque el pastor de la zona seguirá trayendo a sus animales. No queremos colonizar, queremos habitar el espacio preservando. Igual que nuestras plantas solares generan energía, aquí queremos generar oxígeno con los árboles. La madera que entresaquemos al cuidar el bosque, la utilizaremos en las chimeneas, como se hacía en el pasado”. Es la parte de custodia de territorio que consideran el tercero de sus pilares, junto los mencionados “laboratorio radical” y el “turismo de lluvia”.

Cuando cae la tarde, hay que regresar por el camino que llega y acaba en Donelle, hoy lleno de hierba. El alcalde de Sober (nada menos que 282 núcleos de población, agrupados en 22 parroquias, con poco más de 2.000 habitantes en total) ha prometido a Ecooo que va a reabrirlo y también que llevará la canalización de agua hasta la aldea. Está convencido de que el proyecto Guardabosques revitalizará un municipio que, como tantos, pierde población pese a los viñedos que colman los cerros en las riberas. Al abandonar la zona, un cuco se despide de los visitantes, oculto entre los árboles. Y un verdecillo, que revolotea entre las ramas, inicia un alegre canto que invita a apuntarse a una próxima visita.

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