60 años de una magistral y desconocida obra de Rossellini sobre la redención

Un fotograma de la película ‘El general de la Rovere’.

Un fotograma de la película ‘El general de la Rovere’, de Rossellini.

Una de las obras que más admiro de uno de los directores que más respeto, Roberto Rossellini, cumple 60 años. Aquí va mi recomendación: Recuperen El general de la Rovere’, protagonizada por Vittorio De Sica. Una obra magistral sobre la redención que en algún momento todos llevamos en nuestro interior, todos buscamos, todos necesitamos.

Redimir y redención son un verbo y un sustantivo en desuso en nuestros días, quizás por su acepción más conocida, la religiosa, la que hace referencia al pecado –otra palabra igual de denostada– y, sin embargo, son vocablos esenciales para poder contarles e intentar atraerles hacia la recomendación que esta semana les traigo en esta sección que peca quizás de deseo, el deseo de que lleguen a atraparles algunas de las obras cinematográficas que capturaron en algún momento la mente y el corazón de quien esto firma.

Entre las acepciones de “redención” se encuentran dos que vienen que ni pintadas para lo que quiero proponerles. Una es la de Rescatar o sacar de esclavitud al cautivo; la otra, Poner término a algún vejamen, dolor, penuria u otra adversidad o molestia. Enseguida se lo explico todo, pero antes déjenme contarles que en este 2019, no falto de conmemoraciones, se producen dos que me tocan de manera especial, cinematográficamente hablando: el 45 aniversario de la irremediable partida, un 13 de noviembre de 1974, del enorme cineasta Vittorio De Sica (actor, director, guionista y productor italiano) y el 60 aniversario de la hermosa y magistral película El general de la Rovere (Il generale Della Rovere, 1959), obra construida por otro de los grandes maestros italianos, Roberto Rossellini, y protagonizada, dando cuerpo y alma al tal De la Rovere, por De Sica.

Redimir es lo que voy a intentar con una de las obras menos conocidas del maestro Rossellini, que fue para él un trabajo “alimenticio”, hecho por encargo, apartándose, según sus propias palabras, de aquella búsqueda experimental que se había impuesto como bandera; una cinta a la que él mismo nunca valoró demasiado y que, sin embargo, ha llegado a convertirse para muchos de sus admiradores en una de las Grandes –con mayúsculas– películas del genio del neorrealismo. Rescatemos pues al cautivo y démosle el lugar que le corresponde en el parnaso de las glorias cinematográficas junto al León de Oro con la que el festival de Venecia premió a esta historia de Redención. La redención moral de un expresivo y afectuoso sinvergüenza, de un ingenioso cobarde Bertone –De la Rovere (Vittorio De Sica).

Sobre un cuento del periodista italiano Indro Montanelli de 1956, Rossellini y sus guionistas (Sergio Amidei, Diego Fabbri, Piero Zuffi y el propio Montanelli) elaboraron un guión en menos de un mes, un guión sobresaliente, la narración de El general de la Rovere, basada en la historia real de Bardone, quien, durante la invasión nazi en la Italia de la Segunda Guerra Mundial, estafa a sus conciudadanos italianos haciéndoles creer que encontrarán a sus seres queridos desaparecidos a cambio de dinero. Cuando intenta salvar a un hombre que ya había sido ejecutado, la viuda del individuo lo entrega a los alemanes y se ve obligado a convertirse en espía en la prisión nazi de uno de los comandantes alemanes, el coronel Mueller (Hannes Messemer). Bajo la falsa identidad de General de la Rovere, se le ordena delatar a los hombres que formen parte de la resistencia italiana de entre los prisioneros. A medida que el falso general vaya haciéndose amigo de estos hombres, comenzará a tomarse demasiado en serio su papel convirtiéndose en una especie de líder, lo que irremediablemente le hará reflexionar sobre la moralidad de la empresa y buscar de alguna manera su Redención.

Estremecedora, tremenda, repleta de matices, de minuciosa sensibilidad, dividida en dos partes, dos ritmos bien distintos y distinguidos, una primera mitad trepidante y una segunda pausada y sosegada en la que el ritmo alocado sólo corresponde al pensamiento, a la mente y al alma. Algo así como su fotografía en blanco y negro hermosamente iluminada por Carlo Carlini, al uso de imágenes de archivo, al montaje soberbio de Cesare Cavagna y la música de Renzo Rossellini, cuyos haceres intensifican aun más la narración, la realidad, la triste, dura e inmoral realidad.

La condición dual del sujeto, del hombre acostumbrado a fingir. Un protagonista que mimetiza su personaje radicalmente, hasta el absoluto. Ese enorme Vittorio De Sica que da vida al pícaro que se mueve con la misma normalidad entre prostíbulos o cuarteles nazis, un personaje tan inconcebible como real. Un hombre corriente dispuesto a sobrevivir sea como sea, sin mirar ni atrás ni a los lados, sólo de frente y sin pestañear. El cobarde –que todos llevamos interiorizado–, cuyo único refugio es convertirse en artista de la mentira. Quizás el único papel que bordará, quizás la única senda, ya para encontrar su lugar bajo el sol.

Cuenta Rossellini prodigiosamente una historia dentro de un contexto histórico mostrado del mismo modo admirablemente, el de la Guerra, que no es precisamente el lugar perfecto para que la moralidad destaque con su presencia; más bien es el caldo excelente para la ausencia de escrúpulos, de la banalización. La banalización de todo, de la vida, del honor, de la misericordia. De la humanidad. Del mal.

No se olviden de esta joya del cine antibelicista. Redímanla, denle la oportunidad de atraparles con su historia, con sus personajes, con la explosión formidable y emotiva de su desenlace.

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Comentarios

  • Luis Manteiga Pousa

    Por Luis Manteiga Pousa, el 02 enero 2021

    Muy buena película, divertida y trágica a la vez y con una maravillosa interpretación de De Sica.

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