76.000 participantes en ‘Generación Eco’: centros educativos con eco-premio

Alumnos del Instituto Mateo Francisco de Rivas de Javalquinto con el tercer premio por Andalucía. Foto: Ecovidrio

“Hola. Soy Sofía y voy a hablaros de los caballos”. Sofía vive en Santibáñez de Béjar (Salamanca), a los pies de la sierra de Béjar, en un municipio de menos de 500 habitantes que vive de la agricultura. Su centro educativo, el Colegio Rural Agrupado Valvanera es uno de los premiados en esta edición de los premios ‘Generación Eco’ de Ecovidrio, que este curso ha reconocido la labor en educación ambiental de 18 centros de cada una de las seis comunidades autónomas participantes, entre los 207 que se presentaron a la convocatoria.

En total, han sido más de 76.000 alumnos y alumnas los implicados en un trabajo que ha durado ocho meses. Entre ellos está Sofía, alumna de Primaria, que nos cuenta cuántas razas de caballos hay en su comarca en un vídeo colgado en YouTube, en el que participa junto a muchos de los 30 alumnos del CRA Valvanera para explicar la naturaleza que les rodea. Este documental fue una de las muchas actividades planificadas para cumplir con los ocho retos (uno por mes) que les plantearon desde la entidad sin ánimo de lucra encargada de gestionar el reciclaje de vidrio en nuestro paiís, todos ellos en relación con el conocimiento y la conservación ambiental.

Desde Ecovidrio cuantifican en 613,8 toneladas de emisiones de CO2 y 58.154,2 metros cúbicos de agua lo que se han ahorrado gracias a una iniciativa que lleva ya tres ediciones en marcha. De hecho, cada centro recibe un certificado de la huella que han evitado. Pero más allá de las cifras, los docentes implicados durante este curso destacan el incentivo que supone participar en Generacion Eco dentro de una programación académica en la que el medioambiente es transversal, y por tanto su presencia o no depende mucho de la implicación del profesorado y de la dirección de los colegios e institutos.

Propuesta para uno de los retos titulado ‘Las raíces del vidrio’. Foto: Ecovidrio.

“En nuestro caso llevamos muchos años trabajando sobre la naturaleza que nos rodea. Vivimos junto a cerro del Berrueco y la Covatilla, un gran entorno natural. Para estos retos quisimos implicar no sólo a los niños, sino también a las familias, trabajando mucho los temas de las tres erres (Reciclar, Reutilizar y Reducir); queríamos concienciarles de que no todo lo necesario está en Amazon, sino que hay muchas cosas en sus casas que tienen una segunda vida”, señala Sergio Víctor Toral, profesor de Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje en Santibáñez. “Digamos que lideré la participación, porque conozco a todos en este pequeño colegio en el que solo somos cinco docentes fijos”, nos cuenta por teléfono.

En este centro rural aseguran que los retos que les planteó Ecovidrio cuando decidieron participar les hicieron salir de la “zona de confort” y ponerse a pensar con las nuevas ideas que les aportaban desde esta organización. La idea de hacer el vídeo Descubriendo nuestro entorno natural fue de las que más trabajo les llevó, pero también se esforzaron en eventos como los carnavales o la semana cultural. “Para carnavales cada clase se especializó en un contenedor de reciclaje para hacer sus disfraces: unos diseñaron trajes con cartón, otros usaron plásticos y los pequeños hicieron un collage con fotos de envases de vidrio. Al final desfilamos, transformando una estructura de metal que se usa para secar embutidos en un camión de recogida de basura. Todos colaboraron, incluidos los padres”, recuerda el docente.

Otras de las muchas actividades puestas en marcha en este colegio fueron el llamado plogging (práctica que combina el ejercicio al aire libre con la recogida de residuos), visitas de agentes ambientales o la recuperación de juegos tradicionales de los abuelos de los niños, muy distintos a los de las pantallas. Así que tanto esfuerzo se vio recompensado con el primer premio de Castilla y León, que incluía el título de Centro + Sostenible y un gran paquete para completar su huerto escolar, con mesas de cultivo, invernadero, compostadora y herramientas que les ayudarán a aumentar la producción, ahora en auge, de tomates, lechugas o ajos. “Nos cuesta recibir recursos en las escuelas rurales. Incluir temas como los ODS, tal como dicen las leyes educativas, es complicado si luego no nos aportan nada para ello. Por ello, esta iniciativa ha sido fantástica”, reconoce Sergio.

Igualmente encantadas están las alumnas del colegio privado –solo femenino– Puerta Palma, situado a las afueras de Badajoz, cuya dirección decidió implicarse en Generación Eco al recibir un mail desde Ecovidrio. Han conseguido el primer premio de Extremadura. La responsable de coordinar las actividades sobre los temas propuestos este curso (el desperdicio alimentario, el impacto de la industria textil, el consumo de agua en materiales que usa el alumnado o la pérdida de biodiversidad, entre otros) ha sido Magdalena Iwona, profesora de Biología e Inglés. Algunas de las propuestas más trabajadas, de entre las 1.023 recibidas en Ecovidrio, salieron de sus aulas. De momento, el material para el huerto que han ganado está empaquetado porque hasta septiembre las altas temperaturas, y el fin de las clases, hacen imposible que nada prospere.

Colegio plurilingüe Divina Pastora, en su reto número 6: ‘Biodiversidad, fuente de vida’. Foto: Ecovidrio.

Iwona nos va enumerando algunas de las actividades que pusieron en marcha, como son batidas de limpieza de basura en el entorno escolar, excursiones para conocer especies y detectar a las exóticas invasoras de la zona o una visita a la catedral para aprender sobre las vidrieras y su restauración. Pero de lo que más orgullosa está es de la campaña que han hecho para que el alumnado fuera al colegio en autobús urbano, y eléctrico, en lugar de cada una en un vehículo, como es hoy habitual en tantos lugares, donde se forman grandes atascos a las puertas escolares. “Hicimos una campaña para que quienes viven cerca vinieran en bici o andando y los demás en autobús, pero de forma que las alumnas mayores se hicieran cargo de las pequeñas durante el trayecto, y ha funcionado. Además, las mayores se sienten así responsables y aumentan las relaciones entre las alumnas”. Otra idea, en este caso para Bachillerato, fue una encuesta para las familias sobre los hábitos que tenían en relación con la sostenibilidad, en un intento de potenciar el consumo local de productos agrícolas.

Borja Martiarena, director de Marketing de Ecovidrio, asegura que “programas educativos como éste son claves para enfrentarnos como sociedad a los grandes problemas medioambientales del siglo XXI. Conocer cuáles son y promover soluciones activas a través de la movilización, les resultan motivadoras porque les convierte en impulsores directos del cambio, ayudando a construir un mundo mejor y haciéndoles partícipes del proceso”. Martiarena destaca que es importante “dotar a los centros con las herramientas adecuadas y un buen asesoramiento de expertos para que puedan conseguirlo”.

Entre los que recurrieron a él figura Raúl Rodríguez, profesor de Educación Física en el Colegio Fernando de los Ríos de Torrelavega (Cantabria), centro público que se ha llevado el tercer premio en su comunidad. En este caso, al título de Centro + Sostenible se suma un lote de libros sobre sostenibilidad, juegos y aparatos de medición del entorno, como un sonómetro para niveles de ruido o medidores de la calidad del aire. En este cole comentan que comenzaron más tarde con los retos, en diciembre, así que Ecovidrio les ayudó a ver por dónde enfocar sus proyectos para poder cumplir con todos los objetivos.

“Uno de ellos tuvo que ver con el reciclaje textil. No veas la de ropa que se pierde en los colegios y que nadie reclama, así que creamos un punto con todo lo extraviado para que quien necesitara algo lo cogiera y reutilizara o para llevarlo a reciclar a alguna organización”, explica Raúl. Además de identificar toda la flora y la fauna del entorno escolar, para hacer consciente al alumnado de lo que le rodea, pusieron también en marcha una “auditoría del vidrio” para que todos fueran conscientes de todo el que se utiliza en sus casas. Parte de estos envases se reutilizaron en las prácticas en el laboratorio de ciencias en distintos experimentos.

“La aceptación de los niños de estas actividades siempre es buena y entre los docentes, como es normal, unos se implican más que otros. Pero es verdad que, en general, se dedica poco a educación ambiental en los programas. Y eso tiene consecuencias visibles. Lo ves cuando se hacen actividades en el patio y lo dejan lleno de envases de plástico tirados. Los niños repiten lo que ven hacer a los adultos”, añade Raúl, que el próximo curso no sabe dónde le tocará estar, pero que espera tengan también interés en estos temas ambientales.

En todo caso, ya sabe que para el curso 2023/2024 Generación Eco volverá a las aulas en su cuarta edición y con más presencia en el territorio nacional. A las seis comunidades participantes actuales (Andalucía, Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Galicia y Madrid) se sumarán otras dos: Castilla-La Mancha y Baleares. Desde septiembre, todos los centros educativos de Primaria, Secundaria y Bachillerato de estos territorios podrán solicitar unirse al programa de forma gratuita, a través de la web de Ecovidrio.

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