‘HablaRural’: pueblos con futuro en una sociedad urbano-céntrica
El pueblo de Caneján, en el Valle de Arán, Lleida, es, según el informe de Greenpeace, el pueblo menos contaminante de España. Foto: Père Igor.
Hoy que todas las miradas están vueltas hacia Madrid, nosotros nos vamos al campo. La organización ecologista Greenpeace se ha sumado con fuerza a la defensa de la España rural (o vaciada) con el informe ‘HablaRural’ y un buscador que analiza todos los municipios de España para mostrar cuánto contribuye cada uno a agravar el cambio climático y a proteger la biodiversidad. Los pueblos españoles, de media, ayudan a frenar el cambio climático un 34% más que las ciudades y contribuyen 20 veces más a conservar la biodiversidad. Solo un 16% de la población española está ‘cuidando’ del 85% del país, el territorio clave contra la crisis ecológica, y no disfrutan de los mismos servicios ni oportunidades. Una temeraria injusticia que hay que atajar ya.
El informe HablaRural: El papel clave de la España rural frente a la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad analiza el uso del suelo a lo largo de todo el territorio español y sus municipios, cuantificando la provisión de servicios ambientales que presta el territorio a la sociedad. La organización ha preparado el buscador Busca el impacto de tu municipio, inédito hasta el momento, para que los usuarios puedan conocer la realidad concreta de cualquier municipio del país. Greenpeace se suma así a la creciente marea de agentes que reclaman –desde otras ONG verdes como WWF y SEO/BirdLife a la Plataforma Por Otra PAC– “la necesidad de fortalecer urgentemente la llamada España vaciada como única vía de futuro para el país”.
Ese buscador es realmente adictivo: escribes el nombre de un municipio y en un segundo te devuelve información sobre cuánto está contribuyendo a agravar el cambio climático y cuánto está contribuyendo a conservar la biodiversidad. ¿Cuáles son los diez municipios españoles que menos contaminan? Para los amantes de las listas, allá van:
Caneján (Lleida), Riocavado de la Sierra (Burgos), Valverde de los Arroyos (Guadalajara), Navaescurial (Ávila), Gistaín (Huesca), San Roque de Riomiera (Cantabria), Rábanos (Burgos), Viniegra de Arriba (La Rioja), Torralba del Pinar (Castellón) y Valsalobre (Cuenca).
En España, las zonas rurales ocupan el 85% del territorio, pero su población representa sólo el 16,5% del total, algo más de 7,5 millones, habitando los ecosistemas clave para hacer frente a la actual emergencia ecológica y sosteniendo las actividades fundamentales del territorio para enfrentar dicha crisis. Mientras en la España rural, la densidad media es de 19 habitantes por kilómetro cuadrado, en la España urbana es de casi cien veces más, 1.800 habitantes por kilómetro cuadrado. La población ocupada en el medio rural ha descendido un preocupante 80% en el último medio siglo.
Necesitamos pueblos vivos y fuertes
Greenpeace ha analizado el uso del suelo a lo largo de los 505.000 km2 del territorio español y los 8.115 municipios que lo conforman, cuantificando los servicios ambientales que prestan, tales como abastecimiento de comida y agua, conservación de la biodiversidad o regulación climática, entre otros. “El análisis arroja una clara conclusión: los pueblos ayudan a frenar el cambio climático un 34% más que las ciudades y contribuyen 20 veces más a la conservación de la biodiversidad. Por ello, necesitamos pueblos vivos y fuertes para afrontar el mayor reto que vive la sociedad”.
Valverde de los Arroyos, en Guadalajara, es el tercer municipio español que menos impacto causa en el planeta, según el buscador de Greenpeace. Foto: Beamillon.
“Sin embargo, la realidad es que las zonas rurales se siguen despoblando”, continúa el informe de la ONG ecologista. “En los últimos 40 años, se han abandonado más de cuatro millones de hectáreas de tierras de cultivo y se han perdido más de dos millones de explotaciones ganaderas. Un enorme vacío que algunos han aprovechado para la creación de falsas soluciones como macrogranjas altamente nocivas o, en otros casos, ha transformado en un polvorín lo que antes eran masas forestales productivas. No en vano, más del 80% de los espacios forestales en España no cuentan con planes de ordenación”.
Amenazas: desde macrogranjas a masivas instalaciones eólicas y solares
Las opciones tipo macrogranjas con miles de cerdos o vacas agravan el problema más que servir de solución, ya que industrializan el campo, lo contaminan, esquilman la riqueza natural agravando la pérdida de biodiversidad, generan alimentos poco saludables, socavan la cultura popular, matan el paisaje y atraen inversiones que apenas repercuten en crear riqueza y empleo en la zona.
En este sentido, ahora, con el obligado desarrollo de las energías renovables para cumplir con los acuerdos mundiales para frenar el cambio climático, se cierne sobre muchos territorios una nueva amenaza. Ahora sí se acuerdan de ellos, pero para explotarlos con poco criterio, convirtiendo el campo en instalaciones industriales repletas de aerogeneradores y placas solares. Ya se están organizando desde abajo movimientos como la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica que se unen a otras entidades como el partido Teruel Existe para que no vuelvan a pagar el pato los mismos de siempre, arrebatándoles ahora lo que les queda, su riqueza natural, para abastecer de energía a las orondas y consumistas ciudades. SEO-BirdLife acaba de lanzar una campaña de oposición al proyecto de instalar 22 parques eólicos en el Maestrazgo de Teruel.
El periodista Manuel Campo Vidal, que, como impulsor de la Red de Periodistas Rurales, apadrinó la presentación del informe, lo quiso dejar claro: “Ahora resulta que muchas provincias de las que nunca se ha acordado nadie tienen que poner sus campos a disposición para la energía de las ciudades. Exigimos respeto y apoyo. No puede haber provincias que estén solo al servicio de otras”. Greenpeace subraya que este es un debate necesario, que la evaluación para las instalaciones de renovables debe hacerse con criterio, con sumo cuidado, y que los emplazamientos prioritarios deberán ser en aquellas zonas con terrenos ya degradados. Esto puede llevar a la perversión de dejar degradarse zonas, como ha sucedido en las escaladas de urbanizaciones en décadas pasadas, para sembrar molinos y paneles.
Volvemos al informe de Greenpeace. Subraya: “Conservar los ecosistemas y su función de mitigación del cambio climático es una medida fundamental, junto con la reducción drástica de emisiones a la atmósfera, para luchar contra el cambio climático. El papel de sumidero de carbono atmosférico de los ecosistemas y la biodiversidad que albergan, así como su vulnerabilidad frente a la destrucción por diversas actividades humanas, hace que sea imprescindible su protección”, señala Paloma Nuche, doctora en Ecología y autora del estudio. “La lucha contra el cambio climático no puede olvidar la gestión del territorio, porque el uso del suelo puede agravar o solucionar la emergencia climática. El desarrollo rural es una oportunidad fundamental para el cambio de modelo, para la transición ecológica. Por otro lado, se ha demostrado que la pérdida de biodiversidad favorece las zoonosis -enfermedades transmitidas por los animales- porque los microbios no encuentran sus hospedadores originales y acaban infectando al ser humano, generando un enorme riesgo, tal y como nos está demostrando la covid-19, que ha puesto en jaque a la humanidad”.
Desarrollo y dinamización del medio rural: transición agroecológica
La biodiversidad española, que supone más del 50% de la total europea, alberga una tremenda biodiversidad asociada a los modos de vida tradicionales, con unas 500 especies de plantas cultivadas y 174 razas ganaderas autóctonas de España. Pero el 66% de las razas ganaderas y un 42% de las variedades vegetales españolas se encuentran en peligro de extinción debido, en parte, al abandono de las prácticas agrarias tradicionales. Además, el abandono del campo ha supuesto una homogeneización del paisaje mediante la expansión de masas forestales que, lejos de ser bosques maduros, son un polvorín susceptible de acabar pasto de las llamas.
“Cultivos agroecológicos”, sigue el informe, “de prácticas agrarias sostenibles y a pequeña escala así como la ganadería extensiva contribuyen a mitigar el cambio climático y a la conservación de la biodiversidad, a la vez que previenen grandes incendios forestales, siendo por ello la alternativa a la producción industrial de alimentos”. Greenpeace demanda que la Estrategia Nacional para el Reto Demográfico, actualmente en elaboración, incorpore de manera transversal el enfoque de crisis ecológica, incluyendo los retos de la emergencia climática y la crisis de biodiversidad.
“Necesitamos una política estatal por el desarrollo rural que integre la crisis ecológica como eje vertebrador de la misma”. “Y necesitamos”, añadió Manuel Campo Vidal, «que los fondos y las inversiones lleguen donde tienen que llegar de verdad”.
Y Ariadna Tremoleda, miembro de la Cátedra de innovación del mundo rural de Cataluña, otra de las participantes en el informe HablaRural, subrayó: “La producción alimentaria hoy es un desastre ambiental”. “Hemos de apostar por un desarrollo rural auténtico y regenerativo, no con la mirada antropocéntrica de las ciudades, sino como verdadera regeneración de la tierra y la cultura popular. Tenemos que dejar de mirar la España vaciada con pena y empezar a tratarla como el tesoro que es. Porque estamos en una emergencia total, de extinción de especies, de epidemias…. No es una crisis de futuro; es que como civilización estamos ya colapsando”.
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Comentarios
ANA
Por ANA, el 05 mayo 2021
Hola. LLevo tiempo queriéndome ir a un pueblo a vivir, pero me falta buscar alternativas de trabajo para mí y mis dos hijos.