Otra Feria, del anarcofuturismo a la Internacional Letrista
Todos los años solemos acercarnos en estas fechas a una serie de lecturas alejadas de los nombres y textos más reconocidos. Buena parte, aunque no siempre, editadas por pequeñas editoriales que suelen contar con escasa visibilidad y difusión. La revolución –el cuerpo es político– que supone la primera novela de Kim de l’Horizon sirve de punto de partida para acercarnos a movimientos que fueron más allá de lo artístico, interesantes de recordar para procurar intuir lo que nos penetra y lo que se avecina, acompañado de una sugerencia que puede convertirse en reto. Del anarcofuturismo a la Internacional Letrista. Desde los márgenes. Aquí hace falta que se mueva algo.
‘Libro de sangre’. Kim de l’Horizon. De Conatus.
Imaginar. El primero en el metro de Berlín. Mientras iba absorto en su smartphone recibió un puñetazo en la cara; el motivo: llevar los labios pintados. Según narró días después, el segundo llegó más tarde: “Fue más cruel. Estaba leyendo el periódico y me enteré de que Ueli Maurer iba a dimitir a finales de año. Mientras escuchaba la rueda de prensa me dio una bofetada en el minuto 22: Me da igual que mi sucesor sea una mujer o un hombre. Mientras no sea un eso, está bien”. En aquella rueda de prensa nadie preguntó al entonces presidente de la Confederación Suiza a qué se refería con eso. Kim de l’Horizon, el nombre con el que conocemos a Holzer, sí lo sabía; fue agredido por ser una persona no binaria, por tener una vida e identidad sexual propias. Días después recibiría el Premio Alemán del Libro y el Suizo del Libro de 2022 por su primera novela Blutbuch, editada por De Conatus como Libro de la sangre. A los originales golpes se unieron otros en redes, en las puntuaciones en tiendas onlines, en medios digitales… En el momento de recibir el galardón germano tomó una maquinilla y delante de todos se afeitó la cabeza mostrando su solidaridad con las mujeres iraníes.
Libro de sangre no es una novela fácil, un acto tanto de liberación personal como estilístico. El protagonista creció en un suburbio suizo, escapando de las estructuras tradicionales, sintiéndose cómodo en su cuerpo no binario, alejado tanto de la heteronormatividad como de la homosexualidad masculina sistémica, de la cosificación angustiosa. La primera pregunta que se hace sobre un recién nacido es si es niño o niña, “solo quería ser una persona”.
Cuando la abuela enferma de demencia, empieza a bregar con su pasado. Recuerdos, traumas, convicciones, silencios y misterios en cinco capítulos, con continuos juegos de palabras que se cruzan. El último, con cartas en inglés traducido por Deepl translator. Se trata de una traducción complicada, ante singularidades lingüísticas muy complejas, realizada por Ibon Zubiaur: “Meer es tanto <madre> como <mar>, lo que permite entender a la omnipresente abuela, Grossmer, como <océano>”. Zubiaur comenta que “por voluntad expresa de Kim, se usa ‘e’ como indicador de lenguaje inclusivo en lugar de @ (a fin de cuentas un signo binario). Quizá quepa entender esa indeterminación de género como un obsequio universal de la novela que no aspiraría a hacer bandera de una identidad como a socavar el binarismo ilustrado la fluidez y la porosidad de todas las identidades”.
‘La destrucción creadora. Antología anarcofuturista del Octubre Rojo’. La Felguera. VV.AA.
El 12 de abril de 1918, la policía secreta bolchevique, conocida como la checa, asaltaba 26 centros anarquistas en Moscú. Uno de los edificios atacados fue la Casa de la Anarquía. Los agresores usaron tanques y coches blindados. La defensa libertaria, las Guardias Negras, ofrecieron resistencia armada. Cerca de 40 militantes anarquistas murieron o resultaron heridos, medio millar acababa en la cárcel, una decena de asaltantes perecieron. En aquel edificio se editaba la revista Anarquía, publicación de la Federación Moscovita de Grupos Anarquistas, que fue ilegalizada. La edición clandestina del 25 de septiembre de 1919 apuntaba que la dinamita hablaría; ese mismo día la sede del comité bolchevique en Moscú saltó por los aires. La revista se definía en sus primeros números como “periódico público anarquista literario”. En sus páginas reunió a pintores y autores que representaban el ala más radical del futurismo, oponiéndose tanto al arte académico como a las vanguardias. En el Manifiesto de los anarcofuturista de 14 de febrero de 1919 proclamaban: “¡Muerte a las criaturas de la rutina, los filisteos, los que sufren de gota! ¡Golpea con un ruido ensordecedor la copa de las tormentas vengativas! ¡Derribad las iglesias y sus aliados los museos! ¡Viva la revolución intelectual internacional! ¡Vía libre para los anarcofuturistas, anarcohiperbóreos y neonihilistas! ¡Muerte a la civilización mundial!”.
Aquellos escritos ven por primera vez la luz en un idioma que no sea el ruso. Edición dirigida y prologada por Olga Burénina-Petrova, textos de Alexandr Ródchenko, Kazimir Malévich, Alexéi Morgunov, Nadezhda Udaltsova y Olga Rozánova, introducción de Alexandr Vysotski y traducción de Marta Sánchez-Nieves. Publicación muy cuidada en tapa dura, con excelentes ilustraciones, mostrando el vínculo del anarquismo con el futurismo y las vanguardias, denunciando el totalitarismo en que se instaló el régimen bolchevique, acercándonos a una publicación que podemos conocer un siglo después de su desaparición.
‘LEF. A la producción’. VV.AA. Catálogo Libros.
Uno de los poetas ruso más reconocidos del siglo pasado fue Vladimir Maiakovski. En 1912 participó junto con D. Burliuk, Alexander Kruchenyj y Víctor Jlébnikov en el manifiesto de los futuristas rusos Una bofetada al gusto del público, rechazando radicalmente las formas de un arte burgués separado de la realidad: “Echad abajo a Pushkin, Dostoyevski, Tolstoy del buque de la modernidad”. En sus primeras poesías, La nube en pantalones, rompió con las normas poéticas tradicionales. Su vinculación con el futurismo no le impidió enfrentarse al italiano Filippo Tommaso Marinetti, autor del Manifiesto Futurista, al que reprochaba su patriotismo, militarismo y apoyo a las oligarquías. Con la llegada de los bolcheviques, junto a otros futuristas, protagonizó varias acciones para desarrollar el comunismo total, desde ocupaciones a la eliminación de la propiedad privada, diferenciándose del futurismo italiano, que se involucró con el fascismo en Italia. Los anarcosfuturistas le consideraban poco anarquista. En 1922 fundó la revista LEF, del Frente de Izquierda de las Artes, animando al debate sobre el papel del arte y los artistas en una sociedad tras la revolución política y económica y la relación entre diferentes ramas artísticas. La fotografía ocupa un papel predominante como nuevo espacio de representación artística, también el cine, la literatura, la poesía y la gráfica. Portadas y fotomontajes diferentes e innovadores relacionados con el constructivismo y el productivismo tan en boga en esos años.
En esta publicación chilena tenemos acceso a los contenidos en sus dos etapas, aproximándonos a imágenes y situaciones, instalándose en “el límite entre la influencia artística y la práctica vital utilitaria. Esta situación de límite entre “el arte” y “la vida” predetermina la esencia de su movimiento”, contrastando con la política burocrática, conservadora y represora del régimen soviético.
‘Internacional Letrista’. VV.AA. Pepitas.
En 1947, la editorial Gallimard publicaba el manifiesto letrista de Isidore Isou Introduction a une Nouvelle Poésie et à une Nouvelle Musique. En el ejemplar que el autor rumano dedicó al surrealista más reconocido subrayó lo siguiente: “Para André Breton con la certeza de que sabrá rasgar las telas de intriga tejidas por imbéciles para llegar a este encuentro capitalino tan decisivo entre personas significativas. Con la esperanza de que descifrará entre líneas de este libro toda la simpatía y estima (término escogido y ponderado que traigo a su actividad primordial)”. Isou consideraba que el desarrollo de la poesía pasaba por la deconstrucción de las palabras, extrayendo la letra. El surrealismo estaba muerto, el letrismo debería escenificar la ruptura. En octubre de 1952, varios integrantes del Movimiento Letrista (ML) interrumpieron la conferencia de prensa de Charles Chaplin en el Hotel Ritz de París repartiendo la octavilla Se acabaron los pies planos. Isou denunció la acción produciéndose la escisión –no fue la única– y con ello la creación de la Internacional Letrista (IL) como organización independiente.
Pepitas de Calabaza recupera los textos de aquellos letristas, algunos inéditos hasta hace poco más de una década: “Partidarios de una suerte de comunismo literario que incluía el desvío –el plagio es necesario, está implícito en el progreso; la poesía debe ser hecha por todos–, lógicamente los letristas internacionalistas practican la escritura colectiva”.
El autor de La Sociedad del espectáculo Guy Debord, uno de sus integrantes, comentaba lo siguiente en 1957: “El letrismo, en Francia, era parte de una oposición completa a todo el movimiento estético conocido. Al proponerse la creación ininterrumpida de nuevas formas en todos los dominios, el grupo letrista, entre 1945 y 1952, mantuvo una agitación saludable… En la IL se perseguía, mediante vivas luchas de tendencias, la investigación de nuevos procedimientos de intervención en la vida cotidiana”. Excelente oportunidad para descubrir relatos y acciones protagonistas de la Francia pre mayosesentayochista en su propia voz, sin intermediarios, trascendiendo a lo artístico. Su medio de expresión Potlatch, referencia a las sociedades donde el regalo era la alternativa al intercambio económico, era distribuido gratuitamente.
‘El escritor y la política’. George Orwell. Página Indómita.
No es la primera vez que nos referimos al escritor británico. Esta obra nos acerca al Orwell más político. Lectura imprescindible para reconocer su honestidad y compromiso y alejarle de tanta manipulación como la que se pretende hacer sobre su obra y trayectoria. Los motivos para escribir, la diferencia entre arte y propaganda. El papel de la literatura ante la deshonestidad, los totalitarismos, la izquierda, todo reunido en un volumen: “La escritura política de nuestro tiempo consiste casi en su totalidad en frases prefabricadas y ensambladas como las piezas de un mecano de un niño. Es el resultado de la autocensura. Para escribir en un lenguaje sencillo y vigoroso hay que pensar sin miedo, y si uno piensa sin miedo, no puede ser políticamente ortodoxo”.
Orwell murió en 1950, su vigencia es incuestionable en tiempos de polarización y escaso espíritu crítico.
‘La historia del mundo. Un Atlas’. Christian Grataloup. Península.
Para poder entender los tiempos en el que se desarrollaban las situaciones anteriores, quizá una de las mejores maneras de hacerlo sea visualizarlo históricamente. Desde los años 60 y 70, no se había publicado un atlas mundial histórico. Estamos ante el primero alejado del eurocentrismo reinante en los anteriores, que han ido perdiendo rigor académico al ignorar realidades africanas y asiáticas que han marcado la historia, siendo silenciadas o poco reflejadas. Más de 500 mapas en un laborioso trabajo efectuado por un equipo multidisciplinar capitaneado por Christian Grataloup, “el mayor historiador de los geógrafos”. Publicado en Francia hace tres años, ahora ve la luz en castellano. Dice Oriol Alcorta, editor en nuestro idioma: “Para quienes se aferran a la idea de que la nación es un lugar inexpugnable y yerguen vallas y murallas a su alrededor, nada como un recorrido por las dos grandes dinámicas que definen nuestra historia de principio a fin: el movimiento de masas y el arraigo territorial”.
‘Desde los márgenes’. VV.AA. Libros Walden.
Dijeron que con la llegada de las televisiones privadas la pluralidad se iba a incrementar. Con las nuevas plataformas íbamos a disfrutar de mayor diversidad de contenidos. Pasado un tiempo, aquellas aseveraciones parece que no fueron del todo acertadas. Entre duopolios y algoritmos coexisten refugios disyuntivos a los que aproximarse, se trata de indagar.
No es una nueva publicación, por lo menos al cien por cien. Se trata de 25 títulos añadidos a Desde los márgenes (2014) y La peli era mejor (2017), y un nuevo prólogo, maridando en matrimonio. En total, “300 películas que deberías ver y que nadie más te va a decir que deberías ver”. Romper la regla, abstenerse de intentar verlos todos. Edición que puede convertirse en arma y transformarse en reto –estamos hablando de cine– acercándonos a propuestas discordantes, pero sin pasarse, incluyendo títulos –no muchos– que estarían en cualquier recopilación convencional / habitual, tipo “lo mejor de…”.
Este florilegio sin prejuicios realizado por José Sanz, Manuel Moreno, David Bizarro y Enrique Puñuel no te deja apático; al contrario, fomenta la curiosidad, la investigación, la acción, reinventar o reventar el streaming. La selección de títulos españoles, por ser lo más cercanos, interpela sobre las recomendaciones / sugerencias de las “páginas especializadas”, los motivos para olvidar títulos e ignorar géneros. Lectura donde incluir a Pedro Lazaga y Dennis Hooper al mismo nivel no chirría.
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