Aire Libre: el Verano de la marmota, festivales y lavanda
El roedor europeo más grande lleva ya unos meses despierto, muy inquieto, correteando constantemente entre las praderas del Pirineo, desde el valle de Belagua, en Navarra, al de Núria, en Girona. Las caminatas montañeras y la estancia por esta cordillera ofrecen la oportunidad no solo de disfrutar de la marmota alpina, sino también de festivales como el de Dansàneu, muy preocupado por cómo afecta el cambio climático a estas montañas y sus pueblos. En el resto de viajes estivales, la economía social nos llevará de Tarragona a La Rioja, con parada en los muros de piedra seca de la Taula del Sénia, entre Tarragona, Teruel y Castellón. También habrá tiempo para sumergirse en campos de lavanda en Toledo y visitar la Bahía de Cádiz.
Como a muchos animales, es posible que a la marmota alpina se la oiga antes de que se la vea. Erguida sobre sus patas traseras, y tras atisbar un posible peligro en forma de depredador, emite un chillido de alarma muy reconocible, que destaca entre las praderas del Alto Pirineo. Toca orientar la vista hacia el origen del chillido y, con suerte, no dejar de mirar durante unos minutos el corretear de uno o varios ejemplares entre la vegetación y las piedras y rocas desprendidas durante la orogénesis pirinaica. En esta época veraniega se ven algunos grupos familiares, con crías y jóvenes más pequeños y de pelaje más oscuro que el gris homogéneo de los adultos.
La marmota alpina fue introducida a mediados del siglo pasado en los Pirineos franceses y de ahí pasó a la vertiente española. Su frenética actividad obedece a que debe comer mucho ahora para acumular las suficientes reservas de grasa que le permitan sobrevivir a la hibernación. No les gusta mucho el calor, por lo que el amanecer y el atardecer son los momentos idóneos para su observación. Un lugar apropiado para dar con ella son los pastos de alta montaña del Parc Natural de l’Alt Pirineu y el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, en Lleida. Pero, como siempre, recomiendo dejarse guiar por personas expertas en la materia, en este caso por Roger Gras que organiza rutas de media jornada muy recomendables especialmente si se va con peques.
Festivales y ferias de queso y cerveza artesana
Por supuesto, mientras se busca a la marmota, habrá oportunidad de disfrutar con el resto de la flora y la fauna pirenaicas –mucha atención a los cielos por si aparece el quebrantahuesos–, pero también de mucha cultura rural entre los pueblos de los valles de Cardós, Ferrera, Àneu y Santa Magdalena. El verano se llena de ferias y festivales que ponen de relieve esta cultura, como el Festival de Música Antiga dels Pirineus –con varias localizaciones del 5 de julio al 25 de agosto– o las ferias del queso y la artesanía rural en Guingueta d’Àneu y de la cerveza artesanal en Esterri d’Àneu a principios de agosto.
Cómo recobra vida una aldea despoblada
De todos esos festivales nos quedamos, del 26 de julio al 4 de agosto, con Dansàneu, también con varias localizaciones en el valle de Àneu. Va ya por su 33ª edición y combina danza, música y patrimonio de la cultura pirinaica. «Lagos, miradores y todas las cimas del valle moldean la expresión creativa y puesta en escena de los espectáculos programados», apuntan desde la organización, que además nos adelantan alguna propuesta interesante: «Una salida guiada por los naturalistas Francesc Rodríguez y Montse Ballbè que partirá de Borén para visitar Àrreu, un pueblo que sobrevivió a una avalancha de nieve en el año 1803. Poco a poco se fue despoblando, pero hoy en día está recobrando vida».
Mercado eco-social
Dejamos los Pirineos y bajamos hacia el sur de Cataluña, a Tarragona, para incorporarnos al Festival de l’Economia Social i Solidària Rural de Catalunya, que tendrá lugar en Vallfogona de Riucorb el sábado 13 de julio. Talleres, debates, conciertos y un mercado eco-social completan la quinta edición de un festival que se celebra bajo el lema La vida que es defensa! (la vida que se defiende), centrada en “la lucha contra los macroproyectos que amenazan el territorio y las formas de vida locales, al agravar la emergencia climática, sequía, pérdida de biodiversidad, erosión del suelo, paisaje agrario y pérdida del patrimonio material e inmaterial rural”.
En el camino de la economía social y solidaria
En la línea de la economía social y solidaria seguimos por El Camino ESS, surgido de iniciativas y proyectos de este sector como una propuesta turística alternativa que genera un impacto positivo en el territorio a través de experiencias sostenibles y responsables en Cataluña, Aragón, La Rioja, Castilla y León y Galicia. “Durante una mañana completa os acompañamos en un paseo por la sorprendente historia de la sierra riojana. A través de una visita guiada por Soto en Cameros descubriremos huellas de dinosaurios, antiguos neveros y hablaremos de La Mesta y el importante pasado de Soto, mientras disfrutamos de su emocionante presente observando buitres con telescopio”.
De este calibre son algunas de las experiencias abiertas para este verano en La Rioja.
Volvemos a Cataluña, mejor dicho, al vértice que forman las provincias de Tarragona, Teruel y Castellón, para aferrarnos a una parte su patrimonio, los muros de piedra seca, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La Mancomunidad Taula del Sénia, además de impulsar cursos para profesionales, organiza talleres prácticos dirigidos a personas que tienen interés en conocer la técnica de la piedra seca para que ellas mismas hagan pequeñas reparaciones. Tres pueblos acogerán estos talleres: Mas de Barberans (Tarragona), el 22 y 23 de junio; Valderrobres (Teruel), el 29 y 30 de junio; y Vallibona (Castellón), el 6 y 7 de julio. También se puede disfrutar de las diversas construcciones en piedra seca que jalonan los pueblos de la Taula del Sénia, presente en márgenes, paredes, casetas de labranza, fuentes, corrales, pozos, puentes y pequeños muretes protectores en torno a algunos olivos milenarios.
Lavanda, grafitis y velas
Y entre cultivos, salto del olivo a la lavanda. Hace cinco años ya pusimos en el mapa del Aire Libre a esta planta aromática en uno de sus territorios de referencia: Brihuega, en Guadalajara. Sin salir de Castilla-La Mancha, el foco lo centramos ahora en El Romeral, en Toledo. Durante todo el verano, este pueblo ofrece innumerables posibilidades de envolverse en el color y el olor de la lavanda con visitas a los campos donde se cultiva y recolecta, a su centro de interpretación y a las calles, tiendas y restaurantes donde es igualmente protagonista. Sin embargo, nada como dejarse guiar por personas del territorio, como Santi Moraleda, de Birding La Mancha , para degustar su auténtica esencia.
“Yo os propongo iniciar un paseo por los campos de lavanda a primera hora del día, cuando todavía no hace mucho calor y la luz enaltece aún más estos cultivos, para luego visitar el Molino Pechuga, el molino cervantino mejor conservado de España, y los museos etnográficos y del esparto, ubicados en el interior de sendas cuevas, con lo que nos aislamos de las altas temperaturas del exterior”. Por si fuera poco, Santi recomienda completar esta experiencia con el Concurso de Arte Urbano –“un auténtico espectáculo artístico al aire libre”–, el fin de semana del 29 y 30 de junio; y la Noche de Velas –“con caminos de velas que te llevan hasta conciertos de música gratuitos”–, el 27 de julio.
Puertas abiertas a la Bahía de Cádiz
Y sí, claro, cómo no va a haber mar en un Aire Libre de Verano, más aún con la oferta tan suculenta que nos hacen desde el centro de visitantes del Parque Natural de la Bahía de Cádiz. Se trata de la II Jornada de Puertas Abiertas, tiene lugar el 29 de junio y se compone, por un lado, de un taller ambiental entre marismas y salinas con el objetivo de mostrar la importancia de ambos hábitats en el ecosistema global y su papel en la mitigación del cambio climático, en la protección contra inundaciones y la biodiversidad y en la economía de la zona. Hay que darse prisa para reservar plaza, porque para la segunda propuesta, un circuito de multiaventura aéreo ya hay lista de espera.
No obstante, el centro de visitantes del parque natural siempre resulta un lugar idóneo como núcleo de operaciones viajeras para informarse por dónde moverse y sacar el máximo partido a este espacio protegido. Al lado quedan playas como las de Camposoto y Urrutia, y más al lado aún senderos, caños, miradores, salinas y marismas en las que observar sobre todo la fauna alada presente en la bahía.
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