Energías renovables: retos y oportunidades en la crisis energética y climática
El desafío al que nos enfrentamos con la crisis climática y la necesaria transición energética no es sólo técnico, sino también social, político y ambiental. Es de naturaleza sistémica. Y la manera en la que gestionemos esta transición determinará no solo nuestro éxito en la lucha contra el cambio climático, sino también el futuro de nuestras comunidades y el mundo que legaremos a terceros. Resulta fundamental crear espacios de diálogo que permitan a todos los actores implicados –empresas, administraciones, comunidades locales y sociedad civil– compartir experiencias y buscar soluciones conjuntas.
POR XAVIER SIMÓN
En un contexto en el que la crisis climática se hace cada vez más patente, España enfrenta un desafío particularmente grave: la escasez hídrica. Un informe reciente de Greenpeace alerta de una reducción del 6% en las reservas de agua del país en solo 16 años, un efecto directo de la disminución de lluvias y la intensificación de las sequías. Este fenómeno afecta no solo a la agricultura y el suministro de agua potable, sino también a la capacidad de generación energética, que hasta ahora ha dependido en gran medida de los embalses para producir energía hidroeléctrica. A esta escasez se suman, entre otras: la de materiales estratégicos para la producción de energía, y la de igualdad de oportunidades entre clases sociales, territorios y generaciones.
Ante este escenario, es urgente replantear el modelo energético. La transición hacia energías alternativas –solar, eólica y otras fuentes limpias– emerge no solo como una solución técnica al problema, sino también como una oportunidad de cambio estructural en nuestro modelo de desarrollo. Al dejar atrás los combustibles fósiles y apostar por un sistema energético de generación distribuida, renovable y sostenible, podemos mitigar los efectos del cambio climático al tiempo que revitalizamos zonas rurales, grupos sociales diversos y generaciones futuras, que históricamente han sido dejadas de lado.
No obstante, este cambio no está exento de retos. Si bien las energías renovables son fundamentales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, su implementación conlleva una serie de desafíos relacionados con el impacto sobre los territorios y la distribución de oportunidades. La instalación de grandes infraestructuras energéticas puede alterar paisajes, cambiar usos del suelo y, en algunos casos, generar tensiones en comunidades locales que se sienten excluidas de los beneficios y tomar decisiones demasiado cortoplacistas que no incorporan los derechos de terceros, ciudadanos presentes y futuros.
Y es que, la solución a estos retos no es frenar el despliegue de las energías renovables, sino asegurar que este proceso sea inclusivo, participativo, igualitario y justo. Un enfoque que tome en cuenta las particularidades de cada territorio y sus habitantes es esencial para evitar conflictos y asegurar que los beneficios de las renovables se distribuyan de manera equitativa. Una perspectiva que apueste por la suficiencia, por la igualdad de oportunidades y el respeto a todas las generaciones. En este sentido, los ayuntamientos juegan un papel decisivo como puente entre los intereses de las empresas instaladoras y las necesidades de las comunidades. Y las nuevas formas de gobernanza, con diferentes estructuras de propiedad y con multiplicidad de criterios para tomar decisiones, claves para avanzar en una transición justa e inclusiva.
Los gobiernos locales, especialmente en áreas rurales, pueden convertirse en facilitadores clave de proyectos de energías renovables, actuando como mediadores entre los distintos actores involucrados: desde los agricultores hasta las empresas energéticas. No solo pueden fomentar la contratación local durante la fase de construcción de los parques eólicos o fotovoltaicos, sino también asegurar que los ingresos generados por estos proyectos se reinviertan en mejorar los servicios públicos y la infraestructura local. De hecho, muchos municipios ya están explorando formas innovadoras de integrar las energías renovables con otras actividades económicas, como la agricultura y la ganadería, mediante proyectos agrovoltaicos.
Sin embargo, no todos los ayuntamientos cuentan con los recursos técnicos o financieros necesarios para gestionar estos proyectos de manera eficiente. Es crucial, por tanto, que se desarrollen herramientas y políticas que faciliten esta labor y permitan a los gobiernos locales aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la transición energética, dando cabida en esas estrategias a las comunidades locales, a la ciudadanía y las pequeñas y medianas empresas. Esas políticas deben apostar de forma clara por convertir a las comunidades locales en los actores centrales de la transición mediante sistemas de generación distribuida.
Un espacio para el diálogo
En esta línea, resulta fundamental crear espacios de diálogo que permitan a todos los actores implicados —empresas, administraciones, comunidades locales y sociedad civil— compartir experiencias y buscar soluciones conjuntas. Este 29 de octubre, hemos celebrado una jornada en Santiago de Compostela que tenía como objetivo precisamente esto: reunir a actores clave para discutir los procesos de gobernanza y participación en la instalación de plantas de energías renovables en Galicia. Este tipo de foros son vitales para asegurar que la transición energética no solo sea eficaz en términos técnicos, sino también justa y beneficiosa para todos, incluidos los habitantes de terceros países y las generaciones futuras.
Este encuentro discurre en línea con la iniciativa Renovables con el Territorio, impulsada por la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS-SDSN Spain) junto con Eudemon Project e INSTA Servicios Jurídicos Ambientales, y que representa otro claro ejemplo de cómo se pueden generar espacios de diálogo multisectorial para abordar estos retos. A través de sesiones de co-creación que han reunido a más de 70 organizaciones en toda España, el proyecto ha desarrollado una hoja de ruta con propuestas legislativas y buenas prácticas que buscan asegurar un despliegue de energías renovables responsable y respetuoso con los territorios. Esta hoja de ruta incluye más de 50 propuestas que abarcan todas las fases de los proyectos, desde el diseño hasta el desmantelamiento de las infraestructuras, y se centra en fomentar la participación activa de todos los actores implicados, en especial de las comunidades locales.
Estos ejemplos demuestran que es posible construir puentes entre distintos intereses y perspectivas, y cómo, a través del diálogo, se pueden identificar las mejores prácticas y soluciones para los retos que enfrentamos. Se trata de un paso más hacia un futuro energético en el que las renovables no solo mitiguen el cambio climático, sino que también impulsen el desarrollo de nuestros territorios.
La crisis energética e hídrica que vive España, agravada por la emergencia climática, nos plantea un desafío que no podemos ignorar. Pero también nos brinda una oportunidad única para transformar nuestro sistema energético y nuestras comunidades. Las energías renovables son una parte fundamental de la solución, pero su despliegue debe hacerse de manera inteligente, justa, en armonía con los territorios y considerando los intereses de todos los que se juegan algo en ese proceso, vivan muy lejos o aún no hayan nacido.
Los ayuntamientos, como representantes más cercanos de la ciudadanía, tienen un rol crucial en este proceso. Asegurar que cuentan con las herramientas necesarias para gestionar este cambio es esencial para que la transición energética se convierta en una verdadera palanca de desarrollo local, impulsando el empleo, mejorando la infraestructura y protegiendo el medio ambiente.
En definitiva, el desafío que enfrentamos no es sólo técnico, es también social, político y ambiental. Es de naturaleza sistémica. Y la manera en la que gestionemos esta transición determinará no solo nuestro éxito en la lucha contra el cambio climático, sino también el futuro de nuestras comunidades y el mundo que legaremos a terceros.
Xavier Simón es Dr. en Economía Ecológica. Observatorio Eólico de Galicia. CISPAC.
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