Virtudes Roig @elblogdepills: “El bienestar también es salud”

La farmacéutica influencer Virtudes Roig. Foto: Maribel Server.

Y, de mayor, ¿tú, que quieres ser? “Farmacéutica, como mi abuela Matilde”. La valenciana Virtudes Roig es una boticaria orgullosa de esa abuela  licenciada en los años 20 del siglo XX, cuando las estudiantes acudían a las aulas escoltadas por las monjas, para evitar cualquier contacto con los chicos de su facultad. A Virtudes siempre le gustaron las ciencias y en la farmacia completa su pasión con el ejercicio asistencial. Disfruta del cara a cara con el público, pero no menosprecia el uso de las redes cuando se trata de difundir consejos sobre farmacopea y vida saludable, “por tierra mar y aire”. Es nuestra nueva entrevistada de la serie ‘influencer’ con miga. Además, su farmacia queda en la ruta de salida hacia lo más devastado por la DANA.

En 2015, tras intercambiar posturas con muchos de los y las colegas que asistieron a un congreso, fue consciente de la importancia de internet para atravesar las puertas de cristal de su farmacia y repartir las atenciones hasta entonces reservadas a su clientela. Primero fue @elblogdepills, hoy en Instagram con 52.500 seguidores.  Luego, Facebook y X. Un viaje de ida con su correspondiente vuelta. A Virtudes le encanta escribir. Tanto que su último reto se acaba de materializar en su primer libro. Píldoras de emociones, una serie de relatos basados en episodios reales vividos durante 30 años frente al  mostrador, entre pastillas, jarabes, cápsulas e inyectables. El libro quiere rendir un homenaje a la valentía de tantos seres anónimos, que sufren cuando la salud les abandona, a ellos o a sus familiares. Virtudes es valenciana. Su farmacia queda muy cerca del Hospital Universitario la Fe, una zona respetada por la DANA cruel, pero situada en la ruta de salida hacia lo más devastado. “Qué te voy a decir de este terrible sufrimiento. La mayor labor que hacemos estos días en la farmacia es escuchar a la gente que necesita compartir su desgracia y la de los suyos. Lo único que me calienta el corazón es el gran número de voluntarios que pasan por aquí”.

En esta gravísima situación, hay personas muy vulnerables. Los enfermos crónicos, por ejemplo.

Es importante saber que la Consellería de Sanidad, el Colegio de Farmacéuticos y Cruz Roja han habilitado un número de información para saber cuáles son las farmacias operativas más cercanas al lugar donde se encuentre: el 965-918-658. Si el paciente no puede desplazarse, también Cruz Roja se ocupa de venir a la farmacia y llevarle las medicinas. Otra cosa excepcional es que, si han perdido su tarjeta sanitaria, serán atendidos con su número de carné de identidad.

Piden que se abstengan de donar medicamentos…

Donar medicamentos está prohibido por ley. Especialmente ahora se busca seguridad; piense que las medicinas podrían estar en mal estado de conservación, incluso caducadas. Hay que acudir a Farmamundi, farmaceuticosmundi.org , la ONG que está canalizando el control y reparto de esas donaciones, o dejar el material en cualquier farmacia, y ya nos ocupamos de clasificar las medicinas aptas para el consumo.

En su perfil se presenta como, cincuentañera. ¿Hay una edad para empezar en redes? 

Te diría que no. Yo comencé en 2015 sin tener ni idea de lo que era una web. Quizás la edad que más importa es la del receptor. No es igual crear contenido para Facebook que para Instagram, y mucho menos Tik Tok, que no admite texto alguno. El lenguaje para cada tipo de usuario es diferente. Los jóvenes prefieren comunicarse con imágenes. Para mí lo más importante es crear comunidad y generar diálogo, ya sea con mis propios compañeros o con seguidores anónimos.

¿Sin competir? Seguro que conoce a Boticaria García. 

¡Claro! Marian García fue una de esas colegas con las que coincidí en el congreso Infarma, y me animó a dar este salto. “Virtu, tienes que utilizar las redes como altavoz para divulgar”. Yo era una farmaceútica “de mostrador”.

Y lo sigue siendo. Dicen que los farmacéuticos se enteran antes de los males del paciente que los propios médicos. 

Es lo más bonito. A mí la gestión… Yo soy de estar con la gente, escucharles, darles consejos sobre hábitos saludables, porque en eso consiste el acompañamiento a las personas. Internet es muy útil como fuente de información, algo muy necesario con tantos bulos que nos intoxican.

El sector sanitario se queja, con razón, del abuso de consultas al ‘Dr Google’.

¡Tremendo! Es muy dañino, sobre todo para las personas  hipocondríacas. Se ponen en lo peor y acaban desconfiando del especialista. Es muy difícil cribar toda esa información.  

En la farmacia, ¿somos pacientes o clientes?

Esa es una dualidad que siempre manejamos. Un cliente es toda persona que va a un establecimiento, la farmacia lo es. Pero el paciente es un enfermo que busca un remedio. Por mi posicionamiento, siempre me oirán decir paciente.

¿Cómo reacciona cuando acuden sin receta médica, siendo imprescindible? 

Insisto siempre en que la receta es un elemento de seguridad. Todos nos podemos tomar un paracetamol para el dolor de cabeza. Pero en un proceso complicado hay que acudir a un especialista. Carecer de receta, cuando es necesaria, supone un gran problema para mí. Intento explicar el valor que tiene esa prescripción para la salud y el bienestar.

En internet abundan los remedios caseros. Ya sabemos que la pasta de dientes no cura las quemaduras, pero un caldo de gallina alivia mucho las gripes…

Otro peligro. Ahora bien, igual que lo de la pasta de dientes es una barbaridad, apoyo sin fisuras el efecto del caldo, sobre todo en invierno, que suele ser cuando más nos resfriamos. En general, los remedios, cuando circulan sin el menor rigor científico, son un peligro. Pueden entorpecer la curación porque muchas veces suplantan a los medicamentos adecuados. En resumen, son malos cuando no curan y peores cuando perjudican. Si hay un problema de salud, consulte a los expertos.

Bueno, y ahora cuénteme, ¿usted se medica mucho?  

Apenas tomo medicación (un comprimido al día), soy muy afortunada. Es algo heredado. Mi abuela Matilde, la farmacéutica pionera, murió con 102 años, sin tomar apenas medicinas. Mi madre, con 81, más de lo mismo.

Si acaso, el mar…

La naturaleza es muy curativa y la estamos tratando mal. Igual es hasta lógico que se enfade. El mar también es un gran consuelo. A mí me relaja muchísimo. Mi familia ya sabe que si un día no me encuentra, no tiene más que acercarse a la playa, porque allí estaré casi siempre leyendo. El bienestar también es salud.

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