Cambio climático en la Cumbre de Bonn: demasiado poco, demasiado tarde
Nuevamente los Gobiernos no han estado a la altura, aunque Alemania y Francia han decidido tomar las riendas para reconducir hacia un nuevo contrato de la Humanidad con el Planeta, frente al absurdo retroceso de EE UU. El coportavoz de Equo hace balance para ‘El Asombrario’ de la cumbre de la pasada semana en Bonn en torno al Acuerdo de Naciones Unidas para poner freno al cambio climático.
POR JUANTXO LÓPEZ DE URALDE, coportavoz de EQUO
El aumento global de las emisiones de CO2 en el año 2017 rompe la tendencia de estabilización de los tres últimos años. Por ello, la Cumbre de Bonn (COP23) no pudo empezar en un contexto con peores datos; muestran hasta qué punto la situación de las emisiones de gases que causan el cambio climático sigue fuera de control, después de 23 cumbres del clima. Esta estabilización de la que hablábamos ha sido un espejismo que no ha reflejado un cambio real, sino un efecto colateral del parón económico que, una vez superado, recupera su tendencia al alza.
Con este precedente, más de 20.000 personas se han reunido en Bonn entre el 4 y el 17 de noviembre para avanzar en las negociaciones climáticas. Representantes de organizaciones sociales, empresariales, ecologistas, sindicales y, sobre todo, de Gobiernos debían asegurar avances nítidos en la agenda climática para el cumplimiento del Acuerdo de París. La pregunta que muchos nos hacemos es: ¿lo han conseguido?
Si tratamos de responder simplemente en términos de avances en la negociación, podemos decir que sí, que se ha avanzado. Aunque los temas más calientes se han retrasado para la reunión de 2018, se han producido avances en varios aspectos del reglamento, en los compromisos de financiación e incluso ha habido muestras de mayor ambición en los compromisos de mitigación. Sin embargo, a diferencia de otras políticas, hay una cuestión en las políticas de cambio climático que es clave: el factor tiempo. Y es ahí donde una y otra vez se tropieza: los avances deben ser mucho más rápidos para que lleguemos a tiempo.
Hay muchos indicios ya de que el tiempo para evitar un cambio climático catastrófico se está agotando. Las propias Naciones Unidas advertían antes de comenzar la reunión que es ya (casi) imposible mantener el aumento de las temperaturas medias globales por debajo de los 2 grados. También conocimos hace unos días que la concentración de CO2 en la atmósfera supera ya las 400 ppms. Una vez más los datos están aquí para confirmar las advertencias más drásticas.
La verdad es que todo ello nos lleva a resumir el resultado concreto de la COP23 diciendo aquello de: “Demasiado poco, demasiado tarde”. Bien es verdad que desde que en 2009 los líderes mundiales no fueron capaces de alcanzar un acuerdo en Copenhague, los plazos para evitar que la temperatura se mantenga por debajo de los 2 grados dejan un margen muy estrecho.
Y precisamente lo más interesante en Bonn ha ocurrido en los márgenes: el reconocimiento de las comunidades indígenas como guardianes de los bosques, las medidas para acabar con la discriminación de género que supone el cambio climático o la denuncia del impacto de la subida del nivel del mar en los pequeños Estados-isla.
Y también hay dos buenas noticias: la primera, que la ausencia de Trump ha pasado completamente desapercibida. Estados Unidos no ha conseguido frenar ni ralentizar las negociaciones con su anuncio de abandono del Acuerdo de París. La segunda, el anuncio de Merkel y Macron de asumir el liderazgo de la agenda climática: quizás todavía Europa puede levantar esta bandera y liderar como ya hizo con el Protocolo de Kyoto.
Por último queda, quizás como el principal legado de la Cumbre de Bonn, el anuncio de una alianza de una treintena de países que se comprometen a dejar definitivamente el carbón para el año 2030; alianza en la que por supuesto no ha entrado España, al menos de momento.
En todo caso, en 2018 tenemos una reunión decisiva en Polonia. Allí deberán ponerse al día los compromisos de todos los países para poder cumplir con el Acuerdo de París. Y no lo olvidemos: en la lucha contra el cambio climático estamos en una carrera contra el tiempo.
SIGNUS, COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.
Comentarios
Por Amin Omela Dais, el 24 noviembre 2017
La ciudadanía tenemos el instrumento más potente y eficaz para combatir y revertir el cambio climático: EL VOTO
No utilizarlo será responsabilidad individual de cada quien…. y acordaos de entonar el “mea culpa” cuando haya que explicar a sus hijos y nietos el desastre que se les deja…. Ellos preguntarán algo tan sencillo como: ¿Y porqué no votábais a políticos que os proponían medidas para evitarlo?….
Por Mentalmente, el 25 noviembre 2017
Es que no hay ningún voto relacionado con esto.
Cuando se vota se votan paquetes políticos enteros, y ese es el asunto clave que hace disfuncional la partitocracia. Porque se establece en forma de manadas y no se respeta la voluntad del ciudadano de a pie.
Cuando el 15-m salió a la calle, pedía esto.
Y miren por donde, Podemos cogió el tirón del 15-m, se apropió de su discurso, para luego dar partitocracia, ignorando a la ciudadanía y pasandose a las políticas de manadas.
Y se las arregló para cargarse a Equo y a IU al mezclarse con esas formaciones.
O sea, antes alguien podía votar a Equo, ahora ya no.
Y si vota a Podemos estaría legitimando el engaño. (entre otras cosas) O sea que no hay elección. De alguna forma se las arreglan para cancelar la libertad del ciudadano. Incluso cuando la ciudadania sale a la calle a pedir democracia real.
Y las consiguientes pérdidas potenciales de libertades para la ciudadanía que supondría.
No señor, lo que hay que hacer es construir la transversalidad de nuevo, y dar una patada en el trasero a los ursurpadores.
Sin la democracia ciudadana sería muy difícil o casi imposible los grandes temas como la ecología entre muchos otros.