Ya reciclamos un 30% de la basura doméstica, pero sigue siendo poco
Cada vez reciclamos más y mejor. Pero solo envases. No es suficiente. La Unión Europea nos obligará a reciclar en 2020 la mitad de todos nuestros residuos domésticos y de momento solo llegamos al 29,7 %. La segunda vida que le damos a plásticos, papeles, cartones, vidrios es el motor de una nueva economía circular (frente a la lineal de fabricar, usar y tirar) que copia a la naturaleza su mayor virtud, la de no desaprovechar nada. A falta de ponernos las pilas con el compostaje de la materia orgánica y la reutilización de la ropa, los envases tiran ahora mismo del reciclaje en España. Según datos de Ecoembes, en 2017 fueron en total 1,4 millones de toneladas, una cuarta parte de todo lo que se recicla en este país. En apenas un año ha aumentado un 3,5 % gracias, entre otras muchas razones, a la instalación de 13.000 nuevos contenedores amarillos y azules. Ya hay casi 600.000.
Los responsables de Ecoembes, que presentaron sus resultados la semana pasada en Madrid, se muestran entusiasmados con el desarrollo de una nueva economía circular que, como asegura Ignacio González, su presidente, “ha dejado de ser una reivindicación para convertirse en una realidad”. Pero también están muy preocupados con un consumo global y disparatado que, a este ritmo, “necesitará en 2050 tres planetas, y solo tenemos uno”, según subrayó Óscar Martín, consejero delegado de esta organización, que se encarga en España del reciclaje de los envases domésticos que van a los contenedores amarillo y azul.
Hace dos décadas, cuando llegaron a España los primeros contenedores amarillos, verdes y azules, apenas se reciclaba el 4,8% de las basuras caseras. El año pasado hemos dado una nueva vida a casi 1,4 millones de toneladas de plásticos, papeles, briks, latas, papeles y cartones, un 3,5 % más que el año anterior, según el último informe de Ecoembes 2017. Tanto que ahora mismo los envases son los residuos que más aportan a la tasa de reciclaje, “los que más tiran en esta necesaria transición española hacia la economía circular”, explica gráficamente Martín. Una cuarta parte del total, a pesar de suponer tan solo un 8% de lo que se arroja a la basura, con una tasa de efectividad del 77%. O lo que es lo mismo, solo un 23% de los envases plásticos domésticos acaban en el vertedero.
Haber logrado casi un 30% de reciclaje de las basuras domésticas parece una buena estadística, pero no lo es tanto. Son datos todavía muy alejados de los exigidos por el nuevo plan de acción europeo de economía circular, según cuyas directrices en 2025 tendremos que reciclar al menos el 45% de toda la basura generada, y en 2035 el máximo de desechos que podrá llegar a los vertederos será del 10%. Eso al menos es lo que se proponen. Los hogares españoles producen al año 111 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos (450 kilos por persona), de los que un 8% son envases domésticos, el 7% vidrio, el 6% ropa y un inmenso 37% materia orgánica, desperdicio alimentario, nuestra más importante asignatura pendiente.
Compromiso ciudadano
En la presentación de sus resultados anuales, el consejero delegado de Ecoembes quiso despejar toda duda respecto a la fiabilidad de sus estadísticas como garantía de que todo lo que se dice que se recoge en los contenedores se recupera y no, como afirman algunos, son cifras hinchadas o, como aseguran otros, acaba igualmente en los vertederos. “Es el residuo urbano que más y mejor se recicla”, garantiza. También considera que el sistema elegido por España a partir de contenedores llenados por ciudadanos comprometidos, frente al de pago por envase (sistema de depósito, devolución y retorno), es el más eficiente. 591.000 contenedores distribuidos por toda la geografía, 13.000 más que el año anterior, lo hacen posible. Según argumentan en Ecoembes, aceptan todo tipo de envases y nos educan en el valor de la reutilización y no en su rentabilidad económica, que también la tiene, pues mantiene 42.600 puestos de trabajo y 95 plantas seleccionadoras.
Beneficio ambiental
También son importantes los beneficios ambientales de tantos ciudadanos y ciudadanas que han convertido en una rutina el gesto de separar y llevar a los contenedores y puntos limpios todos sus residuos. Gracias a este esfuerzo colectivo, cada español deposita al año casi 14 kilos de envases de plástico, metálicos y briks en el contenedor amarillo y 16 kilos de envases de papel y cartón en el contenedor azul. Traducido a número de envases, 1.142 en el amarillo y 644 en el azul. “No son residuos, son recursos”, afirma el responsable de Ecoembes Óscar Martín, entusiasta de esta nueva economía circular que califica sin ambages de “cuarta revolución industrial”. Un cambio sistémico que pretende dar un adiós definitivo al derroche de la insostenible economía lineal del producir, usar y tirar. Que saluda esperanzado al reciclar, reducir y reutilizar.
Sirvan como ejemplo los grandes beneficios ambientales obtenidos el año pasado gracias a los envases depositados por la ciudadanía en esos contenedores amarillos y azules. Esas 1,4 millones de toneladas de residuos bien gestionados no solo han permitido ahorrar 1,4 millones de toneladas de materias primas sino, al mismo tiempo, economizar 20,15 millones de metros cúbicos de agua, el equivalente a la cantidad media que bebe el conjunto de la población española durante siete meses, así como ahorrar 5,8 millones de megavatios/hora de energía eléctrica.
La segunda vida dada a esta basura también ha evitado la emisión de 1,2 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera o, lo que es lo mismo, la contaminación producida en el hipotético caso de que a un tercio de todos los españoles nos diera por hacernos en coche el trayecto de Madrid a Barcelona. Por si acaso lo hacemos, también por el camino podremos ir reciclando bolsas de plástico del bocata y latas de refresco. Como apoyo a los contenedores callejeros, hay más de 30.400 puntos de reciclaje instalados en festivales de música, hoteles, aeropuertos, hospitales, colegios, bares, restaurantes, estadios de fútbol… Así que no hay excusa.
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