Aire Libre Diciembre: turismo marinero y forestal y esculturas de arena
Cuando me embarqué en la escritura de la ‘Guía de la España rural’ junto a GeoPlaneta teníamos claro que el norte peninsular –sobre todo la mitad oeste–, que tiende a desaparecer de nuestros destinos de ocio cuando llega el invierno, mantiene y en ocasiones acrecienta su belleza con el frío, la llovizna, la niebla y la bruma. La dictadura del ‘buen tiempo’ no va a impedir que, como en este Aire Libre de Diciembre, le saquemos todo el jugo al paisaje y a quienes lo cuidan con turismo marinero en la Costa da Morte (A Coruña) y turismo forestal en la Sierra de la Demanda (Burgos). Además, seguiremos la pista a una planta muy de robledales, carballedas y castañares de estos lares, el curioso rusco, con un fruto rojo pegado al envés de unas hojas que no son hojas. También habrá subidas a algunas cumbres para celebrar el Día de las Montañas (11 de diciembre) y, vale, venga, una ración de zona más cálida entre la playa de Las Canteras y la península de La Isleta, en la isla de Gran Canaria.
Tengo que reconocer que casi me echo atrás a la hora de plantear un recorrido en pleno diciembre por la Costa da Morte. Hablando con algunas personas conocidas e informantes de la zona, son las primeras que comentan: “Por aquí en invierno no abre nadie”. Quizá la fatalidad o el hartazgo de verse sumidas en una nube oscura continua en los mapas del tiempo les lleve a pensar eso. Pero, nada, esa es la primera impresión, porque luego tu insistencia periodística consigue que se abran aquellas personas y lugares que ya visité en su día y que me dejaron marcado de tal manera que me dije: si hay un momento sublime para visitar esta costa embravecida del Atlántico es en invierno, donde, de faro en faro, recuerdas e incluso revives historias de naufragios y arriesgadas salidas a los acantilados en busca, por ejemplo, de percebes.
Los límites de la Costa da Morte no están del todo definidos, y pueden alcanzar más de 160 kilómetros bordeándola si nos ponemos como límite Arteixo, al norte, y Muros, al sur. Se podría quedar en unos 65 kilómetros si se acota, como marcan otras fuentes, entre los cabos de Roncudo, al norte, y de Finisterre, al sur. Yo ahora os propongo, para no depender en exceso del coche u otro medio de transporte, limitar la visita a un punto intermedio entre estos dos cabos: la ría de Camariñas. Limitar la visita, que no los alicientes. Apuntad: museo del Encaje de Camariñas–qué arte el de las palilleiras–, el cabo Vilano y su faro –indagad sobre turismo de faros –, el Foxo dos Lobos –antiguas trampas para cazar a este cánido–, el cabo Trece y el cementerio de Los Ingleses –indagad sobre la ruta de los naufragios –, el faro y el pueblo pesquero de Muxía, la pequeña parroquia de Cereixo, con su pazo, iglesia románica y molino de mareas…
Y acabamos, o empezamos, con Yaqui Lista. Pocas como ella, mariscadora, presentan, viven y definen la Costa da Morte en su versión pesquera y marinera, entre otras cosas porque lo ha mamado desde bien pequeñita, como hija de marinero que es, y porque sigue, rastrillo en mano y junto a sus compañeras, extrayendo berberechos y almejas de la orilla de estas costas. Desde O Mar de Preciosa , un punto de referencia para disfrutar del turismo lento e integrado en el paisaje por esta zona, me confirman que siguen organizando para sus huéspedes –“claro que sí, por supuesto que ahora también, en diciembre”– experiencias de turismo marinero junto a Yaqui Lista y el resto de mariscadoras. Tanto la Agrupación de Mariscadoras de Camariñas como Turismo de Camariñas amplían las posibilidades de inmersión en este turismo mariñeiro.
Madera, resina, necrópolis y rusco
Bajamos hacia Burgos, hasta la Sierra de la Demanda, porque la Asociación Cabaña Real de Carreteros organiza en Quintanar de la Sierra en los próximos días (3 al 6 de diciembre) una nueva edición de Iberforexpo, la Exposición Forestal del Sistema Ibérico. Habrá conferencias, mesas redondas y exposiciones, pero también visitas guiadas y exhibiciones para conocer el trabajo ancestral del aprovechamiento maderero y resinero en estas tierras. Tumbe de pinos secos, acarreo de troncos con vacas serranas y caballos de tiro, cortes de troncos tradicionales, apilado de teas e ignición del horno para obtener pez y alquitrán son algunas de las actividades que se presenciarán, todo aderezado con comidas populares con lo mejor de la gastronomía de la comarca: ajo carretero, cocido con berza del huerto-escuela o rosca del Chema. Como recomendación personal a añadir, hay que visitar las necrópolis de Cuyacabras, Revenga y Regumel de la Sierra, esta última en pleno pueblo.
Estoy seguro que entre las zonas más boscosas tanto de la Costa da Morte como de la Sierra de la Demanda ha surgido cerca de nuestras pisadas una pequeña planta arbustiva repleta de curiosidades. Es el rusco, que ahora muestra sus llamativos, aunque ocultos, frutos rojos y globosos. La apariencia hace que pensemos que el fruto nace pegado al envés de la hoja, pero es que esta no es tal, sino una parte del tallo que tiene forma de hoja; filocladio, se llama en botánica. Tanto sus hojas verdaderas como las flores son diminutas, casi imperceptibles. Al tacto, el rusco es una planta dura, pinchuda, de un verde intenso, que alfombra y decora el sotobosque. Por supuesto, nada de sucumbir a la tentación de arrancar sus frutos, por conservación de la especie y porque son tóxicos, por si la tentación pasa al paladar.
Las Mujeres mueven Montañas
También habrá rusco en plena fructificación en algunas de las variadas rutas guiadas que se organizan para celebrar el Día Internacional de las Montañas, que se celebra el 11 de diciembre. El lema de este año es Las mujeres mueven montañas. Según la ONU, “es una oportunidad para promover la igualdad de género y, por tanto, contribuir a mejorar la justicia social, los medios de vida y la resiliencia. Las mujeres suelen ser las principales administradoras de los recursos de las montañas, guardianas de la biodiversidad, custodias de la cultura local y expertas en medicina tradicional”. A partir de aquí, en la Comunidad Valenciana hay oportunidad de ascender desde Serra, en la comarca de Camp del Turia (Valencia), hasta el Sierro, Cierro u Oronet, cima emblemática y lugar de paso entre dicha comarca, Camp de Morvedre y Alto Palancia. Otra propuesta es la subida a La Rápita, la cima del Parque Natural Sierra de Espadán (Castellón). Desde Castilla-La Mancha surgen propuestas montañeras parecidas, a las que se añade un concurso de fotografía.
‘El ordeño del olivo’
Vuelvo al reino vegetal y a las tradiciones, y en concreto al olivar, porque una de las ONG ecologistas más veteranas de España, la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (Adenex), organiza el 10 de diciembre el “ordeño del olivo”. La definen como “una actividad colectiva de voluntariado ambiental –incluye la comida– mediante la cual se recoge la producción anual del olivar ecológico que nuestra asociación posee en la finca donde se encuentra el centro de investigación y educación ambiental La Fontanita, en la localidad cacereña de Montánchez”. Comentan que hay posibilidad de alojarse en este centro avisando con antelación.
Esculturas de arena en Las Canteras
Y acabamos en una playa, la de Las Canteras, en la isla de Gran Canaria. En fechas navideñas esta playa se convierte en un museo al aire libre con esculturas en la arena en torno a un belén de arena realizadas por “ocho de los mejores escultores de arena del mundo”, señalan desde la organización. Es todo un espectáculo al que acude mucha gente, pero si queremos completar la visita con un recorrido más sosegado e igualmente llamativo, hay que dar unos pasos al norte y plantarnos en la península de La Isleta. Una parte importante de ella se ha salvado –esperemos que para siempre– del avance urbanístico de Las Palmas de Gran Canaria, por lo que recomiendo entrar a pie en ella desde la playa de Las Canteras y llegar a la del Confital, las piscinas naturales de Cueva, los restos de antiguas salinas y el Lomo de los Dos Morros, en una combinación muy atractiva de zona volcánica y marítima.
Empezamos con costas abruptas del Atlántico de A Coruña y terminamos con las del Atlántico en Gran Canaria.
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