Aire Libre en abril: Doñana, osos y dehesas, a pesar del cambio climático

Una familia de osos pardos.

Una familia de osos pardos.

Una familia de osos pardos.

Una familia de osos pardos. (Fundación Oso Pardo)

En condiciones meteorológicas normales os propondría en este calendario de la naturaleza del mes de abril salir a disfrutar con la fauna que se congrega dentro y cerca de las charcas dejadas por las lluvias, o con la temporada primaveral de setas. No puede ser. Este ‘mal tiempo’ sin lluvias provocado por el cambio climático hace que oriente la propuesta de otra manera, pero sin perder alicientes naturales, que afortunadamente tenemos un país donde elegir y acertar con dehesas floridas, Doñana (su parque nacional cumple medio siglo), el despertar del oso pardo y una isla como Menorca, que ya veréis que tiene mucho más que sol y playa.

La dehesa con tréboles y margaritas

Creo que es mi paisaje primaveral favorito. Por esta época, aunque también muy condicionada por la escasez de lluvias, la dehesa menos intensamente transformada despliega una alfombra verde salpicada de multitud de plantas en flor, como tréboles y margaritas, y otras de las que no te esperas una floración tan llamativa, como la alfalfa y las gramas. Si a eso le añadimos los imponentes pies de encinas y alcornoques (también pinos y fresnos, según el lugar) y matorrales de jaras y plantas aromáticas, solo te queda tumbarte boca arriba en este paraíso y dejarte llevar acompañado por los cantos primaverales de la avifauna.

Gran parte del cuadrante suroccidental de la Península está repleto de encinares de este tipo. Yo os recomiendo los que he vivido más de cerca, que están en el norte de Extremadura, desde el Parque Nacional de Monfragüe al pantano de Gabriel y Galán; en el valle de Los Pedroches cordobés; y en Ciudad Real, entre las comarcas de Sierra Morena y Valle de Alcudia. De traca si además, con mucha suerte, dais con el lince ibérico por estos lares.

Embalse de Gabriel y Galán en Cáceres. Foto: José Losada.

Embalse de Gabriel y Galán en Cáceres. Foto: José Losada.

El oso pardo se despierta

Nunca he visto al lince ibérico en libertad. En tres ocasiones se me ha escapado por poco. “Mirad, son huellas recientes, acaba de pasar por aquí”, nos comentaban los guías. Pero me emocioné casi como si lo hubiera visto. Me pasaría lo mismo con el oso pardo, que despierta definitivamente de su letargo (o semi-letargo) invernal en la cordillera Cantábrica y del que tampoco ningún guía o empresa de observación de fauna te garantiza que en las salidas en su busca se acabe viendo. Pero están también sus huellas, sus mechones de pelo enganchados en vallas, matorrales y troncos de árboles, e incluso algún que otro zarpazo sobre estos mismos árboles.

Como ocurre con el lince o el lobo, a no ser que surja un avistamiento fortuito, lo suyo es que se contrate un servicio de guía autorizado y reconocido para garantizar una visita respetuosa con el oso y su hábitat. En ambos casos, dos recomendaciones: echa un vistazo a la guía Encuentros con el oso, de la Fundación Oso Pardo (pincha en Aprende sobre el oso pardo), un manual muy útil para saber cómo reaccionar ante un repentino bis a bis con el plantígrado; y mira también en la página web de Soy Ecoturista las propuestas más sostenibles para apuntarte a una excursión en su busca.

Feria en Doñana y maratón ornitológico en toda España

Seguro que habrá más momentos a lo largo del año para celebrar el 50º aniversario del Parque Nacional de Doñana (se declaró como tal el 16 de octubre de 1969), pero la feria Doñana BirdFair nos lo pone a huevo (de ave) para brindar ya (del 26 al 28 de abril) con rutas guiadas, puntos de observación, talleres y charlas por nuestro espacio natural más emblemático. De paso, conviene recordar las amenazas actuales y futuras que se ciernen sobre él (sobreexplotación hídrica, almacenamiento de gas, dragado del Guadalquivir, autovía…), en especial cuando te quedas extasiado, casi sin necesidad de moverte del lugar de celebración de la feria (la reserva natural de la Dehesa de Abajo), con la variedad y cantidad de aves que la pueblan.

Y ya que te he llevado a Doñana, hasta te puedes quedar aquí para participar en la XIX edición del Maratón Ornitológico que organiza la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), ya que las fechas elegidas para este año son el 13, 14, 27 y 28 de abril y el 4 y 5 de mayo. La competición consiste en formar un equipo de cinco participantes como máximo y recorrer durante 24 horas un área a elegir de la geografía española para identificar el máximo número de especies de aves. Hay un premio para la modalidad tradicional y otro para el equipo que apunte más especies sin emitir un solo gramo de CO2, es decir, que se desplace a pie o en bici.

Participantes en el Maratón Ornitológico de 2007.

Participantes en el Maratón Ornitológico de 2007.

Tulipanes en Países Bajos y en Madrid                                                

Como en esto de las salidas a la naturaleza también nos vale la urbana, los jardines botánicos de muchas ciudades se convierten en lugares idóneos para ello, y más en plena explosión floral. Si de tulipanes se trata, nada como los famosos y hermosos jardines de Keukenhof en los Países Bajos, entre las localidades de Lisse e Hillegom, pero se puede hacer boca con los mosaicos de muy diversos colores que se forman con estas plantas en el Real Jardín Botánico de Madrid (RJB/CSIC). Ya hay algunos que han florecido, por lo que no te retrases mucho en la visita, y plantea un paseo por este jardín histórico para la primera quincena de abril. Si llegas más tarde, busca la planta del mes: el árbol del amor. Es una especie muy típica de la jardinería urbana que te deja precisamente enamorado no solo por sus hojas acorazonadas, sino por las flores que salen directamente de los troncos y las ramas, no de las hojas.

Tulipanes del Real Jardín Botánico de Madrid. Foto: Manuel M. V.

Tulipanes del Real Jardín Botánico de Madrid. Foto: Manuel M. V.

Otra Menorca, con huertos y restos de la Edad de Hierro

Abril es un buen mes (plantéatelo incluso como viaje de Semana Santa) para visitar la isla de Menorca con sosiego y buscando paisajes alternativos a los de sol y playa. Por ejemplo, las 21 fincas con custodia del territorio en las que se ha recuperado el paisaje agrario tradicional de la isla, que lo mismo permite la conservación de razas de cabra autóctonas que paredes secas y setos de acebuches que potencian la biodiversidad. Además, cerca de estas fincas, e incluso dentro de algunas de ellas y muy integrados en el paisaje, existen restos arquitectónicos de la cultura talayótica, asociada a la Edad del Hierro. Apunta el nombre del Grup Balear d’Ornitologia i Defensa de la Naturalesa (GOB) de Menorca como entidad de referencia para informarte de ambas propuestas. De entrada, te adelanto que todos los domingos de abril se celebra el mercado agrario AgroMaó (en la Plaça Reial de Maó), que tiene mucho que ver con la custodia del territorio mencionada; y el del 7 de abril, porque además hay una excursión para visitar monumentos talayóticos.

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