¿Qué hacer al Aire Libre en julio? Campos de lavanda y chapuzones en el Duero
Hace mucho calor, el cuerpo te pide bosque frondoso, río o costa, pero yo, en esta nueva entrega mensual de pistas al aire libre de la mano de ‘El Asombrario Recicla’ os pido también que os acerquéis incluso al descampado más cercano a vuestra casa y admiréis, entre el resto de biodiversidad presente pero olvidada, la flor de una planta hasta despreciada: el cardo borriquero. A partir de ahí podéis dar el salto a la lavanda de Brihuega, en Guadalajara, a los glaciares y neveros (cada vez menos) de las altas montañas españolas y, finalmente, un salto literal al agua en las Arribes del Duero, entre Zamora y Salamanca. Y este último punto tiene premio ornitológico, con águilas imperiales y cigüeñas negras.
Efemérides en verde
No, no se me pasa recordaros que en julio también tenemos varias efemérides en verde. Acaba de pasar el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico (3 de julio) y llegan estos otros: 17 de julio, Día del Defensor del Medio Ambiente. 22 de julio, Día Mundial contra la Megaminería. 26 de julio, Día Mundial para la Defensa del Ecosistema Manglar. Además, hay otra fecha dedicada a poner en valor nuestros recursos naturales, pocos tan esenciales como el suelo: este domingo, 7 de julio, es su día. No te olvides tampoco de que el 22 de julio se cumplen 101 años de la declaración del primer parque nacional, entonces de la Montaña de Covadonga y hoy de los Picos de Europa. Una buena excusa para visitarlo o revisitarlo.
La belleza del cardo borriquero
Crece entre eriales y pedregales, en descampados, en las márgenes de caminos y carreteras, y está repleto de púas y pinchos. Vamos, que con este currículo era un candidato idóneo para asociarlo a un insulto, el de cardo borriquero, que señala a personas poco agraciadas. Sin embargo, llegadas estas fechas, muestra su mejor cara, en especial si sois de esas personas que sabéis sacarle partido naturalista a los descampados y sorprenderos con su floración y los insectos y aves que acuden a ellos para alimentarse. No en vano es, por ejemplo, la flor nacional de Escocia.
No solo aparecen en descampados. También se encuentran en zonas abiertas entre pinares, fresnedas y hasta bosques de ribera (por aquello de combinar su búsqueda con zonas más fresquitas), poniendo un bello contrapunto violáceo al suelo más agostado y de tonos ocres del verano. Además, si damos con otras especies de cardos, de nombres vernáculos tan llamativos como contradictorios (mariano, azotacristos, bendito, del demonio, cuchara de pastor, estrellado, abremanos…), las florescencias muestran también colores amarillos y blancos. José Ignacio López-Colón, entomólogo y naturalista que ha descubierto varias especies de insectos para la ciencia, recuerda además: “No hay que desaprovechar este momento para ver muy de cerca a especies de coleópteros, abejas, abejorros y chinches que se mantienen casi inmóviles en las flores de los cardos que les sirven de alimento”.
Los campos de lavanda de Brihuega
De un tono violeta parecido al de la flor del cardo borriquero es la de la lavanda. No os voy a mandar a la Provenza francesa para que admiréis grandes campos en plena floración de la planta. Nos queda más cerca Brihuega, en La Alcarria guadalajareña. Hace años que sus tierras se han convertido en unas de las principales productoras mundiales de esta flor de tintes tan aromáticos y cultivos tan bellos. El Ayuntamiento ya ha abierto el programa de visitas turísticas guiadas a dichos campos (solo se accede a ellos de esta forma) por un precio módico de 4€. Es posible hasta que se cubran las plazas antes de leer estas líneas. No importa, el pueblo se impregna de lavanda por donde quiera que vayas, y encima, si te acercas el fin de semana del 19 y 20 de julio, se complementa con un festival en el que actuarán Luz Casal y Ketama.
Glaciares en extinción
Vamos con un destino para disfrutar de la naturaleza de una manera más solitaria: contemplar algunos de los pocos glaciares y neveros que en pleno verano mantienen hielo y nieve y se resisten a ser barridos por el cambio climático. Sí, los glaciares están en peligro de extinción y diversos estudios los acotan a diez (más otros tantos neveros o heleros) en los Pirineos (único lugar de España donde quedan), donde se superaba el centenar; algunos se reducen a 40 hectáreas donde antes cubrían 50. Y todo en poco más de un siglo.
Los glaciares del valle de Benasque, el macizo de Posets y el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, todos en Huesca, son algunos de los que merecen una visita, siempre con las debidas alertas de prudencia y respeto ante un medio tan sensible como la alta montaña. Una recomendación, para que no os pase lo mismo que a mí: atentos a las posibles tormentas vespertinas en el Pirineo. Un torrente aparentemente seco por el que caminemos se convierte en una avalancha de agua en segundos por lo empinado del terreno que se transita. Por último, lo de encontrar neveros, heleros o ventisqueros donde aún quede nieve o hielo será más complicado debido a los calores que soportamos. No obstante, buscadlos si paseáis por Picos de Europa, las sierras de Gredos y Candelario y Sierra Nevada. Pensad que si dais con ellos, son reliquias que acabarán desapareciendo si no paramos de elevar la temperatura del planeta.
Chapuzón en las Arribes del Duero
A ver también si esta elevación de las temperaturas y la sequía que lleva aparejada últimamente no os chafa esta refrescante propuesta. A veces, la inmensidad de un determinado paisaje oculta pequeñas joyas de ese mismo paisaje. Ocurre en las Arribes del Duero (entre Zamora, Salamanca y Portugal), la compleja y excitante red de cauces dominados por el principal mencionado y adornado por cortados rocosos y frondosos bosques. Que no os ciegue el paseo fluvial en barco. Buscad cascadas, pozas y playas y piscinas naturales. Os dejo algunos nombres de referencia: Pozo de los Humos (el más concurrido), Pozo Airón, Puente Resbala, embarcadero de Vilvestre y playa del Rostro. Y no dejéis de mirar al cielo y a los cortados. Estamos en una zona de gran valía ornitológica y no es cuestión de irse de aquí sin ver al menos una especie de este cuarteto de lujo: buitre negro, águila imperial ibérica, cigüeña negra y alimoche común.
Comentarios
Por José Ignacio López Colón,, el 06 julio 2019
Como siempre, Javier, un placer leerte. Magnífico reportaje y textos. Muy ameno e instructivo. Uno no deja de aprender y maravillarse. Gracias!
Por Javier Rico, el 09 julio 2019
A ti, José Ignacio, por tus aportaciones siempre tan valiosas y tu gran conocimiento de campo sobre muchos invertebrados.