Alan quería ser Batman y lo matamos acosándolo por ‘trans’

El personaje de Bat Alan en el libro ‘Bat Alan. Biografía de un asesinato social’, de Ramón Boldú.

En estos momentos convivimos con una ideología y una forma de plantearse y decir las cosas que poco a poco han ido despertando monstruos que creíamos casi desaparecidos. Monstruos que, por su forma de acosar, de imponer su poder, están matando. El libro ‘Bat Alan. Biografía de un asesinato social’, de Ramón Boldú, publicado por Astiberri, lo dice muy clarito: asesinato social. En la Nochebuena de 2015, Alan, un adolescente transgénero de 17 años que vivía en Rubí (Barcelona), no pudo más con el acoso por transfobia que sufría y se quitó la vida. Hoy, Día del Orgullo LGTBIQ+ y con la ‘Ley de derechos LGTBI y Trans’ recién remitida por el Gobierno al Congreso –y que incluye la autodeterminación del sexo–, le recordamos y reivindicamos. A él y a muchos y muchas como él. Basta ya de jugar con la gente.

Sí, estamos hablando de una forma de matar personas por ser como son, personas, que, hartas de vivir acosadas, discriminadas y humilladas, terminan quitándose la vida. Basta ya de alimentar el odio hacia el diferente. No se pone la bandera LGTBIQ+ en el Ayuntamiento de Madrid no porque ya no haga falta; no se pone porque deliberadamente se quiere dejar de apoyar su lucha y visibilidad.

La prensa explicó en su momento que Alan murió “por transexual”. “Nada más alejado y ruin”, como cuenta Lolita Bosch en el prólogo del libro. “Alan murió por ser quien era y su intimidad no es asunto nuestro”.

Bat Alan es una novela gráfica que grita con fuerza las causas de la tragedia que vivió Alan, sin simplificarla a una historia sobre el bullying o el acoso escolar. La vida de Alan estaba compuesta por más elementos que se visibilizan en sus viñetas: su generosidad con los demás, el amor con el que cuidó a todas sus parejas, su pasión por Batman… Pero también sus miedos, sus ansiedades, su dolor… por las humillaciones y el silencio social que le llevaron al suicidio.

Hay que dejar de preguntarles a las víctimas por qué padecen acoso y empezar a preguntar a los acosadores y a quienes los silencian, entre ellos muchas instituciones, qué es lo que les ocurre y por qué no empiezan de una vez a actuar y a frenar en seco ese acoso, esas amenazas.

Al leer Bat Alan. Biografía de un asesinato social, se atraviesa por muchos estados emocionales: por la rabia, por el dolor, pero también por la belleza de una vida inocente que solo buscaba su lugar en el universo, un camino para encontrar sus señas de identidad. Atención, spoiler: con esta novela gráfica se llora.

Hemos hablado con el autor, Ramón Boldú, uno de los pioneros del cómic autobiográfico en España.

¿Cómo llegaste a la historia de Alan? ¿Por qué te planteaste hacer una obra biográfica sobre él?

La historia me llegó a mí. Estaba yo en plena realización de mi segunda entrega de mi tetralogía, Perdidos por el más allá, cuando vinieron a mi casa unos amigos a cenar, Jordi Montoliu y su esposa Merçé. Hablando de todo un poco, durante la cena salió el tema del bullying, y Jordi nos contó que Alan, su sobrino, precisamente hacía unos tres años que se había quitado la vida por culpa del acoso que sufrió. Era un tema que desconocía yo totalmente, nunca había profundizado en él. Y enseguida me percaté de que era algo que debía darse a conocer, y que llegara a todo el mundo, por si pudiera servir de algo. Por lo que dejé a un lado la continuación de la tetralogía para más adelante, para intentar saber más sobre este tema del bullying. Le pedí a Jordi si podría convencer a Xavier Montoliu, su hermano, padre del chico que se suicidó, para poder entrevistarme con la familia y el entorno de su sobrino para saber más sobre este asunto.

En el libro se ve una gran viveza y realidad de la historia y de sus personajes. ¿Cómo fue el proceso de preparar el libro?

Desde mayo de 2019 hasta finales de julio, me dediqué a tener entrevistas con los padres de Alan, protagonista del cómic; con amigas, con sus novias, con las madres de sus novias… Iba yo con una libretita apuntando todo lo que veía importante e interesante para definir el carácter de todos los personajes que iban a aparecer en el cómic. Mientras me contaban, también apuntaba cómo eran, cómo pensaban los entrevistados, no solo lo que me contaban de Alan. Detalles que unos no sabían de los otros, eso era lo más interesante; al final, yo era el que sabía toda la historia, en todas sus versiones. Es decir, que cada uno me explicaba su relación, conversaciones que mantuvieron con Alan, pero no sabían lo que Alan hablaba con otros. Y así fui indagando en la realidad. Lo importante para escribir una historia biográfica es comprenderla totalmente. No es necesario contarlo todo, pero es importante incluso lo que no se cuenta, no porque no se quiera contar, sino porque no cabe todo, pero sí se ha de dar a entender todo.

¿Cómo se llevan unos personajes reales a las viñetas de una novela gráfica? Sobre todo teniendo en cuenta que a lo largo de los años van cambiando, evolucionando, madurando…

A base de fotos. Tomé fotos de Internet, más todas las que me pasó Ester, la madre de Alan, y las de sus novias. También saqué fotos de cuando estaba haciendo las entrevistas, para tener presente cómo eran ahora; estaba en los inicios de escribir el guion mientras realizaba las entrevistas, y no sabía si iba a dibujarlos como eran en el momento actual. De hecho, me fue más difícil en la historia de Alan recoger material pasado y presente, del cambio, que por cierto ha sido muy evidente, sobre todo en Alan, por ser transgénero. Todos los protagonistas eran de ahora, actuales, y no podía inventarme nada, referente a su manera de vestir, imagen…

Durante el proceso tuviste que hablar con gente cercana a Alan, ¿cómo se tomaron la idea de la novela gráfica?, ¿cómo fue hablar con los protagonistas directos que acompañaron a Alan en su vida?

Fue muy emocionante. Vi el cariño que le tenían a Alan, su familia, sus novias, sus amigas… Fue una alegría para ellos poder colaborar explicando sus historias con Alan. Sus padres, su hermano… Me lo explicaban con un nudo en la garganta.

La novela es un claro grito de arrojar luz a la tragedia y a sus causas, de hecho, Didac, una antigua pareja de Alan, te pide en el libro que no simplifiques la historia de Alan solo al ‘bullying’. ¿Qué más elementos has tenido que visibilizar en la novela y que influyeron en el fatal desenlace de la historia de Alan?

Lo que me contaron unos y otros sobre este tema; y su desconocimiento de lo que a Alan (antes Neus) le estaba pasando en el colegio, institutos; mientras vivía, ya que no quería agobiar a nadie con sus problemas, como decía él. En el cómic, todas las personas con las que estuve hablando aparecen con su nombre real, pero con los que no hablé, porque fueron los del bullying o que le hacían acoso, así como directores de los institutos… e incluso los nombres de los institutos, les he cambiado el nombre. Por un lado no se merecen aparecer, pero por otro sí deberían para ser denunciados; pero, la verdad, lo importante son los hechos, ya que dar sus nombres reales me puede aportar querellas. Y ya estoy harto de querellas por culpa de contar mi vida y la de la gente con la que me he cruzado, ya llevo más de 20, a veces incluso me he tenido que pagar abogados para que me sacasen del atolladero. La experiencia me ha aconsejado contar la verdad, pero con otros nombres.

El autor del libro ‘Bat Alan. Biografía de un asesinato social’, Ramón Boldú.

¿Qué te gustaría que aportara el libro?

Me gustaría poder llegar a las escuelas. Este cómic describe también el pasotismo de las escuelas, de las familias desestructuradas de los acosadores… De hecho, los que acosaban a Alan también son víctimas, pero les da por ser archi-villanos, como los de los cómics de Batman. Alan era un fan de Batman.

En un mundo donde todavía hay gente que se suicida por ser diferente, porque se ataca su diversidad, ¿qué parte de culpa tenemos la sociedad?

Bueno, aparte de haber contado esta cruda historia, y saber algo más sobre lo que ocurre y sus consecuencias, no soy un entendido en el tema como sí lo son muchos que llevan años tratando de paliar esta tragedia. Pero creo que falta educación sobre la diversidad, enfocarlo con que todos deberíamos respetar a los que son diferentes a nosotros, y eso se conseguiría evitando el efecto rebaño, es decir que nadie es igual a nadie. Si profundizáramos en nuestro ser, podríamos darnos cuenta de que todos somos diferentes, y esto es una riqueza.

El personaje de Bat Alan en el libro ‘Bat Alan. Biografía de un asesinato social’.

¿Hablamos poco del suicidio en adolescentes? ¿Es necesario hablar más?

Debería darse a conocer; el daño que puede causar nuestra actitud, ya sea excluyendo, aislando o acosando, muchas veces por mera diversión.

Colectivizar el dolor de la pérdida de Alan, ¿ayuda a evitar nuevas tragedias?

Se hicieron muchas manifestaciones en España en apoyo a Alan después de su muerte y denunciando su acoso. Incluso se quería poner una plaza en Madrid con el nombre de Alan Montoliu, aunque sus padres dijeron que mejor pusiesen a la plaza un nombre más genérico en apoyo a todos, y al final la plaza se llama Memoria Trans. Todas las manifestaciones, leyes, enseñanzas, son positivas para llegar a erradicar esta lacra.

¿Qué nos queda por aprender?

Cada vez hay mas gente concienciada, pero falta mucho todavía para que esta lacra desaparezca de nuestra sociedad. Alan era un chico trans, que a pesar del acoso e incomprensión que sufría, se dedicaba a ayudar a los demás, a los que eran diferentes, ya fueran discapacitados intelectuales, personas con autismo… Defendía a todos menos a sí mismo.

¿Qué les decimos a las niñas y niños para aprender a crecer en diversidad? ¿Qué hacemos con esos adultos que todavía hacen la vida imposible a gente como Alan?

Creo que en las escuelas está la clave, en mostrar que ser diferente es lo más normal, y que la diversidad es lo más bonito de nuestra sociedad, donde todos podemos aprender unos de otros en la diferente manera de comprender la vida y relacionarnos en lo que nos rodea.

Volvamos, para terminar, al libro. Como creador, ¿qué has aprendido a la hora de escribir y dibujar?

Es la primera vez que cuento una historia tan actual; normalmente cuento historias que pasaron hace años. Esta es como quien dice de ahora; los personajes que aparecen en el cómic acaban de vivir lo que he contado. Estaba en vilo por saber su reacción cuando se editara la novela gráfica y la leyeran. Si se verían reflejados, si era tal cual lo habían vivido, eso teniendo en cuenta que un guión no es como la vida. Hay que ordenar las historias, limitar los personajes que aparecen, y todos han de tener un lazo en común. La mayoría me han dicho que lo que cuento es tal cual, otros que hay páginas demasiado fuertes, en el sentido de que si dices en un libro, con palabras, “se cayó al vacío”, te lo puedes imaginar, pero si lo ves en una viñeta, es mucho mas fuerte. De eso me he dado cuenta.

¿Qué retos te ha planteado respecto al lenguaje y al dibujo?

Este cómic lo he tratado al estilo manga, o sea viñetas grandes, sin ladillos, todo lo que se cuenta es en imágenes, como en una película. Y eso era en honor a Alan, que era un fan de Batman; quería ser un superhéroe como Batman.

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Comentarios

  • Ximena

    Por Ximena, el 28 junio 2022

    Merçé (forma catalana de Mercedes) se escribe Mercè.

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