Anne Carson entrega su libro más anárquico y perturbador

La escritora Anne Carson.

Diré que estoy muy impresionada con la narrativa de este libro, por la visión de la violencia que ofrece, por la sencillez con que narra los detalles más atroces. Anne Carson nos hace pensar en un sinfín de variables cuando leemos uno de sus libros, pero jamás hubo tantas como en esta, su última obra, ‘H de H Playbook’, ese cuaderno de apuntes que para mí, como lectora entregada al universo Carson, me parece sin duda el más anárquico y perturbador de sus actos como poeta. También el más político y el más firme en su camino hacia la identificación del mundo clásico con esta miscelánea enferma de mezquindad que los poderosos han llamado porvenir.

Siempre digo que enfrentarse a la imaginación de Anne Carson es una batalla que nos hace mejores, que nos procura una conciencia que a menudo  vemos desvanecerse entre el ritmo frenético de los días. Por fortuna Carson desmonta los tiempos verbales para que no perdamos la perspectiva, para que no creamos en el progreso humano de esa forma ciega en que un católico cree en la resurrección.

Carson siempre agita con habilidad la inteligencia del lector. Lo convierte en un gusano peleando por encontrar la luz que lo devuelva a la naturaleza, al frescor del césped recién cortado, al vértigo electrizante que le provoca la cercanía del pájaro. La lucidez, la cordura y la honestidad hay que ganarlas día a día y siempre sin creer que el presente llega con intenciones de ser nuestro benefactor.

Anne Carson nos hace pensar en un sinfín de variables cuando leemos uno de sus libros, pero jamás hubo tantas como en su última obra H de H Playbook, ese cuaderno de apuntes que para mí, como lectora entregada al universo Carson, me parece sin duda el más anárquico y perturbador de sus actos como poeta. También el más político y el más firme en su camino hacia  la identificación del mundo clásico con esta miscelánea enferma de mezquindad que los poderosos han llamado porvenir.

En H de H Playbook (de Heracles, pero también de Herodes y de su longeva personificación en la inagotable matanza de inocentes), Carson añade los versos más perturbadores que yo he podido leer en su ya extensa obra. Versos que tienen carne, pulmones, habilidades para evidenciar lo peor y lo mejor de un ser humano, versos que concretan la indefensión con un sublime e incontestable carisma. Carson da una dimensión a la palabra violencia que no creo que pueda estar nunca más al alcance de otro autor. Carson es la madre que mejor alimenta el legado de los grandes trágicos, la única capaz de hechizarlo hasta contemporizarlo.

H de H Playbook es estéticamente muy fructífero, un avispero de dibujos que escenifican los silencios que articulan el verdadero lenguaje de esta confrontación entre la poeta y la violencia. Esa violencia que viene de lejos y que, sin embargo, mantiene lozana y jugosa el alma, que llega rejuvenecida hasta estos días.

Está claro que Carson es la reina madre de los paralelismos,  quien ahonda en lo clásico para poner de manifiesto que las perversiones humanas son y serán repetidas como malos estribillos. Maneja la modernidad con arrojo como si para conseguirla no contrapusiera su formación académica.

H de H Playbook es un libro sobre la dignidad, un libro que se ríe de la silueta del rasguño, que busca el último resquicio de la carne para dejarlo marcado con sus lúcidas advertencias. Un libro que se convierte en una ruleta rusa que busca el cuerpo y la mirada de quien lee como busca el niño perdido el olor del cuerpo de su madre. H de H Playbook es un libro lleno de terminaciones nerviosas que entran en contacto con la carne de quien lee hasta convertirla en fuego. Un libro que contiene versos llenos de rabia, de dobles intenciones, un libro que golpea con furia la atrocidad de cualquiera de los espejismos que rodea siempre a la violencia de género:

“Venid mis tiernos chivos expiatorios.

Cómo sabéis

Que él es un héroe”.

“¡Y qué gran aclamación prevista solo

para mí, solo por mi apariencia!

Entonces termino mis trabajos, llego a

casa, me miro en el espejo y

el espejo está desierto”. 

“¿Creéis que la psicopatía no tiene

nada que ver con el sistema capitalista?

El capitalismo arroja crueldad como

gasolina la cortacésped”.

Carson hace de lo contemporáneo un bumerán que impacta contra la memoria de lo clásico hasta hacerle vomitar aquellas premisas capaces de remendar los agujeros negros de la sociedad actual. Capaces de lacrar con una prodigiosa inteligencia la latente respiración de la megalomanía que persigue el porvenir del siglo XXI.

Carson plasma la violencia, el abuso, el pragmatismo patriarcal en este libro sin necesidad de usar exigentes prerrogativas. Carson llena de sencillez los detalles más atroces. El miedo está siempre en los detalles más pequeños y esa es la máxima de este cuaderno liberador y libertador. Lo de Carson no es solo ironía, no, es la persecución de la verdad que desmantela el futuro. Carson es la única intelectual capaz de arrebatarle el nombre. Sus libros van más allá de cualquier tiempo verbal, son profecías libres de malas intenciones y de malos entendidos. Son cantos justos y esclarecedores sobre la naturaleza humana y sobre el feroz sentido de la guerra:

“Su hijo es radioactivo y será enterrado en Moscú en un ataúd de cinc sellado bajo losas de cemento. Firme aquí. Me negué, dije, me lo llevo a casa. Contestaron no, los muertos ahora son héroes, no le pertenece”.

“Así que la situación es distinta. Mi hijo no murió. Mi hijo no está enterrado en una bolsa de plástico en Moscú. Mi hijo no me costó 14 días en facturas de hospital. Mi hijo despertó el día posterior de Chernóbil, miró a su alrededor y preguntó quién había cometido tales atrocidades. Y tuve que decirle: fuiste tú”.

Diré que estoy muy impresionada con la narrativa de este libro y por la estela que abre ante el lector, por la visión de la violencia que ofrece, por esa minuciosidad paradójicamente amplificada con que es expuesta. La concreción de este libro es lisérgica y ofrece un viaje exigentísimo a quien escoja sumergirse en él.

Diré que es imposible no enamorarse de esas  perseverantes y profundas advertencias  de las que hablaba un poco más arriba, de las deslumbrantes debilidades humanas que muestra H de H Playbook, de la riquísima dualidad que enmarca esta tragedia tantas veces repetida.

H de H Playbook es sencillamente una obra de arte, un libro que debería entregarle de una vez por todas el Nobel de Literatura, un  libro que certifica que Anne Carson es la mejor poeta y la mejor pensadora del presente siglo. Una poeta que se niega a esconder el germen de sus palabras, que trabaja desde la falibilidad que lleva implícito su poderoso conocimiento, esa voz que entronca con el plural que tanto necesita la voz humana para restañar las atrocidades que zarandean países y continentes enteros:

“Yo vivía en una casa bonita, donde me amaban, pero de alguna manera echaron sal en la leche, derramaron tinta sobre la ropa limpia. Mi delincuencia acabó el día en que me di cuenta de que podía ser mucho más emocionante salvar el mundo que echarlo a perder”. 

Anne Carson está reconstruyendo el mundo libro a libro, ojalá todo el mundo quiera atesorar su incontestable hazaña.

‘H d H Playbook’. Anne Carson. Vaso Roto. Traducción de Jeannette L. Clariond.

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