Arte Ciudadano para mover conciencias, más necesario hoy que nunca
Entre sus muchas búsquedas y ramificaciones, el arte persigue impactar en las conciencias y en la manera de entender y explicar el mundo. Pero hay un arte motor de ciudadanía, de desarrollo de espíritu colectivo y sentimiento de comunidad. Todo un reto, más necesario ahora que nunca, en estos tiempos de urgencias e incertidumbres. Eso es lo que persigue la Fundación Daniel y Nina Carasso con su programa de apoyo al Arte Ciudadano. En ‘El Asombrario’ indagamos hoy en ese arte transformador de la sociedad y nos acercamos a varios proyectos para saber de qué estamos hablando.
Alimentación sostenible, por un lado, y Arte ciudadano, por otro. Son las dos sendas por las que camina la Fundación Daniel y Nina Carasso –una fundación familiar, independiente de cualquier sociedad mercantil, creada en 2010 en Francia en homenaje a Daniel Carasso, creador de Danone, y su esposa Nina (a España llegó en 2014)– en su objetivo de contribuir a construir sociedades mejores, futuros mejores. “Creemos que son dos ejes generadores de igualdad, a nivel planetario y social”, señala Isabelle Le Galo Flores, directora de la fundación para España.
Sobre su apuesta por otra alimentación es posible ya hablamos en El Asombrario a través de los obradores compartidos. Sobre Arte Ciudadano, Isabelle subraya que la fundación busca apoyar proyectos de arte “que generen nuevas narrativas, que despierten conciencias, que sean motor de ciudadanía; proyectos en los que la transversalidad e implicación con la sociedad sean su principal enfoque”. En los últimos cuatro años la fundación ha financiado y acompañado unos 70 proyectos en esta línea en España, con aportaciones que superan el millón de euros anuales. Isabelle resume así la energía, esas nuevas narrativas que quieren contagiar a través del arte: “Buscamos generar relatos de futuro, utopías movilizadoras y no distopías –tan de moda- paralizadoras”.
La fundación, para evitar dar pasos en falso, ha dedicado varios años a estudiar y analizar los ejes que podrían resultar más efectivos en esa línea de movilización y transformación social a través de la alimentación y del arte. Mens sana in corpore sano. Buscaron así palancas de incidencia social que han empezado a dar a conocer en los últimos meses; antes hubo un trabajo pausado de reflexión y, digamos, tanteo del territorio en el que moverse. Carlos Almela, responsable del programa Arte Ciudadano España, nos explica que esas palancas se abordan en torno a varias líneas de trabajo: Arte y escuela, Arte y Ciencia, Mediación y Educación Artística Expandida.
Escuelas públicas y mediadores culturales
Tras esas declaraciones de principios, acerquemos un poco el foco para entenderlo mejor. Entre esas palancas: el proyecto PLANEA, red de arte y escuela pública, entendida esta como un espacio de democracia y ciudadanía, pero en el que en los últimos años en España se han ido arrinconando las artes, la emoción, el pensamiento crítico, la sensibilidad creativa; un proyecto para engrasar las dinámicas de igualdad/arte/naturaleza en el entorno escolar, y que han iniciado en colaboración con las consejerías de Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana; ya llevan cuatro años financiando residencias de artistas en escuelas.
Otra palanca: el apoyo a los mediadores culturales y a la innovación y renovación de sus herramientas y estrategias de cara a una mayor conexión con las comunidades, que sientan los proyectos culturales como algo suyo, en lo que pueden y deben participar, y no de unas élites. Interesante para, una vez más, dar pasos certeros el estudio Foto Fija sobre la situación de la mediación cultural en el Estado español 2018-2019, realizado por Pedagogías Invisibles por encargo de la fundación, y en el que se aborda la precariedad de este sector, al que no se termina de dar el valor que tiene. Y ahí está Concomitentes, programa que promueve encargos artísticos con vocación social. Sören Meschede, coordinador del proyecto, explica: “Nuestro interés no sólo está en la creación de una obra de arte como resultado final, sino también en la mediación, que es la base de todas las concomitancias”.
Una palanca Carasso más: la creación y circulación de recursos educativos que amplifiquen su impacto, lo que llaman “procesos de educación artística expandida”. Así explican en la fundación su programa Allez!: “Ya tomen la forma de maletas pedagógicas, museos y teatros móviles, proyectos de arte postal, aplicaciones y plataformas digitales, kits o juegos, la Fundación viene apostando por colectivos e instituciones que ponen en circulación herramientas que activan procesos artísticos y educativos para todo tipo de usuarios, comunidades y contextos”.
Si nos fijamos, tanto en los obradores compartidos como en el arte ciudadano, podemos hablar de democracia alimentaria, democracia cultural; de soberanía alimentaria, soberanía cultural.
Colectivos en riesgo de desaparición o marginación
Necesitamos concretar más. Para entender el Arte Ciudadano, nada como bajar a proyectos específicos apoyados desde la Fundación Daniel y Nina Carasso. Uno de los más interesantes es el Laboratorio de Antropología Audiovisual Experimental del MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León). Nos lo cuenta, contextualizado, su responsable, Belén Sola, responsable del Departamento de educación y acción cultural (DEAC) del MUSAC: “Desde su creación en 2005, el DEAC ha estado muy interesado en los procesos de creación colaborativos y de larga duración con las comunidades, como fue la revista Hipatia, que publicó durante cuatro años (2008-2011) con mujeres de la cárcel de Mansilla de las Mulas. En 2012, junto con el artista Chus Domínguez, el DEAC comienza un proyecto de creación audiovisual convocando a personas afectadas o interesadas por cuestiones de salud mental o malestar psicosocial; es el germen del grupo aún activo La rara troupe. Con los cuatro años de experiencia previa con este grupo de trabajo y gracias a la Convocatoria de Arte Ciudadano (2015) de la Fundación Daniel y Nina Carasso, Chus Domínguez y el DEAC del MUSAC inauguran el LAAV_, Laboratorio de Antropología Audiovisual Experimental , que propone la creación de grupos de trabajo ciudadanos que tengan entre sus líneas prioritarias la auto-representación e investigación de problemáticas o colectivos en riesgo de desaparición, infra-representación o marginación social”
Hasta hoy, LAAV_ ha desarrollado cuatro proyectos y se han producido dos mediometrajes y un cortometraje: Proyecto Teleclub, un acercamiento a la comarca rural de la Sobarriba y a la desaparición de sus habitantes a la vez que el encuentro y la convivencia con nuevos vecinos. Puta Mina, una aproximación a la desaparición de las cuencas mineras a través de un grupo de mujeres directamente afectadas.
Libertad, que parte del testimonio oral de Josefa Castro García, grabado en 2011 cuando contaba con 90 años, en el que relata su vida marcada por la Guerra Civil y la represión de la posguerra; a partir de esta narración, 17 estudiantes
de los institutos Legio VII (León) y Ramiro II (La Robla), con la misma edad que tenía Josefa Castro durante la Guerra Civil, han desarrollado una propuesta cinematográfica. Y Hostal España, desarrollado con las trabajadoras y las personas mayores que viven durante el invierno en un hostal de la ciudad de León.
¿Cómo sonamos nosotros, cómo suena el mundo?
Los sonidos de la escuela rural surge de la colaboración entre la Fundación Cerezales Antonino y Cinia y el Colegio Rural Agrupado Ribera del Porma. Esta propuesta pretende estimular el aprendizaje y la experimentación sonora a través de la estancia durante tres cursos académicos en el CRA del músico y pedagogo Luis Martínez Campo, en colaboración con la pianista y compositora Hara Alonso y Juventudes Musicales de León. “Partiendo desde una perspectiva local, el proyecto busca experimentar con el sonido desde la vivencia, poniendo énfasis en los procesos de creación colectiva y relacionándolos con las materias troncales a través de tres conceptos clave: el paisaje sonoro, la oralidad y la grabación sonora. Desde de una actitud de escucha y colaboración, el proceso se guía en torno a tres preguntas: ¿Cómo sonamos nosotros? ¿Cómo suena nuestro entorno? ¿Cómo suena el mundo?”.
Un proyecto más de Arte Ciudadano, a cargo de Basurama, un colectivo creado en 2001, dedicado a la investigación, creación y producción cultural y medioambiental centrado en los procesos productivos a partir de la generación de desechos. Su trabajo, RELABS, propone la intervención en patios de colegio de Madrid con los variopintos materiales que se amontonan en los almacenes municipales del Ayuntamiento de Madrid y en los que hay de todo –inventariado e invención de reutilizaciones van incluidos en el proyecto–, desde estatuas a lonas publicitarias, bancos y farolas.
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